Rubén Rondón (Valladolid, 2001) es la nueva joya del deporte de contacto en España. Así nos lo presenta Antonio Ricobaldi, CEO de la promotora Unlimited Global Challengers (UGC), quien nos recibe a mi compañero y a un servidor en su gimnasio junto al protagonista y al productor cinematográfico y exkarateca Ángel García. Desde un primer momento, uno se da cuenta de que hay mucha ilusión puesta en este chico.
No en vano, Rubén ha sido siete veces campeón de España -la última en categoría K1 neoprofesional- y a sus 17 años logró su victoria más importante en el Open Mundial de la WKA, la federación más antigua y una de las más prestigiosas del mundo. Además de eso, tiene gancho en las redes sociales y, por sorprendente que parezca, es al mismo tiempo modelo.
A Rubén se le puede ver en los anuncios de las marquesinas de la EMT o combatiendo en un ring. También espera, como revela al periodista que escribe, que pronto se le pueda ver en alguna serie y es que le ha entrado el gusanillo de ser actor. A la cámara le gusta, está bien rodeado y, además, pega (muy) duro. A cualquiera que se lo cuenten así pensará que a este chaval de 20 años le ha sonreído la vida, pero detrás hay una historia de superación.
Rubén, que desde los cuatro años se enganchó a dar puñetazos y patadas y algunos años más tarde vivió la separación de sus padres, se encontró a los 16 cerrada la puerta de su casa, en la que vivía con su padre y la nueva pareja de este, y con sus cosas al lado. Se sintió desplazado, pero siempre tuvo claro cuál era su camino en la vida y este le llevó a Madrid.
Con el objetivo de triunfar y poder ayudar a su madre, la única que le apoyó siempre, el destino le cruzó con Ricobaldi. "Parecía un chico muy frágil, como muy 'niño pijo', pero luego ví cómo se transformaba en el cuadrilátero a lo Dr. Jekyll y Mr. Hyde", cuenta a EL ESPAÑOL el promotor. Se conocieron en el Mundial, al que Rubén llegó solo y lesionado. Antonio le echó un cable y el chico acabó proclamándose campeón.
Ahora empieza a sonar cada vez más el apodo de el 'Aniquilador' para referirse a Rubén Rondón. Ha peleado en 51 combates, con 48 ganados -la mitad por KO- y tres perdidos. El día 25 de septiembre se le presenta otra gran oportunidad con la disputa del título nacional (70kg) de la Global Boxing Federation (GBF) en Murcia. Promete volver con el cinturón y prepararse para el salto profesional que ya lo tiene a la vuelta de la esquina. Eso mientras también da clases de muay thai a niños y adultos.
Pregunta: ¿Por qué el Muay Thai? ¿Que te llevó a meterte en este mundo?
Respuesta: Empecé con cuatro años en el kárate y con el tiempo quise probar algo con más contacto y me metí al muay thai. También por defensa personal porque vivía en un barrio un poco conflictivo y quería aprender a defenderme. Me vino muy bien.
¿Cuándo te das cuenta de que esto es lo tuyo, que puedes hacer del muay thai tu profesión?
En mi primer combate. Lo tuve con 13 o 14 años, me tocó con un rival que había peleado por Tailandia y tenía más experiencia que yo. Por entonces, yo solo entrenaba tres horas y le gané. Me di cuenta de que no se me daba nada mal.
Al día siguiente ya empecé a entrenar más, dos horas todos los días. Casi cada mes ya estaba peleando porque me enganché a este deporte.
¿Qué se necesita para crecer en estos deportes?
Se necesita constancia y dejar muchas cosas de lado. Las fiestas, amigos... Es complicado. Mi cabeza está en el muay thai todo el día. También salgo y hago mis cosas -risas-, pero la mayoría de gente a mi edad está de fiesta. Yo tengo que estar enfocado, sino es muy difícil.
Te veo como un chico tranquilo, alguien normal fuera del ring. Pero luego eso no es así cuando te subes a pelear, ¿verdad?
Fuera soy muy relajado, la verdad. Cuando subo al ring me vengo arriba, saco toda la rabia. Nadie se cree la transformación. Lo primero que pienso cuando estoy en el ring es en todo lo que me ha costado estar ahí. Cuando pienso en eso ya me vengo arriba. También en poder ayudar a mi madre.
¿Te consideras alguien ambicioso?
Pienso todos los días en superarme, sino siento que me falta algo.
A raíz de esta pregunta, ¿qué objetivos te pones para tu carrera?
Mi objetivo es llegar a una liga grande. Quiero llegar a ONE Championship o, incluso, a la UFC. Ser el número 1 en la liga. Es muy díficil, pero voy por el camino.
Te voy a hacer una pregunta un poco simple, pero que en todo el mundo siempre tiene un significado. ¿Tú por qué o por quién ganas?
Gano por mí y por mi madre. A ella le gusta mucho verme competir. Ahora no puede por tema de trabajo, pero ya me venía a ver cuando solo tenía 14 años. A todas las peleas. A los campeonatos de España, al Mundial también vino... Ha sido mi único apoyo.
