Durante el Masters 1000 de Shanghái, mientras Novak Djokovic sufría para remontar 3-6, 7-6 y 6-3 a Mischa Zverev y llegar a semifinales (jugará con Roberto Bautista, vencedor 6-3 y 6-4 de Jo-Wilfried Tsonga), la ATP mostró los resultados de un novedoso sistema tecnológico en el que lleva tiempo trabajando: el índice de velocidad en pista (CPI, por sus siglas en inglés) es una escala trazada para medir el efecto de la interacción entre la pelota y la superficie, obteniendo así la velocidad de la pista. Es la mejor forma de cerrar con datos un debate que recorre cada semana el vestuario: ¿cuál es la pista más rápida de todas? ¿Y la más lenta?
De los 10 torneos analizados entre 2015 y 2016 (los nueve Masters 1000 y la Copa de Maestros de Londres, los más importantes después de los cuatro grandes), Shanghái (44.2) cuenta con la superficie más rápida, a casi nueve puntos de la siguiente (Toronto, con un 35.2) y muy lejos del último torneo de la categoría, que se celebrará en París-Bercy (29.9) la primera semana de noviembre. En el lado opuesto, y por debajo de los 25 puntos, están las tres pruebas de tierra batida (Montecarlo, el Mutua Madrid Open y Roma, siendo la que se juega en la Caja Mágica la más lento de todas).
¿Cómo se calcula la velocidad de la pista?
Durante cada partido, los datos que recoge el Ojo de Halcón se usan para medir los parámetros del coeficiente de fricción (COF) y del coeficiente de restitución (COR) para obtener el CPI. Teniendo en cuenta que el CPI se basa en un modelo del impacto de la bola contra la superficie (que asume que la pelota y la superficie están rígidas durante el impacto y la pelota se desliza a través del contacto con la superficie), solo los golpes que tengan un poco de efecto y viajen a una velocidad concreta con un ángulo determinado son comparados para que los resultados tengan consistencia.
Los valores del CPI se dividen en cinco grupos, según la velocidad de la superficie analizada: pista lenta (por debajo 29), medio-lenta (entre 30 y 34), media (35-39), medio-rápida (40-44) y rápida (por encima de 45). Solo Shanghái se acerca a esta última categoría, mientras que el resto se reparten por toda la escala sin que haya un torneo de los analizados que obtenga la calificación más alta posible, hablando en términos de rapidez.
Fricción y restitución
La fórmula es la siguiente. Para conseguir el CPI se tienen en cuenta el coeficiente de fricción (COF) y el coeficiente de restitución (COR). El COF es el ratio de la fuerza friccional entre la bola y la pista, y la fuerza de presión entre ambas mientras que el COR representa cuánto se comprime la pelota en la superficie.
La tierra batida, por ejemplo, da de media un coeficiente de fricción mucho más alto entre pista y pelota dada la naturaleza más irregular de la superficie. Si se compara con la hierba, la pelota puede deslizarse con más facilidad lo que significa que retiene mucha de la velocidad del bote. En consecuencia, el cambio de velocidad tanto horizontal como vertical se usa para calcular el coeficiente de fricción.
Por otra parte, cuanto más se comprime la pelota, más alto es el COR y más alto será el salto del bote. Por ejemplo, una pista se considera lenta si produce un bote alto y da más tiempo al restador para golpear la pelota.
Los parámetros, tomados y estudiados a conciencia, han puesto en marcha el ambicioso índice de velocidad en pista para ofrecer datos que ayudarán a entender mejor el juego. En cualquier caso, es solo el principio: en 2017 el CPI seguirá creciendo y llegará a muchos más torneos, añadiendo nuevas pistas y enriqueciendo una comparación que hasta hoy los jugadores habían realizado guiándose de sus propias sensaciones.