Pedigrí no le falta a ninguno de los dos candidatos a la Federación Española de Rugby (FER) para intentar que en 2023 España vuelva a participar en una Copa del Mundo. Alfonso Feijoo (Donostia, 1953) aspira a ser reelegido y Juan Carlos Martín (Valladolid, 1968) quiere sucederle.
Al oírles hablar sobre rugby se parecen más de lo que dialécticamente demuestran en sus apariciones públicas. Ambos aman el deporte hacia el que han encauzado también a sus hijos e hijas. Feijoo lo ha sido todo: jugador, seleccionador nacional y presidente. Martín, también conocido como Hansen, no le va a la zaga: once años como jugador de División de Honor en El Salvador, entrenador y presidente de su club.
La edad es una de las cosas que les separan. De hecho, Feijoo fue entrenador de Hansen en la selección universitaria durante un campeonato del mundo disputado en Italia. Ahora compiten por la misma silla. Y lo hacen cuando el rugby nacional atraviesa una época en la que hay diez comunidades autónomas que no llegan o superan por muy poco las mil licencias. "No es que haya un riesgo de fractura, es que es un hecho. Ya existe", se apresura a decir Martin.
La clave que aporta el vallisoletano para evitar estos agujeros negros pasa porque las comunidades "con menos masa crítica" puedan sacar provecho de la "potencia" del rugby en España. "Los primeros en beneficiarse serán los que peor están", explica. En su opinión, todo gira en torno a la visibilidad. "Se trata de hacerles ver que no están solos", enfatiza, y de "mentalizarles de que si, por ejemplo, tienes rugby en televisión, los niños se van a apuntar".
La economía del rugby
Feijoo, sin acento como a él le gusta escribir su apellido aunque también ansía una mayoría absoluta como el político gallego, reconoce la existencia de esa desigualdad territorial en la implantación del rugby. Lo achaca a que en un principio se jugaba en ciudades donde había universidades importantes como Madrid, Barcelona o Valladolid. Ello, unido a que algunos jugadores quisieron formar su propio equipo al volver a su ciudad de origen, fueron las razones de ese desarrollo dispar.
"Es verdad que el rugby todavía es algo desconocido en muchos pueblos y capitales de provincia pequeñas que, unido al hecho de que es un deporte amateur, dificulta mucho su expansión", precisa. Pero en su programa electoral tiene un plan. Si en su anterior etapa presidencial impulsó una campaña para que no hubiera ningún pueblo de más de 50.000 habitantes "sin balón de rugby" espera bajar el listón a los pueblos de 25.000 habitantes si es reelegido.
El tema del dinero es recurrente para justificar la ralentización en publicitar el rugby como es debido. El actual presidente aclara que todas las subvenciones que reciben de los distintos estamentos nacionales o internacionales "tienen que ir a la alta competición" y que su labor en los colegios se limita a fomentar el conocimiento del rugby, gracias también a la ayuda de los patrocinadores.
La idea es impulsar este deporte y darlo a conocer a través de los profesores de educación física de los distintos centros educativos. "Si formamos a veinte profesores que les guste el rugby van a hacer que crezca exponencialmente más que si lo hacemos con veinte alumnos", subraya Feijoo. "Al final –añade-, lo importe es que aumente la demanda de rugby en los medios audiovisuales para que se visualice y la sociedad lo conozca".
Hansen tiene muy claro que para que el rugby crezca es necesario dejar de hablar de “acciones aisladas” e ir hacia un "plan estratégico" con el objetivo de que "las cosas cuadren un poco". Habla de la puesta en marcha de una dirección deportiva única "para poner el foco en los chavales" y de implementar un plan orientado hacia los entrenadores para favorecer el desarrollo del rugby.
La idea de expansión es sencilla y a la vez compleja. "Si la marca España de rugby es más fuerte y la televisión es más fuerte, la Federación siempre tendrá mayor capacidad de negociación para apoyar a las territoriales más desfavorecidas", advierte Hansen. En su programa incluye también la creación de una oficina de apoyo a los clubes que sería una especie de consultoría para orientarles sobre cómo organizarse o sobre cuestiones relacionadas con el régimen fiscal o las subvenciones que les pueden aplicar.
