Kapo013 (Barcelona, 1991), cuyo nombre real es Bruno Pol Feliu García, conoce como pocos en España la escena del freestyle. Empezó, como todos antes del parón, rapeando en parques con sus amigos y pronto pasó a subirse a los escenarios. Llegaría a participar en la Final Nacional de Red Bull en 2013 para después dejar el micro -aunque no del todo- y dedicarse a su otra vocación, el periodismo deportivo.
Su crecimiento ha ido acorde con la escena de las batallas y hoy en día puede presumir de vivir de ellas sin rapear. Ha desempeñado durante años una labor destacada como juez, aunque eso se acabará pronto. Kapo quiere volver a centrarse en la parte de comunicación y aprovechar su influencia desde sus canales de YouTube (+500.000 suscriptores) y Twitch. Por otro lado, entre sus muchos proyectos, presenta 'Hoy no se sale' en UBeat, donde ha estado acompañado por Ibai Llanos.
EL ESPAÑOL habla con Kapo tras anunciar su retirada como juez. Tras tantos años ligado a la escena ya sea como freestyler, comentarista, analista o juez ha vivido toda su explosión. Charlamos sobre su decisión, la toxicidad en las batallas y el futuro desde la comunicación en torno a ellas, entre otros asuntos.
Pregunta: Lo primero, lo más reciente. Has dejado de ser juez de la FMS. Lo explicabas en un vídeo pero, para entrar en materia, que te parece si cuentas a rasgos generales tu decisión.
Respuesta: He decidido que esta temporada será la última. Son cuatro años como juez en FMS y siempre he dicho que nunca he tenido vocación para ejercer este papel, pero desde mi retiro en 2013 me han ido surgiendo oportunidades.
Este año ya empecé con dudas. Me gustan las batallas a un nivel de profundidad artística bastante amplio y el hecho de estar de juez te implica desmitificar el freestyle e intentar objetivizarlo, que es algo imposible. No estoy a favor, aunque entiendo que tiene que haber alguien que decida quién gana. Hay mucha gente capacitada que puede ocupar mi puesto y yo me intentaré focalizar en crear contenido para 'limpiar' un vicio que se está produciendo, que es el tema del hating.
Lo que un chaval tarda siete segundos en publicar, a la otra persona le puede machacar el cerebro
Me llama la atención que no hayas dicho el 'hating' o las críticas como uno de los motivos.
Hay veces que estoy haciendo streaming, doy mi opinión sobre algo que pasa en una batalla y, automáticamente, el chat se llena de gente criticando. No hay mucha información sobre freestyle que vaya un poco más allá del resultado, cuál es el highlight de la jornada, etc. Y cuando la hay son muchas veces los creadores de contenido, freestlylers o jueces los que en sus redes despotrican.
Entre eso y que los chavales de las generaciones más modernas, la generación Z, tienen cierto vicio a agarrar lo primero que leen y replicarlo, hay una falta de contraste en el público en general que crea muchísimo hate.
A mi me han llegado mensajes de 'Kapo, has votado fatal; deja ya el puesto' e inmediatamente contesto 'intentaremos mejorar' y el siguiente mensaje es 'bua, tío. No me esperaba que me contestaras. Eres el puto amo'. Hay esta necesidad de chavales y chavalas de opinar todo el rato, de dejar su huella digital con el primer comentario que les nace. Lo que tardan siete segundos en publicar, aunque lo hagan desde la inocencia, a la otra persona le puede machacar el cerebro durante semanas.
En una disciplina que se está futbolizando tanto, el hating va in crescendo y es un problema que hay que paliar, desde los que tenemos un poco de influencia, focalizando el mensaje en lo positivo.
¿Tiene que ver la deportivización del 'freestyle' con la creciente toxicidad en la escena?
Sí y no. En los orígenes de las batallas había muchísima menos gente, las líneas de difusión eran más pequeñas, pero cuando te subías a un escenario y te trababas, te insultaba el público. Tenías a un tío a un metro diciéndote 'hijo de puta, eres malísimo'. Eso es algo impensable a día de hoy.
Va más en la línea del volumen de gente y de los orígenes, cómo esta gente ha conocido las batallas. Cuando algo se masifica y se hace para todos los públicos, crece muchísimo todo tipo de mensaje, el bueno y el malo. Yo creo que el público está mucho mejor educado que hace años.
Pero sí hay un punto de nacionalismo, desde que se internacionalizó el freestyle, que ahí sí que hubo una brecha y un cambio muy fuerte. Ahí empezó una curva peligrosa que se acentúa cuando da la casualidad de que en tres Internacionales seguidas, en México, Argentina y España, los campeones son siempre nacionales con alguna batalla dudosa de por medio.
