Federer, el inmortal
El suizo remonta dos sets de desventaja por décima vez en su carrera (6-7, 4-6, 6-3, 7-6 y 6-3 a Marin Cilic) y llega semifinales , donde jugará con Milos Raonic.
6 julio, 2016 19:10Noticias relacionadas
Los genios necesitan poco para decir mucho. Con los ojos cerrados y un dedo en alto, Roger Federer presenta oficialmente su candidatura a Wimbledon tras una tarde mágica que acaba con la pista central del torneo rendida a sus pies. Se juegan los cuartos de final y el suizo salva tres puntos de partido para remontar 6-7, 4-6, 6-3, 7-6 y 6-3 a Marin Cilic, que se marcha destruido, destrozado por los tres portazos que se lleva en la cara cuando ya tiene los dos pies dentro de la siguiente ronda.
Federer, desde este miércoles el jugador con más victorias en un grande (307, desempatando con Martina Navratilova) y también en Wimbledon (84, igual que Jimmy Connors), se convierte en el semifinalista de mayor edad del torneo (34 años y 336 días) desde Ken Rosewall en 1974 y lo hace en una exhibición de coraje indomable: es la décima vez (¡10) que el suizo sobrevive a dos sets de desventaja en su carrera. Increíble.
Desde la llegada de la Era Abierta (1968), nadie ha protagonizado más remontadas que el suizo, al que el próximo viernes espera Milos Raonic (6-4, 7-5, 5-7 y 6-4 al estadounidense Querrey) por el pase a la final del tercer Grand Slam de la temporada. En Londres, hay cosas que no cambian: el sueño de Federer de llegar a 18 grandes todavía tiene mucha vida.
“Lo siento por él”, dijo Federer tras el encuentro, con el rostro brillante. “He podido darle la vuelta al resultado y he conseguido una victoria que me anima a seguir así. Es positivo haber ido de menos a más”, prosiguió el suizo, que no superaba un 0-2 desde el Abierto de los Estados Unidos de 2014 ante el francés Monfils. “Físicamente y mentalmente me siento muy bien. Estoy muy feliz”.
Al principio, Cilic encuentra rápidamente las costuras del número tres y en algo más de una hora tiene a tiro la semifinal de Wimbledon. Es un visto y no visto, pero el suizo está fuera. El croata explota a la perfección su saque para mantener a raya a su rival, que no encuentra la forma de leer el servicio de su oponente y sufre para contener sus embestidas. El número 13 tiene golpes para provocar un terremoto: de línea en línea, a estacazos cargados de mala baba, Cilic gana los dos primeros parciales y acorrala al campeón de 17 grandes, que consigue lo imposible abrazado a la épica.
TRES PUNTOS DE PARTIDO SALVADOS Y REMONTADA
A un mes de cumplir los 35 años, con una carrera que las próximas generaciones no creerán, el suizo demuestra que los genios con arrugas también saben correr, sudar y hasta apretar los dientes, que rendirse no es una opción y lo de ser una leyenda da igual cuando las cosas se ponen feas. Eso es exactamente lo que pasa en Wimbledon. Con el partido perdido, Federer salva tres bolas de rotura (3-3, 0-40) que le devuelven la fe en la victoria. Inmediatamente después de esquivar el primer careo con la derrota, el suizo rompe el saque de Cilic por primera vez en el encuentro (5-3) y se agarra al cruce con las dos manos abiertas, ganando el set y gritándole al público de Wimbledon que de esa pista no le van a sacar tan fácilmente, que por el triunfo va a exigir un tributo bien alto.
Con la pasión como motor principal, el número tres se planta en la cuarta manga y se ríe a carcajadas de la derrota: tres veces está Federer a un punto de decir adiós (con 4-5, 5-6 y con 6-7 en el tie-break) y tres veces sale adelante con un tenis indeleble que le lleva a empatar el duelo para imponerse tranquilamente en el quinto set.
A veces, el juego del suizo sería capaz de hacer llorar a una piedra. Cuando la victoria está bien lejos, Federer se entrega a las sutilezas y gracias a ellas vuelve a tener voz en el encuentro. El número tres, que es capaz de conseguir un golpe ganador restando con una dejada, levanta una ola de piropos en el graderío con su muñeca de tisú y provoca una estampida de aplausos con el revés cortado, que es una poesía de Allan Poe, un retrato de van Gogh y una escultura de Fidias, todo a la vez. Así, claro, es imposible. Hasta para Cilic, que durante más de dos horas se vio jugando una semifinal que el suizo le arrebató en la cara.
“HE LUCHADO, LO HE INTENTADO Y HE CREÍDO”
Tras conseguir el triunfo ante el Cilic, el suizo se sentó frente a los periodistas con una sonrisa evidente, incapaz de ocultar la felicidad de haber burlado a la derrota tras tenerla pegada a los talones. “Ha sido una gran batalla”, se arrancó el campeón de 17 grandes. “Es genial ganar partidos como este. He luchado, lo he intentado y he creído”, celebró el número tres del mundo, al que nunca le faltó ese convencimiento. “He tenido algunas grandes remontadas, pero esta es enorme porque ha sido en la central de Wimbledon y me mantiene con vida para ganar el torneo”, continuó Federer, que le dio más valor al triunfo por su estado en 2016.
“Ganar un partido así es una sensación increíble, pero más por la temporada que tenido. Para conseguir la victoria remontando tienes que poner a prueba tu cuerpo, luchar, estar en una batalla física… Me he sentido fuerte, mentalmente y también físicamente”, reconoció. “Estaba preocupado antes de venir aquí. Fue muy importante para mí jugar siete partidos entre Halle y Stuttgart”, siguió. “Luego, superé la primera semana de Wimbledon sin perder ningún set, algo que fue una sorpresa para mí. Lo siguiente que sé es que estoy en semifinales y esto me da mucha confianza”.