Virginia Ruano Pascual (46 años, España) vino al mundo en Madrid un 21 de septiembre. Desde niña se sintió muy arraigada al deporte, tanto es así que practicó atletismo, judo o incluso balonmano. Pero fue el tenis el que se convirtió en su primer amor.
Más conocida como Vivi Ruano, la madrileña tiene un palmarés envidiable. Un Abierto de Australia, seis Roland Garros y tres US Open son solo algunos de los títulos que ganó durante su carrera, así como el WTA Tour Championships -ahora WTA Finals- de 2003.
Vivi se mantuvo dos años ininterrumpidos en lo más alto de la clasificación de dobles femenino, aunque si hay algo que recuerda con cariño y que no cambiaría por ningún otro logro deportivo son sus dos medallas de plata en los Juegos Olímpicos -Atenas 2004 y Pekín 2008-.
EL ESPAÑOL ha podido hablar con Vivi Ruano, quien en la actual está a la cabeza del Challenger de El Espinar. Un proyecto ambicioso del que esperan que pueda salir el nuevo Rafa Nadal o la nueva Arantxa Sánchez Vicario.
Deporte y mujer. ¿Qué significa el 8-M para ti?
Es una forma de vida la mujer y el deporte. Ha habido muchos años en los que el deporte ha sido cosa de hombres, pero esto va cambiando, aunque claro que se puede hacer más. Ahora las mujeres introducen el deporte en su vida cotidiana, empieza a ser una forma de vida.
En los últimos años, las mujeres han ido reivindicando su figura en las diferentes esferas, también en el deporte. ¿Qué deportistas han hecho más en el camino a la igualdad?
Hay muchas, es imposible citar… Tal vez Blanca Fernández Ochoa en el esquí, por lo que hizo ya en aquellos años. A nivel internacional también Nadia Comaneci. Mujeres que fueron precoces en su deporte y que luego han inspirado al resto de mujeres. Para mí, en el tenis español pues Lilí Álvarez, Arantxa Sánchez Vicario o Conchita Martínez. En el tenis, la verdad, es que somos unas privilegiadas en ese sentido, pero es qué en el resto… Sobre todo mirando a deportes más minoritarios, cuáles son sus condiciones…
¿Cómo comienza Vivi Ruano en el tenis?
Hice mucho deporte desde pequeña. Empecé con la gimnasia deportiva en el INEF, pero mis padres me tenían que llevar, había distancia… Y aquí cerca de donde vivo había un centro de tenis donde jugaba mi hermano. Ahí empecé a entrenar y me empezó a gustar este deporte. Pero también he practicado judo, balonmano… Me gustaba mucho practicar deporte.
En España, tú eres toda una figura en el mundo del tenis. Pero también estas considerada como una de las mejores jugadoras de dobles de toda la historia a nivel mundial, ¿cómo te llega todo esto?
A mí me llega de una manera diferente ahora. Cuando estás compitiendo como que no te das cuenta que realmente hay chicas que se fijan en ti, que has abierto un poco el camino, que ven posible llegar, eso es lo que realmente da satisfacción echando la vista atrás. Que se pregunten si ella ha llegado, por qué yo no. Eso es lo que me preguntaba yo al principio.
Más de dos años seguidos siendo la número 1 en dobles, ¿cómo se consigue mantener ese nivel durante tanto tiempo?
Mucho sacrificio, mucha ilusión. Yo creo que es lo de antes, cuando estás en la rueda no te das cuenta. Es todo a base de ilusión, sacrificio y también mucho amor por lo que estás haciendo.
10 Grand Slams en tu palmarés, ¿cuál recuerdas con más cariño?
Es complicado quedarme solo con uno -risas-. El primero es el primero, pero por así decirlo el primero fue un mixto -en Roland Garros 2001 junto a Tomás Carbonell-. Especial... el de 2008 tal vez. En marzo muere mi padre y en Roland Garros ese año comenzamos perdiendo, remontamos y acabamos ganando el partido -junto a Anabel Medina-.
También está la 'espinita' de Wimbledon, ¿por qué se te resistió la hierba del All England Club?
Buf, la 'espinita... -risas-. Llegamos a tres finales. La primera jugamos contra las Williams y nos ganaron. El año siguiente, en 2003, volvemos a llegar a la final, esta vez contra Kim Clijsters y Ai Sugiyama, pero también nos ganaron. La tercera contra las chinas fue la vez que estuvimos más cerca. Pero el tenis es muy largo y se torció.
Precisamente en Wimbledon ganaste a la mítica Martina Hingis, ¿cómo viviste ese momento?
Momento brutal. Llegué en un momento de cambio de entrenador y justo me toca Martina. Todavía recuerdo que lo jugué impecable y que Martina no estaba en su mejor momento. Todo se dio, que tú estés en tu mejor día y que el rival no lo esté. Es pura satisfacción, tengo las fotos por ahí y todo lo que se vino después de eso. El lío que se montó. Al día siguiente toda la prensa en Londres salía con mi cara. ¡Vaya lío monté!
