Rikako Ikee, la promesa de la natación japonesa que sueña con Tokio 2021 tras superar una leucemia
La nadadora ha estado recuperándose durante más de un año y medio y este mes de agosto volverá a ver la luz de la competición tras su sufrimiento.
14 agosto, 2020 01:10Noticias relacionadas
Rikako Ikee es una nadadora japonesa de 20 años muy conocida en su país. A pesar de su corta edad, está considera toda una estrella debido a la gran progresión que ha tenido desde las categorías inferiores de la natación nipona. Ostenta una gran cantidad de récords en categoría junior y ya es considerada como la gran aparición del deporte japonés de los últimos años tras su exhibición en los Juegos Asiáticos de Yakarta de 2018 donde ganó seis medallas.
Sin embargo, Rikako no ha podido ser protagonista en los últimos meses por sus hazañas dentro del agua, si no por un tema bastante distinto, por una desgracia que ha puesto su carrera en jaque. En febrero del año pasado, la nueva promesa de la natación japonesa recibía la peor noticia de su corta, pero intensa vida: padecía leucemia. En ese momento, todo su mundo, su carrera, sus sueños, sus aspiraciones y todo por lo que había peleado y soñado durante tanto tiempo se venían abajo. Entre todos esos deseos que se rompían en mil pedazos se encontraban los Juegos Olímpicos de su país, a los que iba a acudir en plenitud.
Pero Rikako Ikee decidió no rendirse, no venirse abajo e intentó reponerse en cuanto pudo para convertirse en un ejemplo de superación y de esperanza para todos. Quizás no vuelva nunca a unos Juegos Olímpicos, o quizás sí, pero el mensaje que la nadadora quiere transmitir es que nunca se puede dejar de intentar aquello que uno quiere y aquello que uno desea con tanta fuerza. Por ello, tras mucho tiempo apartada de la natación y de las pruebas, Ikee está de enhorabuena, ya que no solo puede decir victoriosa que ha superado la leucemia, si no que este mes de agosto volverá a saborear la preciada y anhelada sensación de la competición.
Un sufrimiento atroz
Febrero del año 2019 está marcado como una fecha y un mes negro en el calendario vital de Rikako Ikee. En ese momento recibió la que sería la peor noticia de toda su vida y la que pondría en peligro una prometedora carrera deportiva que apuntaba hasta ese momento a hacer historia. La leucemia había llegado para quedarse y para librar la carrera más difícil, pero más importante de todas. Por ello, la nadadora de Edogawadecidió armarse de valor y paciencia para intentar vencer a todos sus miedos y derrotar al bicho que se le había metido dentro y que amenazaba con hacerle mucho daño.
La batalla no fue fácil y requirió de muchas horas de sufrimiento, de bajón y de resistir a la tentación de no rendirse durante los diez meses que la joven deportista pasó en un hospital sin poder disfrutar del agua, de la piscina y de la libertad de vivir y hacer lo que más le gusta. Fue una prueba atroz, casi insuperable, pero que poco a poco Ikee consiguió ir dominando para hacer suyo el control de la situación e ir soltando, de vez en cuando, piedrecitas que le hicieran apoyarse sobre seguro en el camino de la vitalidad y de su regreso a la natación, algo que aquel mes de febrero del pasado año parecía imposible.
Rikako pasó diez meses en un hospital hasta que en diciembre de 2019 los médicos le permitieron regresar a casa para continuar con su tratamiento. Sus síntomas en ese momento ya eran estables, por lo que, a pesar de no estar recuperada del todo, Ikee confiaba más que nunca en darle la vuelta a la lucha contra la leucemia pensando que cada día que pasaba estaba más y más cerca de volver a meterse en una piscina, donde más libre y feliz se había sentido siempre.
Ese camino en busca de la felicidad fue lo que le dio fuerzas a Ikee para no rendirse, para no hundirse y para soportar la dureza de una enfermedad, de pasar diez meses en un hospital y de haber estado más de un año y medio en el dique seco por un asunto de una urgencia vital.
