María de Valdés (Fuengirola, 1998) es una de las grandes estrellas de la delegación española que tomará París en los próximos Juegos Olímpicos. A pesar de que su paso por Francia supondrá su debut en la cita más importante tras quedarse a las puertas de Tokio, su nombre se sitúa ya junto al de otros galácticos como Ana Peleteiro, Carlos Alcaraz, Carolina Marín o Hugo González de Oliveira. 

Porque aunque a María le dé la risa nerviosa cada vez que piensa en el podio y en el oro olímpico, su trayectoria en los últimos años le da permiso para soñar en grande. En el año 2022 se colgó la medalla de plata en los Europeos de Natación en la disciplina de Aguas Abiertas (5 kilómetros). Y hace tan solo unos meses, en febrero, certificó su plaza olímpica proclamándose subcampeona del mundo (10 kilómetros) en Doha. 

Por ello, María se ha ganado todo el derecho del mundo a que se la tenga en cuenta para ser una seria aspirante a, como mínimo, estar entre las mejores. Sin embargo, su objetivo real va mucho más allá de un metal. Su gran reto en París será dar su mejor versión y dedicarle esa actuación que lleva años preparando con mimo a alguien muy especial. 

Concretamente, a su padre, quien desde hace unos meses sigue sus pasos desde el cielo. Y es que María ha atravesado por momentos muy duros. Después de atravesar un calvario de lesiones provocado sobre todo por sus problemas de hombro, a finales de 2023 se vio obligada a hacer frente al golpe más duro de su vida. Y desde entonces, no ha tenido casi tiempo ni de asimilarlo. Solo de trabajar a conciencia con su psicóloga y de prepararse para ser toda una referente en el agua.

Ahora, con la mente ya puesta en ese 8 de agosto, día en el que luchará por su sueño en el río Sena de París, agota sus últimos días de entrenamiento en el CAR de Sierra Nevada. Desde allí, ha atendido muy amablemente a EL ESPAÑOL para hacer un repaso de ese camino lleno de altibajos y para hablar del presente, del futuro y de la vida con unos Juegos Olímpicos como excusa.

La nadadora María de Valdés en la piscina tras un entrenamiento.

La nadadora María de Valdés en la piscina tras un entrenamiento. Imagen cedida

Bueno María, quedan menos de dos semanas para que empiecen los Juegos Olímpicos. ¿Cómo van esos nervios?

Pues la verdad es que muy bien. Ahora estamos aquí entrenando en Sierra Nevada. Llevamos solo cinco días y nos quedarían dos semanas hasta que nos vayamos a París, que nos vamos el día 4 de agosto.

Claro, eso te iba a comentar, que como hasta el día 8 no compites, no vas a estar en la ceremonia inaugural, ¿no?

No, no podemos estar. La Federación habló con nosotros y obviamente vamos a priorizar el estar entrenando en altura, el descanso y hacer todo lo posible para llegar al 100% a la prueba. Por lo tanto, creemos que tenemos que evitar esa ceremonia. Que todo sea por hacerlo lo mejor posible y rendir al 100%.

¿Cómo ha sido para ti este ciclo olímpico después de quedarte fuera de Tokio y cómo afrontas tu debut en unos Juegos?

La verdad que fue bastante duro asimilar el no poder participar en esos Juegos de Tokio. Pero creo que el no haberme clasificado me ha servido para hacerme más fuerte tanto a nivel personal como a nivel deportivo. Siempre he pensado que si no me clasifiqué fue porque no era mi hora. Entonces, he querido ser siempre constante y tener la cabeza fría para poder afrontar de la mejor manera posible París 2024.

Era un objetivo que lo tenía siempre entre ceja y ceja y al final todo el trabajo que llevo detrás se pudo ver en Doha. Lo estoy haciendo con mucha ilusión y con muchas ganas de poder dar mi mejor versión en allí en París, en el Sena. Así que bueno, ahora toca seguir trabajando duro hasta que llegue el día de la prueba.

Aunque la natación es un deporte que históricamente ha tenido muchas estrellas en España como pueden ser los casos de Mireia Belmonte o ahora de Hugo González, el terreno de las aguas abiertas está más por descubrir. ¿Tú te sientes un poco referente en este sentido y sobre todo por la atracción que seguro que vas a generar en París?

