Mireia Belmonte empieza a ver la luz del extraño túnel que ha sido su travesía por el final del 2021. Después de terminar su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la nadadora de Badalona se quedó sin grandes objetivos al frente y centrada completamente en su preparación y recuperación de cara a la próxima cita olímpica.
El objetivo de la campeona española es llegar a París 2024 en plena forma, algo que no ha podido conseguir de cara a Tokio por esos problemas que sufre en el hombro y que le han restado capacidades, tiempo de preparación y la posibilidad de hacer las competiciones que le hubiera gustado.
Antes que ir llegando tarde a todos los objetivos que podría tener por el camino, como hubiera sucedido en los campeonatos del mundo de este año en caso de no haber sido suspendidos, lo que Mireia persigue es poder estar en la ciudad gala con el máximo de garantías y hacia ese punto de mira quiere enfocar su preparación en el futuro a corto y medio plazo. Para ello, Belmonte ha decidido hacer su regreso al CAR de San Cugat con motivo del inicio de una temporada que ahora mismo tiene fijado el Europeo como gran objetivo.
El regreso a San Cugat
Era una incertidumbre total donde iba a retomar sus entrenamientos Mireia Belmonte después de su participación en la cita olímpica de Tokio 2020. De momento, la nadadora de Badalona ha continuado con su preparación en su domicilio y por su cuenta a la espera de tomar una elección que pudiera ser definitiva o al menos que pudiera servirle para cerrar la presente temporada.
Todo arrancó con la marca de su entrenador de confianza del Centro de Alto Rendimiento de San Cugat, donde Mireia se había preparado hasta el momento. Se trataba de Fred Vergonoux, quien aceptó una oferta del nuevo proyecto de Metropole para volar rumbo a Las Palmas. Quien fuera su entrenador desde el año 2009 decidió romper con la Real Federación Española de Natación y, de esa forma, separó también sus caminos de la campeona española.
Por ello, Mireia ha pasado casi los últimos 200 días un poco desaparecida en el aspecto deportivo y alejada de la esfera pública a la espera de hacer oficial su decisión. La nadadora terminó su camino a finales de julio y desde el pasado 31 de enero ha regresado a los entrenamientos en el CAR. Ya tiene puesta la vista en sus nuevos objetivos, aunque sin olvidar que la meta estará en París y no en otro tipo de competiciones de menor rango.
La nadadora de la UCAM de 31 años ha definido este plazo de tiempo como un periodo de semiactivación en el que ha tenido que decidir cuál iba a ser el siguiente paso a dar para restructurar su carrera deportiva. Finalmente, el centro al que acudió en 2013 para continuar con su trayectoria ha sido su decisión provisional, la cual espera que se mantenga al menos hasta el final de temporada.
La figura de Wildeboer
Con su retorno al CAR de San Cugat, Mireia ha comenzado una nueva etapa de su carrera como nadadora a las órdenes de un nuevo entrenador. De momento, se trata de una solución provisional, tanto para ella como para la RFEN. El encargado de sustituir a Fred Vergonoux cerca de la badalonesa será Olaf Wildeboer.
El joven técnico de la federación ha sido el encargado para sustituir al entrenador francés al frente del grupo de la Federación perteneciente a San Cugat. Sin embargo, se trata de una decisión que podría tener un carácter temporal, ya que la propia organización nacional ha comunicado que están a la espera de encontrar un técnico con más experiencia que el integrante de los hermanos Wildeboer para que los dos trabajen codo con codo en busca de la mayor preparación posible.
Olaf nació en Sabadell y a sus 38 años tendrá la gran oportunidad de su carrera deportiva como técnico, ya que podrá ponerse al frente de los trabajos de toda una estrella de la natación mundial como es Mireia. Fue miembro del Club de Natación de Sabadell y su gran especialidad fueron las pruebas de los 200 libres.
Fue varias veces campeón de España y actualmente posee el récord nacional de la especialidad. Participó en los Juegos Olímpicos del año 2004 en Atenas y después decidió empezar a competir por los Países Bajos. Su figura destacó también por ser hermano de otro gran nadador nacional como fue Aschwin Wildeboer.
El Europeo, sin prisa
Mireia ha pasado unas últimas temporadas muy complicadas a nivel de lesiones, especialmente tras sus problemas en los hombros que arrastra de manera casi crónica. Por ello, quiere ponerle calma a su vuelta y pensar en el largo plazo. Lo que tiene claro es que este 2022 no será un año para andar con prisas, sino para dar pasos firmes en su retorno a lo más alto, algo que no pudo demostrar en Tokio 2020.
De momento, la no presencia en los campeonatos del mundo que se iban a celebrar en mayo, para los cuales no había obtenido plaza y que además se han suspendido, aclara aun más su panorama. Las marcas mínimas debían alcanzarse en el mes de abril y su pensamiento ya está puesto ahora en el Campeonato de Europa.
La competición en el Viejo Continente se celebrará en el mes de agosto en Roma y ahí espera estar de nuevo Mireia en una competición a un buen nivel de forma y de rendimiento dentro de la piscina. Para ello, tendrá que obtener la marca mínima en el mes de junio con la esperanza de haber avanzado en su puesta a punto en esta nueva aventura que va a arrancar en la que seguirá siendo su casa. En función de sus resultados y de sus sensaciones, dictará sentencia para el 2023.
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