Magnus Carlsen crea un cisma en el ajedrez tras retirarse del Mundial por unos vaqueros: "Que os jodan"
- El 17 veces campeón del mundo incumplió el código de vestimenta de la FIDE y estalló contra la organización, rompiendo sus relaciones.
- Más información: Quién es Gukesh Dommaraju, el genio indio que es el nuevo campeón del mundo de ajedrez con tan solo 18 años
Magnus Carlsen, el número uno del mundo en ajedrez durante más de una década, ha sido descalificado del Mundial de Rápidas de Nueva York por violar el código de vestimenta de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE). La razón: llevar pantalones vaqueros durante las partidas, algo expresamente prohibido según las normas de la competición. Tras ser multado con 200 dólares y negarse a cambiar su atuendo, Carlsen no fue emparejado en la novena ronda, lo que provocó su retirada definitiva.
En el momento de la descalificación, el noruego sumaba 5 puntos de 8 posibles, con un balance de tres victorias, cuatro tablas y una derrota, lo que le situaba en la 41ª posición de 180 participantes. Aunque ya tenía pocas posibilidades de retener su título, su retirada ha generado una fuerte polémica. Además, anunció que tampoco participará en el Mundial de Blitz, que comienza el próximo lunes.
La FIDE emitió un comunicado explicando su postura: "El Sr. Magnus Carlsen violó el código de vestimenta al vestir pantalones vaqueros, que están explícitamente prohibidos. El árbitro jefe informó al Sr. Carlsen de la infracción y le multó con 200 dólares, al tiempo que le pidió que cambiara de vestimenta. Desafortunadamente, el Sr. Carlsen declinó, y como consecuencia no fue emparejado en la novena ronda. Esta decisión se tomó imparcialmente y se aplica igualmente a todos los jugadores". El organismo también recordó que el alojamiento de los jugadores está muy cerca de la sala de juego.
Carlsen, por su parte, no ocultó su indignación. "Les dije que me cambiaría los pantalones mañana, pero me dijeron que tendría que ser ahora y se convirtió en una cuestión de principios para mí. Soy demasiado mayor para preocuparme demasiado. Si esto es lo que quieren hacer, me iré a algún lugar donde el clima sea un poco más agradable", señaló. En el portal Take Take, donde es colaborador habitual, lanzó un contundente mensaje: "La FIDE puede hacer cumplir sus reglas. Está bien, pero yo me voy. Que os jodan".
El conflicto no se limita solo al torneo. Según Henrik Carlsen, padre del jugador, las relaciones entre Magnus y la FIDE están completamente rotas. En declaraciones a la cadena noruega NRK, afirmó: "Magnus ya no tiene relaciones con la FIDE y sus sentimientos son de guerra total con esta organización; podían haberle dado un ultimátum y aplicar la regla mañana, pero la FIDE se mostró inflexible".
"FUCK YOU" @MagnusCarlsen is out. pic.twitter.com/3QWZtBHCPL
— Take Take Take (@TakeTakeTakeApp) December 27, 2024
La situación también pone de manifiesto las tensiones crecientes entre la FIDE y los jugadores que apoyan modalidades alternativas como el Freestyle Chess, un formato que sortea la disposición de las piezas iniciales y del que Carlsen es un ferviente defensor. El auge de este circuito ha coincidido con los rumores sobre una posible retirada definitiva del noruego del circuito clásico.
No obstante, la FIDE insiste en que su decisión fue justa. Emil Sutovsky, su director ejecutivo, matizó que Carlsen no fue expulsado del torneo, sino que podría haberse reincorporado más tarde. Sin embargo, Carlsen rechazó esta opción, consolidando su ruptura con el organismo organizador.
El incidente también salpicó a otros jugadores. Ian Nepomniachtchi, dos veces subcampeón mundial, fue multado por razones similares, aunque él sí accedió a cambiar su atuendo. Con tono irónico, comentó: "Espero que la multa de 200 dólares vaya a parar a la Fundación de Investigación de la Moda en Ajedrez".
Lo ocurrido en Nueva York no solo afecta a Carlsen, sino que coloca al ajedrez en el centro de un debate sobre la rigidez de sus reglas frente a un mundo en constante cambio. Para muchos, el mejor jugador de la historia ha dado un golpe sobre la mesa, aunque a un alto precio.