Yo creo que las aguas abiertas poco a poco se están dando más a conocer y están teniendo más visibilidad y creo que es una disciplina que cada año que va pasando se va viendo más. Yo espero siempre dar lo mejor para todas esas nadadoras que vienen pisando fuerte y esperemos que sea una disciplina que se pueda ver como otra cualquiera a nivel de unos Juegos Olímpicos.

¿Cómo le explicarías a la gente en qué consiste la natación en aguas abiertas? ¿Qué diferencias hay con la tradicional natación en la piscina?

Bueno, al final la diferencia que hay es que en la piscina eres tú solo en una calle y el rival eres tú mismo porque tienes que luchar contra el crono. En aguas abiertas también porque los entrenamientos son parecidos a cuando nadas en piscina un 1500. Pero en mi caso en aguas abiertas son 10 kilómetros. Son pruebas de resistencia.

En las aguas abiertas hay muchos factores que no dependen de ti a la hora de competir, pero eso también se trabaja día a día.

En aguas abiertas no solo compites contra ti misma, sino que compites contra 60 nadadoras más. Entonces a lo mejor puede haber algún que otro codazo, tienes los giros de boya... No estás tú sola y lo sabes. Hay que saber gestionar los golpes, las salidas, las llegadas... Hay muchos factores que no solo dependen de ti, también están las mareas... Todo eso se trabaja en el día a día para que luego el día de la prueba te puedas desenvolver de la mejor manera posible.

Podríamos asemejarlo a una carrera de atletismo como un 10.000, una maratón o una prueba marcha, ¿no?

Sí, sí, exacto.

Aunque has seguido compitiendo en piscina durante todos estos años, ¿en qué momento te das cuenta de que tu futuro quizás iba más encaminado hacia esta disciplina?

Creo que fue cuando di el paso en el 2018 de irme a La Coruña, al Liceo. Creo que ahí fue el momento en el cual dije 'vale, me quiero dedicar a la natación profesionalmente y creo que las aguas abiertas son mi punto fuerte'. Quizá ahí di ese pequeño cambio. Y obviamente era una experiencia nueva que nunca había vivido y no sabía cómo me iba a salir. Pero a día de hoy soy muy afortunada de poder haber vivido esa experiencia. Estoy muy contenta porque no me arrepiento de nada. Al final estoy dando ahora mi mejor versión y espero poder seguir dándola de cara al futuro.

En los últimos meses y en los últimos años has tenido que superar momentos muy duros, tanto de lesiones como a nivel personal. ¿Cómo han ido forjando todos esos golpes a la María que eres ahora y que va a llegar a sus primeros Juegos Olímpicos?

Ha sido bastante complicado. No sabía cómo lo iba a poder afrontar porque como tú has dicho estos dos últimos años han sido muy complicado para mí. Gracias al trabajo con mi psicóloga que me ha ayudado mucho para poder estar donde estoy ahora y gracias obviamente a todo el mundo que me ha apoyado, sobre todo en los peores momentos.

Desde mi entrenador a mi familia y mis amigos, la Federación... Hay mucha gente que está detrás de todo esto porque yo sola no hubiese podido salir de ello. Es verdad que todavía estoy trabajando porque ha sido bastante duro. Lo último que me ha pasado fue el fallecimiento de mi padre y todavía lo tengo ahí...

Como te decía, en estos años has superado momentos duros, pero también has tenido éxitos muy grandes. Seguramente el primer gran triunfo fue esa plata europea de 2022. ¿Cómo la recuerdas? ¿Supuso un salto para ti en tu carrera? ¿Te sirvió para darte cuenta de que estabas entre las mejores?

Sí, justo eso fue. Era un resultado a nivel internacional que nunca había conseguido. Y para mí, el poder conseguir esa plata europea fue un plus para poder seguir adelante y confiar en mí misma porque todavía me faltaba confianza. Después de esa plata europea, a la semana me tuve que operar del hombro porque ya no podía más.

