Comenzó siendo un secreto a voces y ya es oficial. Barcelona ha ganado la carrera por acoger la Copa América de vela del año 2024. Un reto por el que tanto el gobierno de la Ciudad Condal, liderado por Ada Colau, como el de la comunidad, con Pere Aragonès al frente, habían luchado ferozmente. Finalmente, su propósito para convencer a Grant Dalton y todo su equipo ha resultado satisfactorio.
El Comité Organizador ha terminado seleccionado a la gran urbe catalana por encima del resto de sus competidoras confiándole la organización de una de las pruebas del deporte más importantes del mundo. De hecho, está demostrado mediante informes y estudios probados que se trata del tercer evento deportivo que mayor impacto genera tras la Copa del Mundo de fútbol y los Juegos Olímpicos.
La Copa Amércia de vela regresa a Europa, algo que no había hecho desde que pasara por Valencia en las ediciones de los años 2007 y 2010. Dos proyectos excelentes en lo deportivo, pero muy polémicos en lo económico y en lo político. Ahora, Barcelona pretende dejar atrás aquel mal recuerdo de la ciudad del Turia y aprovechar lo que es una oportunidad única de expansión y de crecimiento. Y más en una época en la que el espíritu deportivo de Barcelona y de Cataluña están en duda debido a la crisis de los Juegos Olímpicos de Invierno del año 2030.
El Emirates Team New Zeland, que defiende el trofeo ganado en la última edición, viaja desde Auckland hasta Barcelona para ejercer su defensa. Ha sido necesario un enorme trabajo diplomático, un gran proyecto económico tanto privado como público y una justificación deportiva en la teoría, todavía no en la práctica, para intentar argumentar que será un éxito. Así pues, arranca lo que será el segundo paso por España del torneo más antiguo del mundo, ya que las primeras ediciones datan de 1851.
Victoria sobre Arabia Saudí
En los tiempos que corren, conseguir ser sede de una competición tan importante es un logro mayúsculo que Barcelona debería celebrar a lo grande. Pero más todavía después de haber conseguido este brillante triunfo por encima de países con tanto como poder como el que ahora mismo atesora Arabia Saudí. Un país sin tradición deportiva y en el que el respeto por los derechos humanos brilla por su ausencia, pero repleto de dinero.
Por eso, la batalla partía en desigualdad de condiciones desde el principio. Sin embargo, Barcelona ha conseguido imponer su categoría y su valor en el mundo y en el deporte para sacar ventaja. Así pues, ha conseguido que muerda el polvo un estado que ya ha desplazado hasta allí torneos importantes de fútbol, de golf, que ha conseguido tener su propio Gran Premio de Fórmula 1 y Fórmula E o que se ha hecho con el Rally Dakar para la próxima década.
Pero ahora, no ha podido acoger también la Copa América de vela. El Emirates Team New Zeland ha elegido finalmente realizar su defensa de Jarra de las Cien Guineas en Europa y concretamente en el puerto de Barcelona. Es la tercera vez en la historia que el equipo ganador elige un país fuera del suyo propio para resguardar su corona. Las veces anterior fueron Valencia 2007 y 2010, cuando el Alinghi suizo eligió también España, y Bermudas 2017, cuando el Oracle del magnate Larry Ellison eligió un territorio con grandes exenciones fiscales.
La victoria de Barcelona ha supuesto un golpe importante a un país acostumbrado a conseguir todo lo que se proponga tirando de chequera y abriendo el grifo de los petrodólares. Sin embargo, no solo Arabia Saudí y Jeddah han caído en esta contienda. También optaban al reconocimiento otra ciudad española como Málaga y Cork, en Irlanda. Antes se había quedado también por el camino Valencia.
Sin embargo, ninguna de estas importantes urbes consiguió presentar un proyecto tan ambicioso y completo en lo económico y en lo deportivo como Barcelona, quien supo encontrar el equilibrio entre sus virtudes y la aportación económica necesaria. En esta ocasión, el poderío saudí ha sido insuficiente.
Un proyecto económico complejo
Barcelona no solo tuvo que convencer a Grant Dalton y a todo el Comité Organizador de ser la mejor sede en cuanto a lo turístico, lo deportivo, lo social y lo cosmopolita. También ha necesitado completar una operación económica de altos vuelos. Concretamente, ha sido menester obtener un acuerdo total entre instituciones municipales, autonómicas y también privadas.
Para comenzar, Barcelona tendrá que soportar una inversión inicial en concepto de canon que superará con creces los 70 millones de euros. Aunque el gasto podría dispararse como ya se ha demostrado en ediciones pasadas. Sin embargo, las buenas noticias que al menos intentan transmitir los agentes implicados en la victoria de la Ciudad Condal hablan de un impacto global, general y final cercano a los 1.000 millones de euros.
Una cantidad que resulta una auténtica barbaridad, aunque si las cosas se hacen bien, puede hacerse real o acercársele. La Copa América de vela está considerada la competición más grande del mundo por detrás del Mundial y los JJOO. De hecho, en Barcelona se asegura que su repercusión es comparable a la suma de diez veces la que produce el conocido Mobile World Congress. Así lo estiman algunas consultoras locales.
