Andy Murray y Milos Raonic buscan este domingo el título de Wimbledon en un partido inédito. Por primera vez, el británico se encontrará en la pelea por un título grande con alguien distinto a Roger Federer o Novak Djokovic, sus rivales en todas las finales de Grand Slam que ha jugado hasta el momento. Igualmente, el canadiense llega al momento más importante de su carrera lanzado tras imponerse al suizo en semifinales, en un cruce que tenía perdido.
Tras la copa de campeón, objetivo de ambos, se esconden un puñado de récords que pueden batirse en Wimbledon durante una final que volverá a parar el tiempo, como ocurre siempre el último domingo de juego en el All England Tennis Club.
A LAS PUERTAS DE LA HISTORIA
“Nunca se sabe cómo va a reaccionar un jugador frente a las presiones de una final de un Grand Slam”. La frase es de Murray y apunta directamente a Raonic, clasificado por primera vez para jugar un partido de la máxima exigencia. Una victoria abriría de par en par las puertas de la historia para el número seis del mundo porque ningún jugador canadiense ha celebrado jamás un grande. Eugenie Bouchard intentó ser la primera mujer del país americano en conseguirlo (precisamente en Wimbledon 2014), pero fracasó ante Petra Kvitova.
El reto, en cualquier caso, va mucho más allá de Canadá: solo tres jugadores en la Era Abierta (desde 1968) ganaron su primer título sobre hierba en Wimbledon (Michael Stich en 1991, Andrea Agassi en 1992 y Novak Djokovic en 2011). Raonic, que podría salir de Londres como el jugador número 38 en la lista de hombres que levantaron un Grand Slam a la primera (no ocurre desde Marin Cilic en el Abierto de los Estados Unidos 2014), afronta un partido lleno de desafíos, mire a donde mire.
DE NUEVO TRAS PERRY
Tras ganar a Djokovic el título en 2013, Murray se convirtió en el primer local campeón de Wimbledon en 77 años, desde que Fred Perry lo lograse en 1936. Tras décadas de infaustos intentos, el número dos cerró una cuenta pendiente con Gran Bretaña y se soltó las cadenas que le habían atado desde su llegada al circuito, señalado como la promesa que les devolvería a lo más alto del tenis mundial.
Ahora, Murray está ante otra buena oportunidad: la de ser el primer jugador británico que gana más de un trofeo en Wimbledon. El último, por supuesto, fue Perry (ganador en 1934, 1935 y 1936). Si lo consigue, pasará a formar parte del grupo de tenistas que han levantado varias veces la copa en el tercer Grand Slam del año. Ahí le esperan Federer (siete), Pete Sampras (siete), Bjorn Borg (cinco), Boris Becker (tres), Djokovic (tres), John McEnroe (tres), Jimmy Connors (dos), Stefan Edberg (dos), Rod Laver (dos), Rafael Nadal (dos) y John Newcombe (dos). Casi nada.
EL MÁS JOVEN DESDE…
Con 25 años y 196 días, si Raonic supera a Murray sobre la hierba de Wimbledon se convertirá en el jugador más joven en ganar un Grand Slam desde que Djokovic levantó el trofeo en el Abierto de Australia 2012 (tenía 24 años y 252 días). Aunque su llegada a partidos como el del domingo se esperaba tiempo atrás, el canadiense aterriza en el encuentro tras pasar por un proceso de madurez que le ha servido para estar totalmente preparado.
No obstante, su buen papel en el torneo hasta ahora no le servirá para ganar ni una sola posición en el ránking (seguirá siendo número siete mundial si pierde la final). En caso de ganar el trofeo, sí se aupará hasta el quinto escalón de la clasificación, quedándose bien cerquita del top-4, un lugar que ya alcanzó en mayo de 2015.
MAL BALANCE EN FINALES GRANDES
Murray arrastra un pírrico balance en finales de Grand Slam, que son los partidos donde se forjan las leyendas. El británico, que busca su tercer título grande, ha ganado hasta ahora dos (Abierto de los Estados Unidos 2012 y Wimbledon 2013) de las 10 finales que ha disputado, dejándose ocho oportunidades por el camino, posiblemente demasiadas. Solo dos jugadores en la Era Abierta (desde 1968) han perdido más finales grandes que Murray: su actual entrenador, Ivan Lendl (11), y Federer (10). Un triunfo de Raonic le acercaría a esa primera posición que ocupa el checo, un récord de dudosa satisfacción.
Además, el británico busca frenar una sangría que inevitablemente le vendrá a la mente antes de saltar a competir con el canadiense el domingo: ha cedido las últimas tres finales de Grand Slam que ha jugado (Abierto de Australia 2015 y 2016 y Roland Garros 2016). Eso sí, su rival en esos tres encuentros fue Djokovic, fuera del torneo tras ser eliminado en la tercera ronda por Sam Querrey.
EL DOMINIO DEL BIG FOUR EN WIMBLEDON
Desde 2002, cuando Lleyton Hewitt ganó el título ante el argentino Nalbandian, ningún jugador fuera del Big Four ha logrado conquistar Wimbledon. Federer (siete trofeos), Djokovic (tres), Nadal (dos) y el propio Murray (otros dos) se han repartido todos los títulos en Londres, cerrando la puerta a los que intentaron entrometerse en una hegemonía sin parangón en los libros de historia. Ese fue el caso de Tomas Berdych, derrotado en 2010 por Nadal en un partido sin trampa ni cartón.
El domingo, Raonic puede poner fin a la tiranía si se impone a Murray, al que ha ganado en tres de los nueve partidos entre ambos y con el que perdió hace unas semanas el título de Queen’s, también sobre hierba. Hay que echar la vista atrás para encontrar la última victoria del aspirante: el número siete no vence al británico desde Indian Wells 2014.