Simone Biles continúa yendo casa semana a terapia después de la crisis que sufrió durante los pasados Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La gimnasta continúa en plena recuperación para, como ella dice, volver a estar sana. Porque no solo se trata de estar bien físicamente, sino también mentalmente. Y ahí es donde la estadounidense ha jugado un papel fundamental en la visibilización de los problemas de salud mental.
Y no solo de estos. La joven es una auténtica activista. Del Blacks Lives Matter a la defensa de los derechos LGTBI+. Por supuesto también contra el machismo. "Si puedo ayudar a la gente y ser una voz para los que no la tienen, ahí estaré siempre", asegura una Simone Biles que ha pasado de ser la mejor gimnasta de todos los tiempos a un icono en la lucha contra diversas injusticias.
Expresarse libremente es algo que ha aprendido a hacer con el tiempo. Antes tenía miedo de hablar por el qué dirán. Pero esto es algo del pasado. La estadounidense está creciendo a todos los niveles y eso es algo que confirma con cada una de sus nuevas declaraciones públicas.
"Si puedo ayudar a la gente y ser una voz para los que no la tienen, ahí estaré siempre. Todos tenemos derecho a defender aquello en lo que creemos. Para mí no ha sido nada fácil tener una opinión sobre determinadas cosas. Tampoco darla a conocer, porque siempre da un poco de miedo cómo reaccionarán los demás cuando te expresas libremente", explica en una reciente entrevista para la revista Elle.
Mujer. Negra. Reivindicativa. Olímpica... Y así un largo etcétera que han podido ocasionarle en alguna ocasión que se infravalore lo que ha conseguido: "Incluso aunque haya roto barreras y récords mundiales, te juzgan en función de lo que perciben. Gestionar la soledad y el peso que sientes cuando el mundo espera que ganes es duro, pero creo que es más difícil ser una mujer atleta, porque algunos desean que fracases. Mantener la naturalidad puede ser un reto cuando algunos solo esperan un desliz".
Las luchas de Biles
Referente en la lucha contra los abusos sexuales a raíz del 'caso Larry Nassar', la estadounidense se comprometió de lleno con las protestas por los episodios racistas vividos en su país. Una Simone Biles que de entrada marcó un antes y un después dentro del mundo de la gimnasia. Un mundo que durante décadas estuvo marcado por las diferencias en el color de la piel. Ella se encargó de romper estereotipos y de abrir una senda para las siguientes generaciones.
De la mano de esto, llegó un gran cambio en su carrera. Dejó Nike para firmar con la marca Athleta, centrada esta en las mujeres. "Sentí que no se trataba solo de mis logros, es lo que representaba y cómo me iban a ayudar a usar mi voz y también a ser una voz para las mujeres y las niñas", aseguró Biles. "Siento que también me apoyan, no solo como deportista, sino como mujer fuera del gimnasio y con el cambio que quiero crear, que es muy refrescante", agregó sobre su nuevo patrocinador.
También fue con todo a la hora de luchar por los derechos del colectivo LGTBI+. Esto después de el grupo cristiano conservador 'One Million Moms' criticase un anuncio de Uber Beats protagonizado por la propia gimnasta y por la estrella no binaria de 'Queer Eye' Jonathan Van Ness. "El mundo en el que vivimos me entristece, ¡pero haría x1000000 comerciales más contigo solo para enojar a todos! La comunidad LGBTI+ siempre tendrá mi apoyo y se sentirá bienvenida en mis redes sociales", señaló entonces.
Ahora, la Simone Biles más empoderada del presente y el futuro se concentra en algo que parece muy simple: ser feliz. Algo en lo que trabaja a diario después de alcanzar la gloria y también caer en un particular infierno. "Vivir. ¿Es que acaso hay algo más apasionante que eso? Es mi nueva carrera de fondo", afirma esta número uno.
[Más información - EEUU blinda el fútbol femenino frente a la salud mental: el 'caso Biles' sigue transformando el deporte]