Entonces, también el pasar de verme al 100% a verme literalmente al 0%, pues también fue duro de afrontar esa situación en la que estaba. Pero bueno, poco a poco trabajando con los fisios de la Federación, con mi entrenador, con el médico que me operó, pues al final todo fue sobre ruedas y pude llegar a una de mis mejores versiones en Doha.

Este año consigues esa plata en el Mundial y consigues la plaza para los Juegos Olímpicos. ¿Qué importancia le das a este éxito y sobre todo, cómo crees que te has preparado para llegar a París y verte de nuevo en la élite más absoluta?

Yo creo que después de tantos palos me he hecho más fuerte para poder estar donde estoy. Creo que esa rabia que tenía después de no haberme clasificado para Tokio la pude sacar allí para poder clasificarme y cumplir ese sueño que tenía de ir a unos Juegos Olímpicos. Siempre dije que el primer objetivo era la clasificación para los Juegos, pero no solo quería la clasificación, sino que quería hacer algo grande y sobre todo disfrutar de mis primeros Juegos Olímpicos.

María de Valdés durante una competición.

María de Valdés durante una competición. Imagen cedida

Ahora llegan esos Juegos. ¿Qué objetivo te pones?

Principalmente disfrutarlo porque al final después de todo el trabajo que llevo detrás y dando mi 100% cada día, quiero disfrutarlo. Y así creo que voy a dar mi mejor versión y espero hacer un gran resultado. No dejan de ser mis primeros Juegos y yo me meto a mí misma también mucha presión. Por eso quiero estar tranquila porque creo que puede salir algo guay y esperemos que salga todo lo mejor posible.

Evidentemente, después de estos últimos resultados, ¿entiendes que entras en las quinielas por el oro y por el podio?

Sí... Todos los medios que me han estado entrevistando siempre me han preguntado por el tema de las medallas y he dicho que va a ser muy complicado porque obviamente no es lo mismo unos Juegos que un Mundial. Todo el mundo quiere esa medalla y quiere estar arriba.

Creo que somos 24 nadadoras, las cuales vamos a estar todas al 100% ese día. Yo quiero estar ahí arriba luchando con las mejores y al final el resultado es solo un número. Así que siempre con los pies en la tierra y dando mi 100%. Y salga lo que salga, estar orgullosa de lo que hice.

¿Cómo han sido para ti estos meses desde Doha hasta ahora? Sobre todo el hecho de verte en un punto de forma muy bueno en el mes de febrero y tener la preocupación o la necesidad de mantenerlo para llegar ahora al mes de agosto y otra vez dar tu mejor versión como me decías.

Sí, ha sido complicado después del Mundial porque verme que estaba ahí arriba me generaba miedo de no poder hacer otro resultado igual en los Juegos. Lo he tenido que trabajar con mi psicóloga para que no me afectara a nivel personal ni a nivel deportivo. Es muy complicado sobrellevar toda esa presión que nos mete la gente e incluso que nos metemos a nosotros mismos. Yo ahora voy trabajando día a día y no quiero pensar más allá. Dar cada día lo mejor que tenga para poder llegar ese 8 de agosto de la mejor manera posible.

Hace unos meses decías en una entrevista para la revista Elle que no estabas preparada para no ganar en París y esas palabras me recordaron al caso del judoka Niko Shera en Tokio. Todo el mundo le dábamos como gran favorito para el oro y no le salieron las cosas y fue para él un shock y un golpe muy grandes. Entonces te quería preguntar si tú ahora, unos meses después de aquellas palabras, te sientes más preparada para esa situación y cómo ha sido ese trabajo psicológico para aceptar que eso puede pasar y que todo sigue hacia adelante.

Lo que trabajo con la psicóloga es el tema de la presión. El resultado es un número y no significa que María de Valdés sea un décimo puesto. Es un décimo puesto por el que has estado luchando mucho tiempo, no solo durante una temporada, sino muchas temporadas atrás. Y si has dado tu 100%, tienes que estar orgullosa y saber que ese día es lo que tenías.

No puedes recriminarte nada porque al final los deportistas nos metemos tanta presión que a veces no sabemos gestionarla. Que haya quedado subcampeona del mundo no significa que ya vaya a ser campeona olímpica. Por eso no quiero ponerme un número, sino dar el 100% y estar arriba, luchando codo con codo con las mejores.

