María Vasco (44 años, España) nació en Viladecans un 26 de diciembre y desde muy pequeña mostró pasión por el deporte. Especialmente por el atletismo en el que años después consiguió hacer historia, firmando numerosos récords nacionales y también convirtiéndose en la primera mujer en lograr una medalla olímpica para España en esta disciplina.
El 28 de septiembre del año 2000 no quedará nunca en el olvido para el deporte español y también para una María Vasco que consiguió colgarse al cuello la persea de bronce. Cruzó la meta en tercera posición durante la prueba de 20 km marcha de los Juegos Olímpicos de Sídney y pasó a ser así una de las leyendas nacionales.
Este bronce puede ser el más especial, pero la ya exatleta también ganó un bronce en el Campeonato del Mundo del 2007, en la Copa del Mundo de marcha atlética de 2004 y una plata en los Juegos del Mediterráneo en 2005. A estos logros se unen sus récords de España en 5, 10 y 20 km en ruta y de 3.000, 5.000 y 10.000 metros en pista cubierta -además de otros en categorías inferiores-. De estos aún conserva los cuatro primeros. Leyenda.
EL ESPAÑOL ha podido hablar con María Vasco, quien después de su retirada continúa muy ligada al mundo del deporte a través de la profesión de personal trainer. Una mujer que rompió barreras en el atletismo español y que es una de las leyendas deportivas en nuestro país.
Se acerca el 8-M, ¿qué significa para ti este día de la mujer?
Bueno, pues para mí, creo que como para todas las mujeres, nos sentimos como protagonistas este día. Como que hay que decir 'aquí estamos, aquí estamos siempre' y lo trabajamos, siempre. Eso es así.
En el mundo del atletismo, ¿queda mucho por hacer en temas de igualdad?
En el mundo del atletismo, bueno que es lo que yo conozco, en otros deportes lo desconozco, no es que esté igualitario del todo, pero yo considero que está bastante equiparado, la verdad.
Dentro del atletismo, tú eres una figura importante para el deporte español. Una pionera. Primera mujer en conseguir una medalla en los JJOO para España en esta disciplina. ¿Cómo te llega esto?
Cuando me llegó... imagina con 22, 23 años, yo creo que no estaba ni segura que era la primera mujer en atletismo que conseguía una medalla, que estaba haciendo historia. Sí, sí, de verdad. Como que me vino hasta grande y luego tantos años sin tener otra medallista. No ha habido otra medalla olímpica en atletismo hasta Río con Ruth Beitia. Han sido 16 años siendo la única.
¿Qué recuerdas de aquel 28 de septiembre del 2000 en el que ganaste el bronce en Sídney?
La prueba fue la verdad que realmente extraña. Era una prueba muy dura, en la que fueron descalificando a mucha gente y luego mucha gente se fue retirando por el clima que teníamos tan duro. Yo me limité a salir al ritmo que yo creía que podía y que estaba, igualé prácticamente la marca que tenía. Fui adelantando gente y llegó el momento en el que me dijeron que iba tercera.
Yo me veía cuarta. Hasta que llega el juez árbitro de la tarjeta roja con el tiempo, pero desde un cámara de televisión hasta gente que estaba viendo la prueba me decían 'María, que vas tercera' y yo me veía cuarta y me decía 'pero si vas cuarta' -risas-. Cuando ya voy a entrar al estadio, vi que la italiana estaba fuera de la carrera y fue como ya 'sí, soy bronce'.
También es especial ese bronce en el campeonato del mundo en 2007, ¿piensas que podrías haber conseguido más metales de no haber sido porque varias de tus rivales se dopaban?
Soy la chica bronce -risas-. Yo ese es uno que tengo muy grabado, que siempre que lo hablo con amigas y tal, lo recuerdo, porque ese bronce yo pienso que soy oro. Las rusas quedaron por delante de mí, las dos han dado positivo en otras carreras y bueno creo que ahí soy oro realmente. En Pekín veo escapar otra vez el hacer historia y veo escapar realmente una medalla olímpica. Yo soy quinta y hasta el kilómetro 18 y medio estaba entre plata y bronce.
En el último entrenamiento fuerte me lesioné, me hice una distensión en el isquio y realmente los médicos no sabían si podía competir. Yo salí a fuego, porque estaba para ganar la plata, el oro era lógicamente para la rusa, y me acuerdo que mi entrenador me decía 'María, tú estás para la plata'. Cuando llegué al kilómetro 18 y medio me sentía como Rambo. La verdad es que no sentía nada de las piernas porque como me pincharon para no sentir dolor. Pero ahí me adelantó la italiana, me adelantó la china que yo pensé '¿de dónde ha salido esta?'. Ahí vi perder otra medalla.