Tu infancia fue algo dura, ¿eso te ha hecho mejor peleador?
Sin la infancia que tuve no habría llegado hasta aquí, seguramente. Si no hubiera sido por el pasado... Pasaron un cúmulo de cosas que me hicieron llegar hasta aquí, sin todo eso no estaría en Madrid a lo mejor. Hay que ver las cosas para bien. Todo pasa por algo y todo te hace más fuerte.
Tu vida cambia cuando aparecen Antonio Ricobaldi y Ángel García. Cuéntame cómo surge todo aquello y qué fue lo que te aportaron ellos.
Fue por casualidad. Fui al Mundial y el que era mi entrenador por aquel entonces no pudo o no quiso venir. Escribí a la Federación y me presentaron a Ricobaldi. Se prestó y se puso en mi esquina. Yo, además, llegaba lesionado de un pie y no podía golpear fuerte, pero él me ayudó. Conseguimos ganar las tres peleas que tuvimos y eso que no podía pegar con la pierna bien. Antonio me dijo: 'Vente a Madrid, aquí están las oportunidades y yo te voy a ayudar'.
A Ángel le conocí en un campeonato hace ya mucho. Le gustó como peleaba y seguimos hablando. Él practicaba kárate y me quiso enseñar también unos truquitos. Empezó una amistad en la que encajamos muy bien, le contaba mis problemas y ha seguido siendo así hasta ahora.
Tuve que perder cinco kilos, llegué mareado al campeonato de España y lo gané no sé ni cómo
No tiene nada que ver estar con ellos que estar solo...
Solo es más duro. Me costaba mucho seguir con las planificaciones, no me alimentaba bien, empecé a salir mucho de fiesta... Me costaba mucho.
El tema económico también lo llevaba fatal. Estaba con mi padre y no teníamos casi para comer porque éramos cuatro. Yo tenía que llevar una alimentación, que si pescado y tal y no teníamos. Tuve que perder cinco kilos para un combate y lo único que pude hacer fue no comer casi nada. Llegué mareado al campeonato de España, pero al final di en la báscula justo y lo gané no sé ni cómo.
¿Sentías que no tenías apoyos?
No recibía apoyos. Ni de la Federación ni de los familiares. Me decían que lo dejara, que no siguiera y me pusiera a trabajar. Yo me veía futuro en esto y era con lo que disfrutaba. Hacía cursos de otras cosas y no era igual, el muay thai era lo único.
Y ahora ya todos verán que tu sitio está en esto...
Ahora están flipando un poco. Yo no tengo rencor ni nada. Entiendo que su mentalidad fuera otra, supongo que lo harían por mi bien. No lo sé. Ahora todo el mundo me apoya y ya están convencidos todos de que esto es lo mío.
Lo de un peleador que sea modelo es muy extraño, no hay otro que lo haga en España
Hemos hablado del Rubén peleador, pero es que hay otra faceta en la que vas creciendo a igual o mayor ritmo, que es la de modelo. ¿Cómo alguien que se dedica al muay thai puede acabar en la moda?
Pues fue un día que pensé en lo bien que salía en las fotos -risas-. De repente, me contactó una agencia de modelos (Monroe Models) y me dijo que daba el perfil. Hablamos y me quisieron contratar. Les encantó mezclar lo de peleador y modelo. Es algo muy extraño, yo creo que no hay otro que lo haga en toda España.
Osea, ¿un día te estás partiendo la cara en el ring y al otro haciéndote una sesión de fotos?
Me recupero rápido con cremas. La última vez que peleé acabe con el labio roto y la cara muy mal, pero en una semana y media ya se me quitó todo. Aunque parezca raro y sea difícil, se pueden compaginar ambas vidas. Ahora me contactan más marcas y todo, he hecho ya alguna campaña de publicidad...
Muay thai, moda... ¿algo más? -risas-. ¿Es fácil que una cosa pueda perjudicarte en la otra? Ya solo por quitarte tiempo, digo.
Ahora también voy a empezar con el tema de interpretación, quiero probar a meter otra variante más en mi vida. Me gustaría también probar como actor, estoy empezando y creo que no se me da mal. Todavía estoy empezando con un curso, así que a ver qué tal va.
Si te centras mucho en lo otro (moda e interpretación), te dispersas. Hay que estar enfocado. Intento repartir las horas, aunque ahora mismo el muay thai es lo principal en mi vida. Lo ha sido desde que empecé.
Veo que lo tienes muy claro. ¿Tanto que te ves triunfando dentro y fuera del ring?
Yo creo que puedo seguir con todo. Yo me veo triunfando también en temas de actor. Me veo haciendo algunas series importantes. Si triunfo en el deporte, una cosa puede llevar a la otra. Es algo que nadie lo ha pensado nunca.
Me veo así. Imagínate, en la UFC y saliendo en Élite... Mi objetivo es llegar a las grandes ligas y a la vez ser un buen actor reconocido. No sé cuánto podría tardar en lograrlo, pero a largo plazo es lo que quiero.