¿Te preocupa un poco el después de los Juegos? ¿Te da vértigo tener un objetivo tan grande y quedarte un poco perdida y sin saber hacia donde tirar ya sea por una desilusión o por haber hecho una muy buena actuación y tener esa sensación de tripa llena? ¿Has pensado en esa ansia que genera un objetivo y que después se traduce en falta de motivación?

Sí lo he pensado, sobre todo después de Doha. Era un Mundial y ahora unos Juegos, que es lo más grande a lo que puede aspirar un deportista, y pienso ¿qué va a ser de María de Valdés? Me he querido poner objetivos a corto plazo. Después de los Juegos necesito un descanso porque llevo también cuatro años sin tener un descanso largo y creo que tengo que descansar, asimilar un poco todo lo que me ha pasado este año.

Necesito asimilar todo lo que me ha pasado. Tengo cada día presente a mi padre. Él quería estar en París conmigo.

Al final he estado en una burbuja y no he pensado en lo que me ha pasado. He estado entrenando al 100%. Después de ese descanso quiero ponerme objetivos a corto plazo y no pensar solo en Los Ángeles porque al final quedan cuatro años y es un camino muy largo. Por lo tanto, voy a pensar siempre a corto plazo para ir motivándome otra vez, poco a poco y hacerlo lo mejor posible en la temporada que viene.

Como decías, tu objetivo es dar tu mejor versión y puede que eso sea una medalla. Imagino que tienes claro a quién le vas a dedicar esa buena actuación que quieres hacer y esa posible presencia en el podio, ¿no?

Sí, por supuesto. Al final tengo cada día presente a mi padre y todo lo que haga pues se lo voy a dedicar a él, porque él quería estar ahí conmigo y con toda mi familia apoyándome. Y sé que me está apoyando desde el cielo, así que todo lo que haga va para él y para toda mi familia.

Para ir terminando, te voy a hacer dos preguntas más y nos vamos a salir un poco de lo deportivo y vamos a entrar en un terreno más personal. Estás estudiando el Grado de Psicología en la UCAM. Es muy habitual cada vez que llegan los Juegos Olímpicos que veamos deportistas de absoluta élite y que pelean por medallas que tienen otros estudios o trabajos paralelos porque tienen que pensar en su presente y en su futuro. ¿Por qué elegiste esa carrera y cómo lo llevas?

Es bastante complicado ahora mismo estar estudiando y compaginar los estudios con el deporte. Pero al final estar en la UCAM nos facilita todo el tema de exámenes y del día a día. Y decidí estudiar la carrera de psicología porque me llamó bastante la atención este tema cuando empecé a trabajar con mi psicóloga. Me gustó y me llenó mucho.

Entonces quería poder ayudar a esas personas que están pasando o que van a pasar por lo mismo que he pasado yo a nivel deportivo. También a nivel personal me gusta escuchar a la gente y ayudarla. Por eso me llamó bastante la atención el tema de la carrera de psicología.

Otra cosa que había leído sobre ti es que te gustaría ser madre joven. Ahora en los Juegos Olímpicos vamos a tener a una superestrella como Ana Peleteiro que ha sido madre hace poco y que es aspirante al oro olímpico. ¿Cómo crees que son de importantes este tipo de ejemplos para mujeres deportistas como tú y que tienen ese futuro a la vista y que incluso se piensan en compaginarlo con su carrera y no esperar a retirarse para ser madres?

Deportistas como Ana Peleteiro son un ejemplo a seguir igual que otras como Ona Carbonell. Son mujeres que se han convertido en aspiraciones para nosotras que estamos ahora llegando a esas edades y para niñas más pequeñas. Está muy bien que lo visualicen y que se vea que después de ser madre también se puede llegar otra vez a la élite.

Es muy complicado, obviamente, porque al final tienes que hacer un parón, pero gente como ellas demuestran que se puede. Para mí, que ella esté ahí, es tener una referente. A mí me encantaría ser madre joven, pero todavía me quedan algunos años para eso.