En Singapur, el doble esfuerzo de Garbiñe Muguruza. La española, que se enfrenta este miércoles a la alemana Kerber buscando su segunda victoria en la Copa de Maestras tras ganar brillantemente a Lucie Safarova el lunes (6-3 y 7-6), no ha tenido días de descanso porque compite en individuales y dobles, una rareza en el circuito actual. A diferencia de tiempos pasados, donde era habitual que las jugadoras se apuntasen a las dos pruebas en todos los torneos (ahí está el ejemplo de Arantxa Sánchez-Vicario y Conchita Martínez), el presente dibuja un escenario completamente distinto en el que las mejores del mundo huyen de la modalidad por parejas, guardando aire para usarlo en solitario. No es el caso de Garbiñe. El lunes, y en una nueva lección de garra y carácter, de lo quiero todo a cualquier precio, Muguruza mantuvo vivas sus opciones de llegar a semifinales también en dobles tras superar a Caroline Garcia y Katarina Srebotnik (7-5 y 6-2) de la mano de Carla Suárez. El mensaje quedó bien claro: a ambición es complicado que alguien le gane ahora mismo, aunque eso le cueste ir con la lengua fuera por el desgaste acumulado tras el año más intenso de su carrera.
“Hemos tenido grandes tenistas jugando tanto individuales como dobles”, explica Martina Hingis, ex número uno del mundo y campeona de 20 grandes (cinco en individuales, 11 en dobles y cuatro en mixtos). “Las hermanas Williams, Lindsay Davenport, Kim Clijsters o yo misma. Todas estábamos en lo más alto de la clasificación de ambas modalidades”, prosigue la suiza, que tras su retirada volvió al circuito en 2013 para jugar únicamente dobles y junto a Sania Mirza ha alcanzado el número dos mundial, ganando este año 9 títulos. “Últimamente es diferente porque las jugadoras se centran más en su carrera individual. El dobles es un poco diferente, te obliga a jugar de otra manera y tienes que entrenar para eso también. No puedes pensar que por jugar individuales vas a llegar al dobles y ganar el título sin más. No es algo que caiga del cielo, como todo lo demás”, se despide Hingis, con 35 años una de las candidatas a ser maestra de maestras en Singapur.
“Es muy difícil jugar individuales y dobles, especialmente cuando tienes un ránking alto porque en cada encuentro necesitas estar al 100%”, argumenta Muguruza, que en 2015 ha disputado 57 partidos en categoría individual y 35 junto a Suárez, con la que decidió formar pareja regular el año pasado. “Obviamente, competir en ambas modalidades te provoca más cansancio, pero me gusta jugar con Carla”, prosigue la joven de 22 años, que en 2014 ya logró clasificarse para la Copa de Maestras de Singapur con la canaria. “El dobles me ayuda mucho a mejorar como jugadora, a aprender otras cosas”, asegura la número tres del mundo, que aprovecha esos partidos para crecer en la media pista (su gran punto débil de siempre), entrenar la volea y pulir los reflejos, obligada por las exigencias que plantea competir en dobles.
Una pareja perfecta con Río de Janeiro en el horizonte
Garbiñe y Carla, dos de las mejores jugadoras del mundo en individuales, se unieron por una razón muy simple: sus entrenadores entendieron que encajarían a las mil maravillas, como el pan con la mantequilla. Si una es la tormenta, la otra es mar en calma. Si una aporta fuego de mortero, la otra le sigue con mano de seda. Si una es como un incendio, la otra es el agua que lo apaga. Una pareja tan nivelada como peligrosa, porque las armas que posee cada una de ellas son diametralmente opuestas.
“Veíamos que podían complementarse muy bien”, cuenta Xavier Budó, el técnico de la canaria y uno de los impulsores de la idea. “Garbiñe tiene unas características de agresividad, valentía, potencia y determinación tremendamente buenas. Y Carla tiene una gran variedad de recursos tácticos, experiencia y también estabilidad”, dice el preparador catalán, enumerando las virtudes de la pareja. “Lógicamente, uno de los principales objetivos son los Juegos Olímpicos. Lo hemos enfocado para que jugaran en estos dos años el número de torneos que pudieran con la meta de llegar a Río de Janeiro”, revela Budó sobre la cita de 2016, donde la pareja española aspira a medalla. “Lo que está claro es que no podemos dedicar todo el tiempo que quisiéramos al dobles. Es imposible trabajar profundamente las dos pruebas. Hemos sido conscientes de que generaba mucho desgaste y que en momentos puntuales del año podría ir en contra del individual, como les puede haber pasado”, añade el entrenador de Suárez. “En 2016, van a jugar algunos torneos, pero no sé si podrán ser muchos porque les marca demasiado a nivel de exigencia, tanto física como mentalmente. Por eso, darán prioridad a sus carreras individuales y disputarán el dobles aquellas semanas que se pueda”.
De momento, las españolas se lo jugarán todo en el próximo jueves contra Hao-Ching Chan y Yung-Jan-Chan, con un ojo en lo que suceda en el otro cruce. En consecuencia, Garbiñe (con dos partidos individuales aún por disputar) encara el ecuador de la Copa de Maestras con más partidos en las piernas (92) que todas sus rivales porque muchas no han jugado ni un encuentro de dobles en 2015 (Sharapova y Kvitova) y otras lo han hecho de forma fugaz (Halep, Radwanska o Kerber). Únicamente Safarova (otra de las que compite en ambos circuitos, clasificada para Singapur junto a la estadounidense Mattek-Sands) se acerca con 87 partidos, como Penneta, que suma 82.
Así, la evidente pregunta tiene respuesta anunciada para unos días. Sólo el tiempo desvelará si es posible coronarse a pares, como hacían las campeonas de antaño. De entrada, el reloj explicó cómo se preparó la española para su compromiso individual contra Kerber, que evidentemente es la prioridad: Garbiñe se fue a dormir tras derrochar energía cuando la medianoche ya había dejado su huella en Singapur.