En el peor momento posible
Corría el año 2018 cuando Rikako Ikee, ajena a lo que el futuro le iba a deparar, se prepara para convertirse en una de las mejores nadadoras de todo Japón. A pesar de sus 18 años, ya era toda una gran promesa debido a unos resultados sobresalientes en la categoría de junior, por lo que a nadie le había pasado desapercibido que por detrás venía un ciclón llamado Rikako Ikee y que amenazaba con llevarse a todas sus rivales por delante.
Con esas tremendas pretensiones se presentó en los campeonatos más prestigiosos de todo oriente, los Juegos Olímpicos Asiáticos que se celebraron en Yakarta en el año 2018. La nadadora nipona llegó con grandes ambiciones a la cita, aunque sin saber como respondería ante un evento tan importante y con unas pretensiones tan altas.
Ya había participado en competiciones de mucho nivel como los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro dos años antes, pero corta edad le hicieron pasar casi inadvertida, ya que nadie confío en que su talento iría más allá de un descubrimiento precoz como tantos otros, a pesar de que ya había dejado detalles de su gran calidad.
Sin embargo, en aquellos Juegos Asiáticos, Rikako decidió comerse el mundo ella solita arrasando a todas las rivales que salían a su paso, dejando una sensación de dominio absoluta como no se recordaba igual en la piscina nipona. La nadadora a la que todos consideraban como una gran promesa de tan solo 18 años se erigió como la gran protagonista de unos juegos que cambiaron su vida por completo gracias a su enorme rendimiento.
Su mérito fue llevarse seis medallas de oro en las distintas pruebas que participó, una auténtica barbaridad y un registro pocas veces visto en cualquier disciplina en el deporte japonés. Tanto es así que Ikee siguió haciendo historia al convertirse en la primera mujer que conseguía llevarse el premio al mejor atleta de los Juegos Asiáticos, un hito que, lógicamente, no tenía precedentes en todo el continente. Algo sencillamente espectacular. Rikako ya demostró en ese 2018 su fortaleza y su capacidad para romper barreras.
Sin embargo, unos meses más tarde llegó la terrible noticia que rompía el sueño de Ikee de participar en unos nuevos Juegos Olímpicos, pero no en unos juegos cualquiera, si no en los Juegos Olímpicos de casa, de Japón, de Tokio.
Eso fue lo que más le dolió a Rikako, que, en el mejor momento de su carrera, cuando era toda una estrella, cuando todo un país confiaba en ella para luchar por las medallas ante su gente, la maldita enfermedad le iba a privar de poder luchar sus objetivos en una oportunidad que no se le iba a volver a presentar en la vida, la de ganar en su propia casa. Por eso, la leucemia le atacó en el peor momento posible, cuando más alto estaba, cuando más dura iba a ser la caída, y cuando más ilusión tenía por una competición con la que cualquier deportista hubiera soñado.
Una nadadora histórica
Rikako Ikee, en su corta trayectoria, no solo se ha convertido en una de las grandes esperanzas del deporte y de la natación en Japón, si no que también se ha convertido en todo un icono, en un fenómeno de masas por su enorme rendimiento, por su capacidad de trabajo y por el esfuerzo que tantos frutos le han dado. Ya en 2016, precisamente con tan solo 16 años, Rikako Ikee tuvo la oportunidad de disputar unos Juegos Olímpicos, ya que estuvo en Río de Janeiro defendiendo los colores de su país a pesar de que solo era una niña.
Aquella niña, que ya estaba llamada a hacer historia, empezó a dejar muestras de sus enormes capacidades al firmar un meritorio quinto puesto en la prueba de los 100 metros mariposa, compitiendo contra rivales de mayor edad, con mayor capacidad de entrenamiento y rendimiento y con mucha más experiencia en citas de tanta importancia. Sin embargo, allí estuvo Ikee, dando muestras de que ya era un as a seguir en el mundo de la natación, una joven promesa de las que no se quedan por el camino.