Con Paola Suárez formaste un tándem perfecto, ¿cuál es vuestra relación?
Entonces éramos como un matrimonio, 24 horas juntas. También vivimos momentos difíciles por tanta convivencia. Pero cuando entrábamos a la pista éramos solo ella y yo, no había nadie más. Por eso era especial, porque no había nada más. Era nuestra burbuja. Sufrimos mucho, pero vivimos tantas alegrías que mereció la pena ese matrimonio -risas-.
En 2010 decidiste dejar el tenis, ¿qué te llevó a tomar esa decisión? ¿Era el momento correcto?
Yo siempre tenía en la cabeza que si me retiraba no quería volver, que había jugadores que se habían arrepentido y habían vuelto. Yo quería estar bien y disfrutar todo esto al máximo. Hubo uno momento que mi ranking de singles fue cayendo y no podía entrar en los grandes torneos. Se puede decir que fue el ranking el que me retira. No quería jugar mis últimos años solo torneos pequeños. Jugaba dobles, pero jugar solo dobles me parecía hasta aburrido. Recuerdo que en Miami, justo ahora en marzo, me levanté un día y dije 'no puedo más', tenía una hernia cervical. Luego jugué por última vez en el Mutua Madrid Open.
Antes de retirarte, conseguiste dos platas en los Juegos Olímpicos. ¿Qué supuso para ti ganarlas representando a España?
Si alguien me dijese que si cambiaría algo, cambiaría todo menos las medallas. Creo que son lo más importante. Los Juegos Olímpicos son cada cuatro años, nunca sabes si vas a poder llegar a los siguientes. La primera plata fue muy amarga porque optábamos al oro. Pero la última fue como un oro. Había sido un año nuevo, diferente y perdimos contra las Williams, fue un oro.
Con la sombra del coronavirus, ¿cómo crees que transcurrirán los próximos JJOO de Tokio?
Es un tema complicado. Se empiezan a cancelar cosas importantes a nivel mundial. Unos Juegos Olímpicos es bestial por la gente que congregan. Muchísima gente. Yo creo que retrasarán esa decisión lo máximo que puedan. Son muchos preparativos, los preparativos de todo un país. No es lo mismo que un Roland Garros que si no se juega un año, al siguiente vuelve a disputarse. Los Juegos son cada cuatro años, se cambiaría el ciclo olímpico.
En otro orden de cosas y en lo referente al tenis femenino. Es un deporte en el que en grandes torneos ya hay igualdad en cuanto a premios, pero ¿qué queda aún por hacer?
Yo creo que a nivel mediático mucho, queda tanto por hacer, parece mentira. No quiero usar palabras inadecuadas, al final hasta que no cambie la mentalidad del mundo, del hombre, del ser humano, las mujeres estaremos a años luz.
En una ocasión comentaste que las Williams habían hecho daño al tenis, ¿sigues opinando lo mismo?
Eso fue por lo menos hace diez años -risas-. Yo creo que con las Williams hubo un antes y un después. Ellas revolucionaron un poco el tenis: potencia, físico... Fue una revolución su llegada, pero también en cuanto al marketing. Parecía entonces otra cosa que no era deporte. Ahora ha evolucionado todo. Nos fuimos a un extremo y ahora se compagina todo bastante bien. Las tenistas han conseguido buscar su hueco muy profesionalmente.
¿Y qué opinas del fenómeno de Coco Gauff?
Es una bestialidad. Decíamos de Hingis, pero esta niña... ¡Por favor! La precocidad es increíble, pero lo importante es que la lleven muy bien y que sepa llevar la fama. Hay que saber tener los pies en el suelo. Bueno, el resto de esto es Rafa Nadal.
En España, ¿crees que viene una generación fuerte de tenistas femeninas?
Nos falta esa estrella. Se trabaja para ello y por eso apuesto por un ITF de chicas. Hacer algo en Madrid... Donde va a salir esa estrella es de la base, nos haría mucha falta. Garbiñe -Muguruza- ha tirado de esa hornada. Carla Suárez también. Pero nos falta algo más consistente como fueron en su momento Arantxa o Conchita. Alguien con carisma, cercano.
¿Qué les dirías a esas jóvenes promesas?
Yo… pues que lo disfruten, que el tenis es duro, pero que si les gusta que luchen por su sueño, que no tiren la toalla, que luchen, que se puede llegar.
Antes de terminar, háblame del Challenger de El Espinar
Son diez años en El Espinar. Conseguí el ITF femenino que era muy importante para mí. Yo creo que hemos pasado tiempos muy difíciles, pero ese torneo sigue ahí, yo creo que han salido muchos chicos muy buenos y siguen saliendo, eso es lo que más me motiva de seguir al frente de un proyecto tan complicado y que sea un referente.
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