España aún puede hacer historia. Aunque este sábado cayó ante Irlanda en los "penaltis" de las semifinales del Mundial de hockey hierba femenino, nunca ha conseguido una medalla de bronce en el trofeo intercontinental. Ese es su objetivo a partir de ahora.
El partido de las semifinales fue un partido duro, estratégico, medido al detalle. Las irlandesas, grandes favoritas al título, se adelantaron en el marcador en el primer cuarto gracias a un penalti-córner que anotó Anna O'Flanagan y a las españolas les tocó remar. Lo intentaron por la banda derecha, pero las irlandesas, muy encerradas en su área, no dejaron espacios. De hecho, fueron ellas quien tuvieron las mejores oportunidades durante casi todo el partido con otros cuatro penalti-córner que pudieron dejar sentenciado el encuentro.
Pero las españolas nunca se rindieron. En el segundo cuarto, Beatriz Pérez estuvo a punto de empatar el partido. Su disparo entró dentro de la portería, pero la bola había tocado antes en una jugadora irlandesa y, por lo tanto, no subió al marcador. En el tercer cuarto llegó el empate. Berta Bonastre arrancó desde el costado derecho y cedió la pelota a Alicia Magaz para que marcara el tanto que pusiera las tablas.
En último cuarto el partido se transformó en un correcaminos. Y, otra vez, fueros las irlandesas las que gozaron de un penalti-córner a falta de dos minutos para que acabara el encuentro. Pero España, con nervios, despejó la pelota y encaminó el partido a los "shoot outs" (unos "penaltis" en los que cada jugadora goza de 8 segundos para intentar marcar frente a la portera).
Irlanda marcó el primero. España lo falló. Irlanda erró el segundo disparo y España también. En el tercero, llegó el empate de España gracias a un tanto de Gigi Oliva. En el cuarto, Carlota Petchame estuvo muy cerca de adelantar a España, pero su disparó, en el rechace, se produjo fuera de tiempo. En el quinto "shoot out", Irlanda volvió a poner a España contra las cuerdas con el 2-1. Lola Riera tenía que marcar sí o sí si no quería quedar eliminada. Ante el poderío de la portera irlandesa, Riera se inventó una vaselina que forzó el sexto lanzamiento.
Las irlandesas volvieron a marcar y Oliva fue la encargada de intentar la hazaña, pero, cuando intentaba regatear a la portera, la pelota se le quedó atrás y las irlandesas ya estaban en la final del Mundial.
Pero España aún puede hacer historia. Solo una vez, en el Mundial de 2006, llegó a unas semifinales y quedó cuarta. Este domingo, a las 15.00 horas, frente a Holanda o Australia, podrá conseguir su primer bronce.
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