"Son temas comunes a todos pero muy beneficiosas para un club pequeñito con cien fichas que tiene a dos tíos entregados pero que dan abasto". Una cuestión que rara vez aparece en el debate entre los candidatos es el problema económico que plantea a los clubes de la península jugar contra equipos de Baleares o Canarias.
En este punto Hansen es tajante: "La única forma es buscar fórmulas de compensación como ocurre con otros deportes". En su opinión, y dadas las condiciones geográficas y climatológicas del archipiélago canario, existe el potencial suficiente para organizar otro tipo de eventos como el rugby touch "que seguro lo hacen muy bien". A la espera de buscar las compensaciones que dejen de echar para atrás a los clubes de la península por el roto presupuestario que supone este tipo de viajes, su apuesta pasa porque los jugadores con posibilidades puedan desarrollar su potencial con estancias en centros de alto rendimiento como ya hay en algunas ciudades.
Sobre esta misma cuestión Feijoo recuerda que en Baleares ya existe una academia de rugby en coordinación con la FER. Lo del problema económico es más costoso de resolver, habida cuenta de que "en muchos casos los clubes se gastan en sus desplazamientos por la península más del 60 por ciento de sus presupuestos por lo que viajar a Canarias sería hoy en día algo inasumible".
El actual presidente cita como ejemplo de buena voluntad el acuerdo de solidaridad que hay entre los clubes en una competición interterritorial donde participa Baleares para ayudarles en sus desplazamientos. Aun así, la ayuda es insuficiente "pero es que tenemos unos presupuestos pequeños y los fondos que nos vienen son para la alta competición y, además, los tenemos que justificar".
Ambos candidatos coinciden en algunos puntos, aunque siempre con matices. Por ejemplo, los dos son partidarios de que la selección rote y de que no sólo dispute sus partidos en Madrid. Hansen entiende que lo "fundamental" es que haya un entorno serio y profesional. "No podemos jugar en cualquier sitio, sino hacerlo en un lugar donde la selección tenga el mayor apoyo posible", apunta.
Se trata, en definitiva, de buscar una alternativa con la que el jugador se sienta "arropado", exista una infraestructura de seguridad "acorde al evento" y pueda tener una “amplia” repercusión mediática. Feijoo aboga también por la deslocalización de los partidos internacionales, pero se pregunta "¿quién paga luego todo eso?". Todo viene porque cuando juegan un partido en el campo de la Ciudad Universitaria no pagan alquiler gracias al convenio que tienen con la Universidad Complutense.
"Cualquier oferta que cubra todos los gastos siempre será atendida porque mi compromiso es difundir el rugby en todos los sitios de España", espeta.
El programa de Hasen
A modo de resumen Hasen basa su programa en dos ejes. El primero es el estilo. "La realidad es que existe un desacuerdo clubes-Federación porque hay un montón de ingresos en la Federación que dependen solo de los clubes y por eso digo que el estilo es ir con los clubes y no a costa de los clubes". Esa ausencia de estilo está relacionada con que la selección esté expedientada "muchas veces por cometer irregularidades" y que España haya quedado fuera del mundial y de las olimpiadas.
El segundo, su lema de campaña, valor de rugby. "Estamos muy lejos de ser un deporte importante y de estar en el lugar que le corresponde. El que se conforme que vote a Feijoo porque él no va a cuestionar nada y el que piense que hay una oportunidad para crecer debe votar al equipo profesional de valor de rugby", finaliza Hansen.
El presidente en funciones apuesta por recuperar la visibilidad del rugby en las televisiones y medios audiovisuales "algo que varios clubes se cargaron porque se dedicaron a denunciar a la empresa que ponía dinero para que se televisaran los partidos". No obstante, anuncia que tiene un acuerdo "aún no firmado" con un grupo audiovisual "que si sale será un éxito".
Sus otros objetivos pasan por mantener el control económico y presupuestario "sin temor a que nadie venga a hacer una auditoría" y a seguir con el desarrollo de todos los equipos masculinos y femeninos de rugby XV o seven, tanto seniors como de categorías inferiores porque "estamos en el mejor momento del rugby español, y no es que lo diga yo, sino que son valoraciones objetivas que hace World Rugby que no se moja por nadie", añade.
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