Entre las pruebas previas y las finales, la organización del evento puede ser un gran pelotazo para Barcelona. Además, cuenta no solo con el apoyo de las instituciones públicas, si no que detrás de este proyecto se encuentra Barcelona Global, con su presidenta Aurora Catà, y Barcelona&Partners, con la implicación total de su CEO Ángel García.
El trabajo de ambas instituciones ha conseguido el apoyo de las 220 principales empresas, centros de investigación, figuras emprendedoras, escuelas de negocios, universidades e instituciones culturales de la ciudad. Un gran conglomerado de carácter privado que ha impulsado este proyecto desde abajo.
De esos 70 millones necesarios en forma de avales para acoger la 37ª edición de la gran regata mundial, 25 han llegado a través de aportaciones privadas. El resto ha sido aportados por diferentes entes públicos. Las administraciones aportarán 10 millones en el primer semestre del año, otros 20 'kilos' en enero de 2023 y 10 millones más en el mes de octubre del mismo curso.
Estas aportaciones estarán sujetas a la consecución de un volumen de ingresos que pueda convertirlas en reembolsables. Por su parte, el Ayuntamiento de Barcelona ha asegurado una aportación que podría elevarse hasta los 10 millones de euros. Por último, existe una última pequeña aportación de 5 millones más que ha llegado a última hora desde Turisme de Barcelona. Aportación que saldrá principalmente de las arcas de la Diputación.
Mal recuerdo de Valencia
Barcelona afronta este magnánimo proyecto con ambición social, deportiva y económica. Puede suponer un impulso para la ciudad, pero la historia indica que también puede convertirse en una manzana envenenada si no se realizan bien las cosas. El fantasma de Valencia sobrevuela el horizonte y más cuando desde Barcelona ya se ha filtrado la jugosa cifra de 1.000 millones de euros en concepto de impacto económico.
Según diversos estudios y reportes, Valencia terminó la organización de la Copa América de 2007 y 2010 con un tremendo agujero económico de unos 400 millones de euros. Está claro que por mucho que pueda generar, si existen desvíos de fondos y dispendio en los gastos, al final, hasta un evento de estas proporciones termina siendo un pufo.
Consorcio Valencia 2007, la plataforma creada por el Gobierno Central, la Generalitat Valenciana y Ayuntamiento de la ciudad para gestionar la explotación de las infraestructuras desarrolladas con motivo de la celebración de la Copa América de vela, arrastró durante una década deudas por valor de esa elevada cifra. Casi todo el desarrollo se centró en las instalaciones de La Marina. Y tuvo que ser el Estado, y por ende el resto de españoles, los que cargaron con esa enorme deuda a sus espaldas.
Las últimas cuentas del evento corresponden al año 2017 y fueron publicadas en el BOE con pérdidas astronómicas. Se aprobó la construcción de unas infraestructuras para que Valencia albergara la Copa América que después no generaron los ingresos de explotación esperados. Aunque sí mejoraron la salud de la zona del puerto para la ciudadanía de la ciudad. En el mes de febrero del año 2005 se solicitó un crédito al ICO por valor de 320 millones de euros y solo se abonaron 14 de las 50 cuotas programadas.
El Consorcio Valencia 2007 terminó en juicios también con el Banco Santander tras la concesión de un préstamo superior a los 60 millones de euros. La entidad financiera reclamaba cerca de 12 'kilos' por el impago de una póliza de crédito suscrita en el 2013. Un montante total de deuda cercano a los 400 millones de euros en el que terminó interveniendo el Gobierno central, en colaboración con la Generalitat de Valencia y el Ayuntamiento de la ciudad, para cerrar el proyecto de la Copa América de 2007 de la forma más airosa y silenciosa posible.
La Generalitat Valenciana consiguió aplazar los pagos derivados del gasto de la Copa América para abonar las nóminas de la televisión autonómica creada tras el cierre del famoso Canal9. El desastre fue todavía mayor cuando en un primer momento, las cuentas arrojaron un beneficio de 30 millones de euros y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) aseguró la existencia de una inyección de casi 2.800 millones.
Sin embargo, la realidad que para algunos ya empezaba a pintar un panorama realmente negro, obligó a reformar las pretensiones de cara a la edición del 2010 y la creación de una Copa América de vela low cost. Hecho que estuvo agravado además por la publicación de una sentencia de la Corte Suprema de Nueva York debido a que la Federación Española de vela se inventó un club que en realidad no existía para retener la organización del evento una edición más. Así consiguieron acoger el duelo entre el Oracle estadounidense y el Alinghi suizo.
Eso sí, después de la construcción de unas infraestructuras de un millón de metros cuadrados con 650 puntos de amarre, servicios para superyates, bases para los 12 equipos que participaron y varios edificios lujosos en el puerto de Valencia. La ciudad del Turia sigue cargando con el cadáver de aquel terrorífico proyecto y muchos se preguntan si Barcelona podrá evitar esa ruina y sacar solo éxito de su elección.
[Más información: Los JJOO de 2030, en riesgo para España: el Gobierno se contradice en la crisis entre Aragón y Cataluña]
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