El deporte femenino ha registrado un importante crecimiento en España durante los últimos años. No solo por los grandes éxitos internacionales de Mireia Belmonte, Carolina Marín o Ruth Beitia, entre muchas otras, sino que la práctica deportiva a nivel amateur ha arraigado con mucha fuerza entre las mujeres. Es un colectivo cada vez más numeroso y con mayor presencia en todo tipo de pruebas y competiciones, así como en el organigrama de los clubes: desde entrenadoras a directivas.
En cuanto al triatlón, un deporte relativamente nuevo pero por el cual se ha demostrado una fiebre en nuestro país, la participación del género femenino ha evolucionado de forma más pronunciada que en otras disciplinas. La explicación radica en los beneficios que aporta el triatlón (satisfacción personal, motivación, bienestar físico y mental, relacionarse con otra gente, etcétera), pero también en las campañas desarrolladas por diversos organismos para fomentar la práctica deportiva entre las féminas. Es el caso, por ejemplo, de Banco Santander, en cuyo compromiso con el deporte y la mujer ha creado el Triatlón para Nosotras, unas pruebas específicas para la iniciación de las triatletas con menos experiencia.
El deporte más igualitario
Para convencer a Ana Ibáñez de que se lanzase al mundo del triatlón hubo que insistir e insistir. Sin embargo, cuando comenzó a entrenarse en el club Triton del Pardo, todo cambió: “Al principio salía a correr por mi cuenta y no tenía comparativas sobre a qué nivel estaba. Pero cuando empiezas a moverte con gente que va un poco por delante, eso te motiva a seguir. Ver que vas avanzando, que poco a poco vas viendo mejora”. Una constancia que la llevó a convertirse en campeona de España de su grupo de edad en 2014.
Y es que para Ana, de 37 años, el deporte es su “filosofía de vida”, pero también “tiempo de ocio y de satisfacción propia”. Desde su experiencia en el triatlón, describe los cambios que ha ido presenciando: “A nivel popular ha crecido una barbaridad, un montón de gente lo practica. Y es verdad que las mujeres nos lo hemos pensado más, pero sí se nota una mayor presencia con el paso de los años”.
Alicia Sequeira (26 años) es compañera de entrenamientos de Ana. Ella descubrió este deporte gracias a un anuncio del Triatlón de la mujer. Lo probó, le gustó y vio que había nuevas motivaciones para su vida deportiva. Después de dos años entrenando por su cuenta ha decidido meterse en un club para no frenar su progreso. Para Alicia, la diferencia en este deporte entre ambos sexos no existe: “Creo que, a nivel de resultados, cuando el esfuerzo es el mismo, el resultado es el mismo”.
Y es que en el triatlón existe una igualdad a nivel de distancias, premios y reconocimiento entre hombres y mujeres que no se alcanza en otros deportes. De hecho, la Federación Española de Triatlón (FETRI), en consonancia con los Programas de Mujer y Deporte del Consejo Superior de Deportes (CSD), ha creado la Comisión Mujer y Deporte para desarrollar medidas que favorezcan la igualdad entre mujeres y hombres en este deporte y estudiar las necesidades e inquietudes de las mismas para aumentar la participación. De hecho, el CSD ayuda a las Federaciones Deportivas españolas con unas subvenciones que buscan promocionar, facilitar e incrementar la participación femenina en todos los ámbitos del deporte (licencias, formación, alto nivel, cuadros técnicos, dirección, gestión, ayudas sociales, etcétera). La dotación de la convocatoria en 2016 fue de 1.245.000 euros.
Con todo ello se explica que, de 2010 a 2015, el número de triatletas femeninas federadas haya aumentado en más de un 50%, pasando de sumar 2.321 mujeres con licencia federativa en 2010 hasta 5.016 cinco años después.
Esfuerzo, progreso y satisfacción
A Alicia Sequeira, responsable del área de deportes del colegio donde trabaja gracias al triatlón, lo que le gusta de esta disciplina es su carácter individual: “superar tu propio récord sin ningún tipo de presión exterior”. ¿Y qué ha de esperar alguien que se sumerja en el mundo del triatlón? “Ser mucho más fuerte tanto desde fuera como desde dentro y, especialmente, aprender a superar retos psicológicos”, dice Alicia.
En muchas ocasiones, el tema de la edad puede convertirse en una barrera para no atreverse a dar el primer paso necesario. Pero no, todo lo contrario. “En el caso de los años a veces falta un poco de motivación, te cuesta arrancar cada jornada: levantarte, madrugar, sacar un entreno, un día y otro. Pero al final lo haces, te quedas tan bien, tan a gusto, que te anima para el día siguiente repetir”, afirma Ana Ibáñez.
Porque Ana es el fiel reflejo de la constancia, el esfuerzo y el progreso; y de cómo se puede alcanzar una meta —campeona de España— que a priori parecía inverosímil. “Con el trabajo y el esfuerzo que te supone, el ver que alcanzas los objetivos produce que lo valores muchísimo más. Si saliera solo, a lo mejor no le das ese valor, pero cuando llevas mucho tiempo trabajando en ello la satisfacción es muy grande”, concluye.