¿En alguna ocasión te tentaron con sustancias dopantes?
Sí, sí pero ante esto siempre lo tuve muy claro que iba a llegar hasta donde mi cuerpo daba. Siempre he pensado en mi salud, en ese momento te pueden dar medallas, más dinero. Pero siempre he pensado en mi salud, me gustaría morirme de muy viejecita y metiéndote mierda, pues no sé... al final creo que se paga.
Esas trampas de los rivales no impidieron que estuvieses presente en cinco JJOO, ocho Mundiales, Europeos… ¿cómo conseguiste estar durante tantos años a ese nivel de élite?
Al final cinco Juegos son 20 años y ese tiempo nunca dejé de estar en ningún campeonato. Nunca me he quedado fuera por una lesión... Casi que fue en los últimos Juegos donde estuve un poco más al borde, pero porque querían llevar a otra persona antes que a mí, me hicieron jugar al final... Bueno, cosas de las Federaciones.
Pero he sido una mujer que desde el minuto uno, desde que decidí con 10 años hacer marcha atlética tuve claro que si valía no quería perder el tiempo. Vengo de una familia muy humilde y yo tenía que dar el callo, no podía estar perdiendo el tiempo. Si no valía para esto, pues a otra cosa mariposa. Pero siempre digo que mi 'mami' me trajo a este mundo para hacer marcha porque no me enseñaron a hacer marcha. Yo lo vi por la televisión y les decía a mis padres '¡mirad cómo lo hago!' y hasta ahora.
Y también muchos récords de España en tus manos. ¿Qué sensación te produce esto en la actualidad?
Es brutal, la verdad. Decir 'han pasado tantos años', yo que entreno a niñas veo la diferencia de niveles. De como yo con 13 años competía, yo tengo aún récords de cuando tenía esa edad. Es alucinante. Yo veo las puntuaciones cuando voy a las competiciones y veo 'María Vasco, tal marca', es muy fuerte. Está claro que los récords están para batirlos, pero cuando hay muchos que no se consiguen batir es por algún motivo.
También es verdad que noto mucho el cambio en las generaciones. Las generaciones nuestras a las de ahora. Yo lo veo todo muy diferente. Antes nos implicábamos mucho más, no teníamos todo tan fácil. No tengo hijos, pero entreno a muchos niños y lo ves. Ahora si a tu hijo no le compras tal cosa va a parecer el marginado, solo hay que ver que móviles tienen. Yo competía con zapatillas que me daban, usadas. Mis padres no podían. No me avergüenzo, antes era así y había familias que íbamos más apurados. Había cosas que no estaban al alcance de mi familia. ¿Si por eso me esforzaba más? Pues no lo sé. Ahora lo tienen todo al alcance.
Si pudieses destacar uno de tus logros, ¿con cuál te quedarías? ¿Algún récord, el bronce olímpico…?
Para mí es especial el bronce de Osaka. El año anterior mi padre fallece y yo pues tuve un mes que tiré la toalla. En el momento que más apoyo necesitaba, noté que me dieron la espalda. La Federación... todo el mundo. Yo fui al campeonato de Europa ese año en el 2006, quedo la 15. Yo había pasado meses entrenando mientras al mismo tiempo dormía en un hospital cuidando a mi padre.
Llegué al Europeo queriéndome comer el mundo y lo único que estaba era destrozada. Mucho desgaste. Llego a meta y lo único que recibo son críticas. Que lo que estoy es para dejarlo, que me retire... Yo me voy de vacaciones y pienso 'bueno, ya está, lo voy a dejar'. Pero levanto cabeza, dejar el mundo del deporte, de la marcha, como quien dice por la puerta de atrás, como si nunca hubiese hecho nada, pues pensé que mi padre no se sentiría orgulloso de mí. Así que pensé en ir al Mundial y dedicárselo a él. Me levanté cada día pensando en el Mundial. Y mira que Osaka es una de las pruebas más duras que hemos disputado. Pero conseguí el metal.
De tener la oportunidad de cambiar algo de tu carrera, ¿lo harías?
Con todo he aprendido, de lo bueno y de lo malo. De todo me he llevado lecciones. Cuando lo he hecho mal es cuando más he aprendido. Quizás... lo único es que no me hubiese afectado tanto lo personal. Si tenía un problema en casa a mí me afecta mucho a la hora de competir. Era un tema con el que luchaba mucho con mi entrenador, con los psicólogos y demás, que a la hora de competir tenía que dejar cosas de lado y soy una persona muy de corazón. No sé separar. Eso me hubiera gustado aprenderlo.