La cultura del meme también lo ha acentuado, al ridiculizar actuaciones de freestylers y reirse de ello, y yo soy el primero que lo he hecho. Algún compañero me ha escrito diciéndome: 'bro, me está molestando'. No toda broma es inocente siempre. Lo que tenemos que hacer, como ha ocurrido con el machismo o el racismo, muchos discursos que están caducados, es deconstruir y reconstruir, ¿no? Hacerlo con mimo, con cariño y con respeto.
También en FMS todo el tema de los puntos crea una cultura analítica que genera debate y el debate genera odio. Hay que aprender a leer el debate, no eliminarlo.
Puedes bailar sin competir, de forma deportiva o porque estás haciendo el tonto con colegas. Con el freestyle ocurre lo mismo
Es complicado categorizar el 'freestyle' como deporte y, a la vez, negar sus paralelismos.
El freestyle no es un deporte en sí, del todo, pero sí es una competición deportiva basada en un arte. El baile no es solo deporte, es también arte. Puedes bailar sin estar haciendo deporte competitivo, puedes bailar compitiendo deportivamente o bailar para recrearte a nivel ocio, que ni sudes porque estás haciendo el tonto en un garito con colegas. Todo es baile.
Con el freestyle ocurre lo mismo. Puedes tener una lectura deportiva cuando estás compitiendo, con un formato tan capitular y transparente como la FMS, pero el punto artístico que tiene, como no hay algo tangible, tiene un punto super subjetivo [...] Puedes intentar ser objetivo, pero si a mi me impacta un arte más que el otro, inevitablemente lo voy a valorar más que el que me hace vibrar menos. Y sino estaré autocondicionándome.
A mí, perfiles como Bnet, Zasko, Cixer o Kódigo en su época, peña que apuesta por hacer técnica con la mente en blanco, me gusta más que los que se obsesionan por hacer comparaciones, que lo veo más antinatural. Hay que intentar meter todo en un mismo saco porque sino para mí siempre ganarían los mismos. Tiene que haber un equilibrio de las subjetividades, que estén coordinadas y haya un argumento de voto.
Gente como Wos y Trueno, o Walls aquí en España, lo deja cuando llega arriba para hacer música. ¿Es consecuencia negativa de la deportivización?
No necesariamente, pero hay que entender que hay gente que, como los casos que me has citado, son personas que entran en el freestyle porque les gusta la disciplina, pero lo que el corazón les pide es hacer música. Cuando se les abre la puerta de capitalizar la música, apuestan por ello de forma lógica.
Hay una carencia de grandes competiciones que se basen en la parte más artística y no en la deportiva. Es totalmente compatible con que haya competiciones superdeportivas como FMS o en parte Red Bull. Además, a nivel capital, para los que sí están más interesados en el freestyle, es más fácil capitalizar una competición deportiva. Si queremos que haya freestylers profesionales y que las marcas inviertan, ha de haber morbo, competitivad, choque y ha de haber ganadores, perdedores y polémica a poder ser porque a las marcas les viene bien ese foco mediático.
Lo que es innegable es el despegue del frestyle desde hace solo unos años. ¿Cómo se siente alguien como tú, que llevas ahí casi desde el inicio?
Lo bonito es ver que muchas de las caras que estábamos el día 2 -porque la primera generación es la de Piezas, Noult, Joanarman, Teko y demás-, 12, 13 o 14 años después, seguimos ahí. Algunos siguen compitiendo, incluso, como es el caso de Skone, que me parece superemocionante seguirlo viendo ahí.
A diferencia de los chavales de hoy, lo pudimos vivir como una verdadera pasión sin interés alguno. Era arte por arte. Te gastabas los 30 euros que tenías para pillar un autobús durante 14 horas hasta otra ciudad a visitar el parque de ahí y conocer a su gente. Tras ese ejercicio de viajar, descubrirse a uno mismo, en una etapa tan loca como la adolescencia, es bonito ver como de adultos seguimos y nos ganamos la vida con esto.
También hay un sentimiento muy fuerte de nostalgia. Porque ahora un chaval de 17 años que es bueno lo primero que va a buscar, de forma comprensible, es la sensación de éxito. Ganar la batalla para empezar a capitalizar su talento y para empezar a follar, ligar, salir de fiesta, ser el guay de clase... En nuestra época era impensable. Se ha cambiado un poco el guion de la peli.
Estoy muy orgulloso de los que yo sé que han estado ahí sin ningún interés más que que eso creciera. El esfuerzo titánico que supuso durante el parón de Red Bull, en el que parecía más fácil rendirse y bajar los brazos. Y muchos no lo hicimos. También Red Bull y Urban Roosters tienen mucho que ver con la 'salvadita'. Lo aguantamos con vida durante los años en los que parecía que no tenía sentido hacerlo.
¿Tú crees que el futuro del freestyle puede estar en la televisión?
