Mientras en España el boxeo ha recuperado su protagonismo, en otros sitios del mundo es perseguido. El Mundial de este deporte terminó hace ya varios días, pero todavía quedan participantes que no han podido regresar a casa. Es el caso del equipo nacional de Afganistán, quienes han participado en el campeonato y ahora se encuentran retenidos y refugiados huyendo de lo que ellos mismos consideran una amenaza de muerte.
Es la terrible situación que está viviendo la selección afgana durante los últimos días y es que temen la represión que pueden sufrir en su país cuando regresen por un problema cultural con su deporte. La realidad que vive ahora mismo Afganistán, bajo el dominio de las fuerzas militares de los talibanes, supone un muro infranqueable ante el que no pueden luchar.
Refugiados en Serbia
La voz de alarma la ha dado una parte importante del equipo que se encuentra todavía en Serbia, a donde viajaron para disputar el Campeonato del Mundo y de donde no han podido salir. De hecho, se encuentran escondidos y refugiados para evitar ser encontrados hasta que las autoridades de su país, o de quienes quieran apiadarse de su situación, puedan ayudarles.
El equipo de boxeo de Afganistán ha decidido no regresar a casa después de participar en la competición por el temor que ahora mismo sufren. Tal y como ha informado AFP, hasta un total de 11 boxeadores del equipo y dos de los asistentes han decidido no emprender el viaje de vuelta para no sufrir ningún daño.
De hecho, tan dura está siendo su situación que ahora mismo se sienten nómadas, ya que están alternando su estancia en diferentes hoteles para evitar ser encontrados y poder tener una cierta tranquilidad y una cierta seguridad. Así han pasado las últimas semanas en las que no han podido preparar la competición de la mejor manera posible.
Se han visto obligados a cambiar incluso de lugar de entrenamiento, por lo que han variado en muchas ocasiones hasta de gimnasio para poder llevar a cabo su preparación. Después, tras la conclusión del campeonato del mundo, han tenido que seguir poniendo en práctica este plan, lo que está conllevando también un gasto considerable después de estar varios días de hotel en hotel y de gimnasio en gimnasio.
La estancia en Serbia se ha prolongado más de lo esperado y ahora viven en una total incertidumbre porque no saben lo que va a suceder ni con su carrera ni con su vida. Están en una situación de nervios y crispación total, sintiendo que su vida corre peligro porque están oficialmente amenazados de muerte por las fuerzas talibanes que ahora mismo rigen el estado afgano.
Uno de sus líderes, Hasib Malikzada, se ha atrevido a dar un pequeño testimonio para transmitir cómo están afrontando estos momentos tan duros y complicados. El púgil afgano no se corta a la hora de hablar de las amenazas de muerte que han recibido en primera persona y que les han llegado incluso por parte de las autoridades políticas y deportivas.
"Después de la llegada de los talibanes, no pudimos seguir boxeando". Así se han encontrado desde el mes de agosto cuando las nuevas fuerzas militares tomaron el control del país e hicieron de la violencia su modus operandi de conquista. El propio Malikzada se vio obligado a cerrar su gimnasio de Kabul donde entrenaba y gracias al que vivía precisamente por esa persecución. Una situación que lamenta profundamente.
Bloqueo de las instituciones
Otro de los puntos más graves de esta situación es que desde Afganistán no están recibiendo ninguna ayuda, ni siquiera de las autoridades deportivas que deberían apoyarles. Están abandonados a su suerte, pudiendo dar gracias de que están en una zona segura y de que las milicias talibanes no andan detrás para darles caza.
El caso más grave es el que ha protagonizado la Federación Afgana de Boxeo, quienes les han recomendado permanecer todavía en Serbia porque han recibido multitud de amenazas contra los técnicos y boxeadores, personajes reconocidos en el país y que están perseguidos con peligro para su vida.
Su presidente, Waheedullah Hameedi, relataba así para Associated Press cómo ha cambiado la situación de este deporte en su país: "Cuando el régimen talibán llegó al poder en Afganistán, todo cambió. Es muy difícil ser un campeón del mundo durante un nuevo régimen y un nuevo gobierno. Como sabéis, la situación en Afganistán es muy dura y muy mala. Los talibanes no nos permitían en los primeros días seguir boxeando o abrir el gimnasio".
"Todo el mundo tenía miedo por boxear o ir a algún lado. El boxeo es 'haram' para los talibanes, algo en el Islam que es ilegal para ellos. Esperamos recibir los visados lo antes posible para que no haya problemas en Serbia. Podremos ir a un país más seguro y su futuro estará garantizado". Lo que ahora mismo persiguen son esos permisos de viajes para poder instalarse de manera legal en algún país de occidente.
Así se lo ha transmitido también Waheedullah Hameedi, secretario general de la Federación de Boxeo de Afganistán, quien les ha recomendado en primera persona que no vuelvan al país bajo ningún concepto porque "ya han recibido demasiadas advertencias". Tras tener este mensaje en su poder saben que están completamente solos y que se les ha cerrado la puerta que confiaban tener abierta.
Un odio cultural
Llama la atención este odio visceral y radical de los talibanes hacia una práctica deportiva como es el boxeo. Sin embargo, viene de largo, por lo que todos los amantes de este deporte conocían la situación que les iba a tocar vivir cuando a partir del mes de agosto la situación política en el estado cambió drásticamente.
En el anterior paso de los talibanes por el poder, en la década de los 90, mostraron abiertamente su crítica a este deporte, el cual siempre ha estado perseguido por sus máximos líderes. Consideran que es una ofensa cultural que va en contra de la dignidad humana y por eso lo han prohibido en sus territorios. De ahí, esta persecución tan activa contra el equipo nacional después de su participación en el Mundial.
Su cultura les hace odiar este deporte que tiene a decenas de practicantes que ahora necesitan salir de allí para no morir. La situación es realmente preocupante, ya que al igual que la selección mundialista se encuentra escondida en Serbia, otros muchos permanecen sin saber qué será de sus vidas, completamente encerrados en un país que les persigue sin tregua. Así es como el boxeo está siendo condenado a muerte en Afganistán.
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