Volviendo al inicio, ¿cómo comenzaste en el mundo del atletismo?
Yo era una niña que solo hacía el deporte que le daban en la EGB, la Educación Física. Yo no estaba apuntada a alguna extraescolar como es natación, pero yo no hacía ninguna clase de otro deporte. Pero en agosto, estoy viendo Barrio Sésamo y cambio de canal, y estaban dando una prueba de marcha. La chica que ganaba era mi vecina. Y yo dije 'ostras, quiero hacer esto'. Mi padre habló con su padre y así me inicié.
Estuve un año, año y pico con él hasta que me echó él, porque yo no hacía mucho caso. Éramos niñas de 10, 11 años, las niñas querían jugar y yo quería entrenar. Así que me cambié de entrenador y con 13 años ya empecé a ganar cosas.
¿Hubo muchas piedras en el camino?
Sí. Ha habido de todo. Muchos momentos de tirar la toalla, de decir que esto no merece la pena. Pero siempre ha prevalecido que siempre tenía en mente ser la mejor, aunque sabía que era muy difícil y que sabes que tal vez no sería posible, sobre todo en este mundo que hay tanto dopaje y demás.
A los 38 años decidiste poner el broche final a tu carrera, ¿qué te llevó a tomar la decisión?
Siempre tuve claro que me quería retirar yo, por mi propia cuenta, no por una lesión o porque alguien lo dijese. He podido cumplir eso, yo me retiré porque ya no me ilusionaba. Porque creía que era una etapa en mi vida que ya había caducado. Siempre he sabido que la vida deportiva tiene una fecha de caducidad, en el caso de la mujer llega antes, pero lo decidí yo y no una lesión. Así que he podido cumplir un sueño que era retirarme cuando yo quería.
Me muevo por pasión, siempre lo digo, ya sea por un hombre o lo que sea -risas-. Ya no me hacía sonreír, no me ilusionaba. Sabía que podía clasificarme para otro campeonato del mundo o para otros Juegos Olímpicos. La madurez es un grado, pero no es lo mismo que una niña de 20 años. Ya no me motivaba y dije 'hasta aquí'. Ya sonreía pensando en otras cosas. Como me gusta tanto la moda y la belleza pues sonreía más pensando en eso que no en ahora tengo que ir a entrenar, ahora me tengo que preparar esta prueba...
María Vasco en la actualidad, ¿qué hace y qué proyectos tiene?
María Vasco en la actualidad es entrenadora personal. Cuando me retiré pensé en qué me gustaría hacer. Y, precisamente, el ser entrenadora no estaba de lo primero. Yo quería, necesitaba, dejar a un lado el mundo del deporte. Quería dedicarme al mundo de la moda, de la belleza... Pero, al final, después de picar en muchas puertas te das cuenta que estás encasillada.
Empecé a escribir en alguna revista y tal, pero siempre de deporte. Saqué mi propia línea deportiva de ropa, he hecho algún pinito en el mundo del maquillaje y demás, pero al final te das cuenta que de lo que sabes realmente y que te lo ha dado todo es el deporte. Me gusta mucho la motivación, dar charlas tipo coaching y me puse como entrenadora a nivel autónoma. También voy a algún sitio que otro.
Soy una persona que trabaja en Barcelona y vive en Menorca. La verdad es que me gusta mucho el contacto con las personas, el hablar y sobre todo el motivar, aun sabiendo que a veces es difícil lo que te puedas encontrar. Pero como he pasado por entrenadores que muchos me han motivado y otros me han desmotivado por la forma de hablar, pues yo sé lo que a la gente le puede ir mejor. A eso es a lo que se dedica María.
¿Qué les dirías a todas esas jóvenes atletas que sueñan con ganar una medalla olímpica como tú?
Lo primero que les digo siempre es que hay que ir paso a paso y que hay que hacer lo que realmente uno quiere y disfrutar cada momento. Llegar a unos Juegos Olímpicos es difícil. Hay que vivir el momento, pero ante todo tienen que tener claro que les gusta lo que están haciendo. Hay veces que los padres están por medio y parece que es como la profesión frustrada de los padres, que se ve mucho. Pero que sobre todo hagan esto y que adquieran los valores del deporte que te van a servir para el resto de tu vida. Viajas, tienes compañerismo, constancia, sacrificio... hay muchísimos valores que te da el deporte y que aunque no quiere decir que te lleven a un campeonato, te van a ayudar. Que lo que hagas, lo hagas al cien por cien y siempre con una gran sonrisa que seguro te lleva más lejos.
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