Niklas Ekberg, el verdugo de los 'Hispanos': de pasar la Covid a hacer historia para Suecia en unas horas
El sueco no pudo disputar la final ante España después de haber estado enfermo por su contagio, pero anotó el gol decisivo desde los siete metros.
31 enero, 2022 16:21Noticias relacionadas
Una competición como un Campeonato de Europa siempre da pie a historias realmente sorprendentes. El certamen continental de balonmano, celebrado en Hungría y Eslovaquia, no ha sido menos y también ha dejado a su protagonista inesperado. Se trata de Niklas Ekberg, un jugador de la selección de Suecia que se ha proclamado vencedora tras derrotar a España en la gran final.
Ekberg se llevará su medalla de oro como el resto de sus compañeros. Sin embargo, su Europeo no ha sido el mismo que el de los demás. Recordará para siempre este torneo al ser el último jugador en tocar el balón del último partido. Suyo también ha sido el último gol. Un tanto que además servía para hacer campeón a su combinado nacional. Un siete metros que llevaba la gloria a Suecia y que le convertía en el verdugo de los 'Hispanos'.
Niklas Ekberg, el verdugo
Dentro ya del último minuto y con empate a 26 goles en el marcador, España disponía de la posesión del balón. Los de Jordi Ribera llevaron a cabo un ataque largo y pausado con el que intentar, no solo encontrar el gol de la victoria, sino también hacer que el reloj consumiera sus segundos para dejarle a Suecia las menores opciones posibles de emprender un ataque prometedor.
Con ese propósito inició una tentativa por el flanco derecho uno de los jugadores más potentes e importantes del equipo español, Joan Cañellas. Después de intentar zafarse de su defensor, Joan observó como otro zaguero sueco llegó en ayuda de su compañero para detener su avance. Entre los dos cometieron falta sobre el jugador español, pero los colegiados no decretaron el golpe franco y Suecia robó el balón.
Una vez montado el ataque posterior, el equipo nórdico intentó lo propio penetrando en el área de España por la parte derecha de su sistema. Una ofensiva que buscaba la portería de Gonzalo Pérez de Vargas, que había salido a solo 15 minutos del final del partido haciendo su primera aparición de la tarde. El propio Cañellas se interpuso en el camino de Lagergren y tras tocarle con la cadera, vio como los árbitros esta vez sí señalaban la infracción.
Siete metros a favor de Suecia con el tiempo ya cumplido y sin segundos en el reloj. La responsabilidad cayó en manos de Niklas Ekberg, un especialista que sin embargo no había tenido hasta ese momento el Europeo soñado, pero la historia le tenía reservado su momento. Con un disparo inapelable, Ekberg batió a Gonzalo y llevó el éxtasis y el júbilo al combinado sueco gracias a un gol que valía una medalla de oro europea después de romper ese empate a 26.
Un minuto de gloria
Niklas Ekberg era antes del duelo contra España una de las grandes dudas de la convocatoria elaborada por el seleccionador sueco, aunque de origen noruego, Solberg. Había dado positivo por Covid-19 hacía unos días, lo que había provocado que se perdiera varios partidos. De hecho, había llegado a la final en tiempo récord tras superar su contagio, algo con lo que casi ni él mismo contaba. Como si de una visión se tratara, su entrenador decidió incluirle en la convocatoria para el duelo ante España.
Sin embargo, la realidad obligaba a tener cuidado y precaución con su situación. No estaba ni mucho menos al 100% para jugar el partido y por eso el seleccionador decidió apostar por otros jugadores como Chrintz y Petterssonantes para la batalla de los extremos. Pero Ekberg aguantaba su momento. Y llegaría, vaya que si llegaría.
No hizo su primera aparición en el partido hasta el minuto 20. Una mala racha de su compañero, y especialista en los lanzamientos de siete metros, Wanne, llevó a Solberg a tomar una drástica decisión. Dos fallos que terminaron provocando que Ekberg pasara a ser al lanzador. Con frialdad saltó unos segundos a la cancha para asumir la responsabilidad y marcar su primer gol en el partido.
El extremo sueco no volvería a la pista hasta el segundo tiempo. De nuevo con el mismo cometido, seguir transformando siete metros para Suecia hasta ser decisivo en el marcador. Anotó cinco goles en poco más de un minuto que estuvo sobre la pista. Después de haber pasado un mal momento tras su positivo por Covid-19, la leyenda del Kiel y uno de los máximos goleadores de la historia de la selección había impulsado con sus tantos a un equipo que buscaba repetir la hazaña conseguida por la generación del 2002, de cuando databa el último oro Europeo de Suecia.
Tras haber anotado cuatro goles le llegó la gran responsabilidad de ejecutar el último lanzamiento, ese que debía romper el empate a 26. Y Niklas Ekberg lo hizo, viviendo la noche más gloriosa de su extensa carrera cuando unas horas antes ni siquiera sabía si podría ser capaz de jugar el partido. Así es el deporte y así la vida, que puede tener un gran plan escondido para hacerte campeón y estrella en cualquier momento.
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