Alex Dujshebaev (Santander, 1992) abraza su apellido con naturalidad. Por muchos años, su padre, Talant, lo paseó por el mundo y lo hizo grande. Ahora, él, a sus 24 años, hace lo propio en el Mundial de Francia con la selección española (pleno de victorias en el torneo). Con entidad propia y liberado de ese peso que cualquier herencia marca como inevitable. Así lo prueba su buen campeonato y su gol decisivo contra Brasil (28-27) en los octavos de final. Un logro pasado que busca continuación este jueves contra Croacia (20:45 horas, TDP). Pero antes de que eso ocurra, este millenial -quién sabe si de oro en un futuro- atiende a EL ESPAÑOL.
¿Ya recuperado tras ese partido de infarto contra Brasil?
Sí, la verdad es que fue un choque muy tenso y lo pasamos muy mal. Estuvimos luchando desde el primer hasta el último minuto y al final conseguimos estar mejor en los minutos decisivos para ganar. Fue un alivio sacar el choque adelante. Por momentos se nos puso muy difícil y, bueno, lo sacamos adelante. Seguimos creyendo en nosotros como un equipo.
¿Cuántas cosas le pasan por la cabeza en un partido así?
Es difícil de explicar. En cada jugada y en cada momento lo vas sufriendo. Y cada balón es fundamental. Al final, lo que marca la diferencia son los pequeños detalles.
Como marcar el último gol, obra suya.
En esos momentos intentas conseguir una buena situación y ya está. Durante el partido tuvimos muchos tiros claros, pero no conseguimos meterlos todos. Por suerte, en los últimos estuvimos acertados y entraron.
¿Llamó a alguien después?
No dio ni tiempo. Al final, llegas al vestuario, te quitas la tensión, los nervios y te relajas para poder disfrutar del momento.
La lectura positiva es que ya pasaron el partido tonto.
Sí, desde luego, yo creo que nos ha venido bien después del partido contra Eslovenia y nos hemos dado cuenta de que sólo podemos ganar si jugamos al 120%. Pero ahora toca descansar para el próximo partido.
Contra una Croacia renovada.
Sí, hay que jugar bien. Son un equipo que ha cambiado a mucha gente. Croacia ha comenzado un nuevo ciclo olímpico con jugadores muy jóvenes que, de momento, lo están haciendo muy bien.
Es inevitable que la gente que no sigue habitualmente el balonmano haya pensado estos días: ‘¡Vaya, el hijo de Talant es bueno!’.
Las comparaciones siempre están ahí, pero no hay que darle más importancia a eso. Es algo que siempre me ha acompañado y a lo que hay que darle normalidad.
¿Ser ‘hijo de’ implica currárselo un poco más?
Sí, con las comparaciones ocurre. A veces, tienes que trabajar más. Pero en otros momentos, cuando te va bien, te resulta todo más fácil. Todo es consecuencia de ello. Depende del momento, te viene bien o mal. Pero vaya, que yo no me quejo. Estoy orgulloso de ser quien soy.
¿Habló con él tras el partido?
Lo hacemos regularmente. El otro día me felicitó y me deseó suerte en el Mundial.
Un torneo en el que da la sensación de que ha dado un paso adelante.
Sí, estoy muy contento. Intento dar lo máximo. Cuanto más consigo aportar, más cómodo me siento. Estoy contento en estos últimos partidos con lo que he hecho y espero seguir así.
Y con nuevo entrenador. Dicen de Ribera que es muy riguroso. ¿Es así?
Es más táctico que Manolo (Cadenas) y más calmado en ciertos momentos. En los entrenamientos, Manolo era más pasional y Ribera es más táctico y analítico. Yo creo que son dos grandes entrenadores, cada uno con su forma de hacer las cosas. ¿Riguroso? Jordi se suele centrar en los detalles y los aspectos importantes. Hay momentos en que lo agradecemos. Tiene que haber esa rigurosidad táctica dentro del grupo.
Rigurosidad, por otra parte, que les coloca con un pleno de victorias (seis de seis). ¿Ganar el Mundial es posible?
[Risas] Bueno, vamos paso a paso. Ahora nos toca pasar a semifinales. Y si lo hemos ganado todo es porque pensamos en el próximo partido y en el juego colectivo.
Usted no estuvo ni en 2005 ni en 2013, cuando se ganaron los otros dos Mundiales. ¿Cómo los recuerda?
En el primero era muy joven. Me acuerdo de animar un montón. Y del último sí que tengo constancia. Ahora coincido con muchos de los que estuvieron allí y puedo disfrutarlos en mi equipo.
Ellos son de la generación de oro. Balaguer, Goñi, Ángel Fernández, usted… ¿Podemos hablar de que son los millenials de oro?
Ya veremos si somos los millenials de oro. A ver si seguimos la senda…
De una generación de oro que no termina.
Sí, yo creo que podemos tener una cierta constancia. La gente joven está tomando la responsabilidad y esperemos que siga así. Ojalá y no se acabe la generación de oro. No le pongamos fin.
De sus compañeros jóvenes en la selección, a Balaguer le gusta mucho comer calçots. Usted se crió en Ciudad Real. ¡Anda que no le vendrían bien unas gachas para celebrar el Mundial!
[Risas] Se echa en falta esa comida, pero ojalá y nos queden muchos días para probarla porque eso significará que nos quedan muchos días aquí. Eso sí, si ganamos el Mundial lo celebro con unas gachas, unas migas o con lo que sea.
Ya la última. Una curiosidad. Aguinagalde es el que pone la música en la selección, Gurbindo el que cuenta los chistes… ¿Por qué se le identifica a usted?
No sabría decirlo. Prefiero que lo hagan mis compañeros. Pero seguimos manteniendo esas costumbres (como jugar a la pocha), son parte del buen ambiente que tenemos aquí.
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