Victoria de Los Ángeles Rams en la disputa de la Super Bowl LVI ante los Cincinnati Bengals en un partido que tuvo de todo. Los californianos salieron vencedores en su propia casa después de una espectacular remontada guiada por la brillante puesta en escena de Cooper Kupp y Aaron Donald. Ellos se han convertido en los nombres propios del segundo trofeo Vince Lombardi de la historia del club.
Estados Unidos ha vivido uno de sus días grandes del año. La Super Bowl siempre es un acontecimiento que supera cualquier otro evento deportivo y el de este año 2022, celebrado entre las inclemencias previas de la climatología y de la pandemia, no ha sido menos. Ni el más grande de los coliseos ni el mayor de los gigantes. Nada se asemeja a lo que representa el fútbol americano para este país.
El gran día arrancaba desde muy temprano en California. Decenas de fieles se reunían en las iglesias como cada domingo. La diferencia es que muchos llevaban esta vez la camiseta de sus Rams. Rezaban, entre otras cosas, para que su equipo ganara a Cincinnati en la Super Bowl LVI. La primera tras el adiós de Tom Brady.
En mitad de Inglewood -ciudad al oeste de Los Ángeles- se alza una imponente estructura de metal que parece venida del espacio. Es el SoFi Stadium, lugar donde se celebró la madre de todas las batallas. Cinco mil millones de dólares fueron invertidos en este monstruo plagado de modernidades que fue tomado por los fans de los Bengals. Eran visitantes, pero parecía que jugaban en casa.
Tras una espectacular previa cayó la tarde en Los Ángeles y empezó el duelo. Los Rams eran los grandes favoritos y así lo demostraron. Odell Beckham JR se apuntaba el primer touchdown. Esta temporada cambió de equipo porque le definían como un 'cáncer' en el vestuario. Se ha hartado de decir que estaba ansioso por una oportunidad así y no tardó en hacerlo.
Enfrente estaban los Bengals. Juventud, talento y osadía. Esa era la definición tanto de Cincinnati como de su mejor jugada antes del descanso. Un cambio de piezas rompía la defensa de Los Ángeles y ponía un apretado 13-10 en el marcador. Mandaban los locales, pero había partido.
Tras el segundo cuarto llegó el momento para el intermedio. Solo se movían de su sitio en el SoFi Stadium Eminem, Dr. Dre, Mary J. Blige, Kendrick Lamar y Snoop Dogg, los encargados del show en el descanso. Las gradas se iluminaron al son del hip-hop. E incluso apareció el rapero 50cent como invitado. Muchos lo definieron como gran espectáculo.
El momento de la verdad
Durante el show, los Bengals se dejaron la puerta del vestuario abierta. Escuchar el increíble concierto parecía la única justificación posible a la furia con la que empezaron el tercer cuarto. Anotaban y recuperaban rápido el balón. Estaban dando algo similar a un golpe de estado en el partido y se ponían 20-13 arriba.
Con la noche ya cerrada sobre la ciudad de Los Ángeles, la millonaria cubierta del SoFi se iluminó. Mientras tanto, en el césped se estaba jugando el último cuarto. Matthew Stafford, que llegó esta temporada a Los Ángeles en busca del anillo que llevaba 13 años esperando en Detroit, buscaba su momento. Salió al campo con seis minutos todavía por jugarse para intentar decidir.
Era el momento en el que el amarillo, que en este deporte es señal de infracción, aparecía en escena para apoderarse de la situación. Los ataques se hacían cada vez más eternos mientras los aficionados de los Rams contenían la respiración. Por su parte, los de los Cincinnati Bengals apretaban de lo lindo, aunque no era suficiente. El desenlace del choque lo iban a marcar la precisión, la sangre fría y un vital touchdown de los de casa.
Ahora eran los Bengals los que estaban contra las cuerdas. Joe Burrow, quarterback de Cincinnati, tenía un minuto y veinticinco segundos para dar la vuelta a la situación una vez más y para ganar el partido. Pero también tenía a un auténtico animal enfrente. Aaron Donald y sus 120 kilos de puro músculo lo atrapaban en una acción que ya es historia de este deporte. Así terminaba un partido que daba a los Rams su segunda Super Bowl. La atmósfera de Los Ángeles se llenó de confeti blanco y amarillo para celebrar que uno de sus equipos volvía a ganar un anillo.
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