El surf es uno de esos deportes que no son tan mediáticos como fútbol, baloncesto, tenis o Fórmula 1, pero que tiene un atractivo especial con las imágenes que deja, tan bellas como impactantes. Además, es una disciplina que atrae a miles y miles de personas alrededor del planeta. Pero también tiene sus peligros y sino que se lo digan a la pareja australiana que ha sufrido recientemente el ataque de un tiburón blanco mientras cabalgaban las olas.
No es algo habitual, pero sí que año tras año se van registrando casos de ataques de tiburón a surfistas. Uno de los últimos, el que han protagonizado Mark Rapley, surfista de 37 años, y su mujer Chantelle Doyle, de 35. Ambos estaban practicando surf en la playa de Port Macquarie (Australia).
El incidente podría haber sido mucho peor de no haber sido por la rápida actuación de Mark Rapley, quien cuando comenzó a escuchar los gritos de su pareja no lo dudó ni un segundo. Fue hasta ella y se enfrentó al tiburón blanco para evitar la tragedia. Acto heroíco a la par que temerario que ambos relataron en el programa 60 Minutes.
Los hechos tuvieron lugar en 2020 y ha sido un año después cuando ambos han querido hablar sobre ello públicamente. Chantelle Doyle recordó así cómo empezó todo: "Golpeó debajo de mi tabla, mordió mi pierna de inmediato, simplemente golpeó y se aferró a ella".
Su marido estaba a unos 10 metros de distancia y fue hacia ella en cuanto oyó sus gritos: "Abandoné la tabla, para comenzar a darle golpes al tiburón... Fue solo, simplemente, lanzar tan fuerte como pude hasta que la suelte, porque de alguna manera, solo quieres que se vaya. Estaba mirando a la muerte a los ojos. Ese recuerdo me quedó".
Con el único objetivo de salvar la vida de su mujer, comenzó a dar golpes al tiburón blanco. Puñetazos y patadas que iban dirigidas, sobre todo, a la nariz del escualo: "Era la parte que estaba fuera del agua, así que empecé a darle puñetazos. Esa es su zona más sensible... era como golpear un muro de ladrillos". "El tiburón me agarró y de la pierna y aunque no fue muy doloroso, sí note mucha presión", rememoró ella.
Finalmente, el tiburón soltó a la surfista y esta, ayudada por su marido, pudo llegar hasta la orilla. Unos bañistas que se encontraban en la playa, les socorrieron hasta que la ambulancia llegó a la ubicación. Allí le hicieron un torniquete en la pierna y fue trasladada en helicóptero al hospital más cercano. La rápida actuación de todos evitó que Chantelle Doyle se desangrase por el ataque del escualo.
Por suerte, las arterias estaban intactas y eso salvó su vida: "La mayoría de las partes de mi pierna resultaron heridas, excepto las arterias. Si mi arteria hubiera sido golpeada... no voy a tener esta conversación". Aunque, eso sí, a la australiana todavía le queda un largo camino en su recuperación: "No puedo mover ni sentir mi pierna derecha y me han dicho que tengo que esperar más de un año a que mis nervios crezcan para saber qué pasa".
Posible causa del ataque
Aunque no se sabe con exactitud qué provoca el ataque de un tiburón, un estudio de Interface para la revista Royal Society apuntó al "error de identificación". Es decir, los tiburones tienen mala vista por lo que podrían confundir a los surfistas con presas a las que habitualmente atacan, esto va desde las focas a los leones marinos.
"Desde el punto de vista de un tiburón blanco, ni el movimiento ni la forma permiten una distinción visual inequívoca entre los pinnípedos y los seres humanos", se apunta en el estudio anteriormente citado. En especial, la vista de un escualo es peor cuando se habla de tiburones blancos jóvenes.
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