Tras conseguir multitud de hazañas en su etapa de junior, Rikako pasó al profesionalismo por la puerta grande, convirtiéndose en muy poquito tiempo en una nadadora verdaderamente histórica. Lo bueno de este tipo de pruebas es que no hace falta dedicarle muchos años a una carrera para convertirse en alguien importante, si no que vale con rebajar el tiempo de los mejores para ser la nueva imagen de una prueba, y eso hizo Rikako.
A pesar de tener solo 20 años y tras llevar más de una temporada y media alejada de la piscina y de la competición, Ikee ya es un icono absoluto y una nadadora histórica en Japón. En su corta carrera ha conseguido escribir con letras dorada su nombre en los libros de historia de la natación nipona consiguiendo varios récords nacionales en 50, 100 y 200 metros estilo libre en piscina larga y corta, y en los 50 y 100 metros mariposa.
Una auténtica pasada para una nadadora que ha tenido la oportunidad de estar tan poco tiempo en activo, pero que ha demostrado ser una auténtica superdotada, un prodigio de la genética que llegó para romper barreras y para elevar el listón de la natación japonesa hasta límites que no se conocían, haciendo suya la historia con unos récords increíbles.
La recompensa a un esfuerzo heroico
A sus 20 años, Rikako Ikee se ha convertido ya en todo un símbolo en su país y en la natación mundial. Su ejemplo de superación ha trascendido todas las fronteras y ha servido de inspiración para muchas personas que lo han pasado mal por una enfermedad, pero que como Rikako, tenían algún objetivo importante por el que luchar. Cuando hay sacrificio y hay esfuerzo, la vida suele recompensar a los que luchan a pesar de que a veces los palos sean demasiado fuertes.
Algo así le pasó a Ikee, que vio como su carrera y sus sueños quedaron truncados por un suceso terrible que podría haberle costado la vida. Por algo que no es como una lesión convencional en la que se puede saber cuánto tiempo espera de baja, si no que se trata de una enfermedad que va poco a poco devorando tanto física como mentalmente a la persona y ante la que tiene que demostrar una entereza total para no rendirse y venirse abajo.
Ese es el ejemplo que ha demostrado Ikee, que pasó de tenerlo todo, unas condiciones perfectas, éxito, reconocimiento y premios a sus grandes actuaciones a verse encerrada en una habitación de hotel, postrada en una cama y sin poder salir ni conocer cual sería el rumbo de sus futuros pasos. No obstante, fue esa fuerza de voluntad que le ayudó a volver y a reponerse la que finalmente le han terminado trayendo unos regalos muy valiosos a su vida.
Desde el momento en el que enfermó y, especialmente cuando recibió el alta en diciembre del pasado año, Rikako se puso un objetivo a largo plazo, poder estar en los Juegos Olímpicos de París de 2024. Disfrutar de la cita de casa se había puesto imposible ya que en unos meses era imposible recuperarse y poder acceder con garantías a las pruebas de Tokio, por lo que, con todo el dolor de su corazón debía decir adiós y pensar en recuperarse completamente. Sin embargo, el espíritu de lucha demostrado por Ikee ha demostrado que este 2020, aunque en muy pequeñas dosis, también ha traído algunas cosas buenas.
La pandemia del coronavirus que tanto daño ha hecho a la sociedad y que tanto ha golpeado al deporte provocó que hace unos meses, los Juegos Olímpicos de Tokio previstos para este verano tuvieran que suspenderse hasta, como mínimo, 2021. Esto ha significado que la pandemia le ha dado una nueva oportunidad a Rikako Ikee de poder estar en su ansiada cita, ya que tendrá más meses para preparase y poder estar, al menos presente, en los juegos del próximo año, tal y como era su intención antes de todo lo que ha pasado en este último año y medio.
Sin embargo, queda mucho todavía para eso, y es que Ikee tiene motivos suficientes para celebrar ahora. El mayor de todos es que está de vuelta, ya que el día 29 de agosto volverá a competir en Tokio en un torneo de piscina corta, en la prueba de los 50 metros libres. Así ha sido la merecida vuelta a la competición de Rikako Ikee, la promesa de la natación japonesa que sigue brillando con luz propia.
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