No confío mucho en la televisión, y trabajo en ella. Creo que el futuro no está en la televisión. Las batallas, justamente, han nacido y explotado su audiencia en unos formatos que están por delante de la televisión ya [...] Tengo 30 años y cuando tenga 40, 50 o 60 consumiré más contenido digital que televisión y la peña de 40, 50 y 60 años, que a día de hoy consume más televisión, estará enterrada.
Mirando al futuro, no sé hasta qué punto es beneficioso, con todas las herramientas de control y autoncensura que hay en televisión y no existe de una forma tan drástica en el mundo digital. No sé hasta qué punto es necesario rebajar el freestyle para caber ahí cuando estas cupiendo en un sitio que tiene mayor umbral de desarrollo.
El mejor ejemplo es lo de Ibai (Llanos). Que gente como él apoye el freestyle es superbenficioso, ¿no?
La generación del 94 hacia abajo ha crecido normalizando el freestyle como una cosa de consumo joven. Y en Argentina es otro nivel. He cogido taxis allí y el taxista, que era un señor de 50 años, me hablaba del freestyle. Allí 'El Quinto Escalón' entró en la cultura popular argentina y el trap y el hip-hop argentino se comieron al rock, que era la música más escuchada durante años.
En España no ha pasado de la misma manera, pero ha pasado. El mundo del gaming y del freestyle son dos iconos generacionales. Ibai es un gran ejemplo de ello, pero también Claudia Salas de 'Élite' o Jaime Lorente de 'La Casa de Papel', que han consumido freestyle toda su vida y se conocen batallas del 2007 para adelante. El freestyle, prácticamente, está en todas las casas del país.
Pasará que, de aquí a diez años, la nueva Rosalía de turno con catorce años habrá sido fan de Bnet o Chuty. Ahora la cultura es joven y esos primeros referentes de otros ámbitos llaman mucho la atención. Es como: 'Hostia. A Borja Iglesias, futbolista del Betis, le gusta el freestyle. Qué loco'. No es tan loco. Tiene 28 años, claro que le gusta el freestyle. Cuando tenía 15 y jugaba en el cadete del Valencia ya estaba viendo batallas y admiraba a Piezas.
Los medios traían antes a las batallas a 'pollaviejas' que hacían artículos de mierda
Ese mismo crecimiento se empieza a ver en los medios de comunicación y en otras marcas.
Estamos muy contentos con eso, es de las cosas que más comodidad te da. Muchísima gente que por el ciclo natural acaba en TVE, en MARCA o dónde sea. Ya te viene el medio de comunicación grande, el que lee mi padre o mi abuela, a cubrir el evento con alguien que está preparado para lo que va a ver.
En 2012 o 2013 todavía te traían a un 'pollavieja' que no se enteraba de nada, se había documentado mínimamente, e iba allí sin entender nada de lo que veía y te hacía un artículo de mierda. Como hizo 'El Periódico' en una regional de Barcelona en 2014 o 2015, que hizo un artículo de opinión en contra de lo que había habido ahí que era como... pero tío, ¿qué es esto?
Ahora es cómodo porque en una Nacional de Red Bull hay 20 medios invitados a la rueda de prensa y las preguntas tienen todas sentido.
¿Por qué crees que costaba darle cabida al freestyle en los medios?
Hay un miedo muy grande a un espacio como el freestyle en el que se puede decir cualquier cosa y, además, de forma improvisada. No hay previo aviso de lo que va a pasar. Es impredecible a nivel de contenido y de discurso, lo que es peligroso para las marcas y los grandes medios. Poco a poco, con toda la revolución de crear contendido digital de forma libre, los medios también han tenido que abrir la veda a entender que no todo puede ser contenido controlado, bajo la estricta línea editorial del medio.
Hay un discurso más plural en internet, seguramente menos contrastado y con argumentos menos sólidos, pero porque todo el mundo tiene voz.
Para acabar de forma bonita, ¿cómo te imaginas el freestyle de aquí a unos años?
Me gustaría que se respete mucho más a nivel de profundidad el ejercicio artístico que es el freestyle. Que no sea solo enfrentar. También que sea mucho más profesional desde dentro, tanto por los ingresos que genera en relación a la repercusión que tiene como por los propios profesionales, que cojan más responsabilidad y sean profesionales para con el evento, el público, el discurso...
Y, sobre todo, que esté más mezclado el freestyle a nivel artístico con la música. Se valora poco lo guay que es juntar a artistas musicales con peña que está improvisando. Todo el mundo está acostumbrado a escuchar una canción para llorar con ella o estar eufórico, a leer un libro o poesía buscando ciertas emociones, pero el freestyle parece que no se valora. De las cosas más chulas que tiene es cuando un improvisador se abre y está improvisando a flor de piel sus emociones en directo. A veces se va mucho a lo técnico y se puede explotar mucho más esa parte.
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