Después de la inauguración de la Rafa Nadal Academy by Movistar, cuando todos los invitados habían terminado la visita guiada por el centro, Rafael Nadal y Roger Federer se sentaron frente a una multitud de periodistas para repasar la puesta en marcha de la academia e inevitablemente empezaron a repasar la historia de su rivalidad (23-11 para el español), que comenzó en Miami 2004 y escribió su último capítulo en Basilea 2015.
Esta temporada, y por primera vez en 12 años, no habrá un Nadal-Federer, el partido que ha marcado la historia del tenis moderno, y también la del deporte. Las lesiones (Federer anunció tras Wimbledon que no jugaría más hasta 2017 para recuperarse de sus problemas en la espalda y en la rodilla izquierda) impedirán que los máximos rivales se crucen. Los recuerdos, sin embargo, sin imborrables. Esta es la conversación que Nadal y Federer mantuvieron (mezclando castellano, inglés y francés) tras el acto de inauguración de la academia del mallorquín.
Rafael Nadal: Tener a Federer como rival me ha llevado a querer mejorar porque siempre tenía a alguien delante que era mejor que yo. Esta es la realidad. Sabía que en tierra batida eran partidos al límite y en otras superficies las posibilidades de victoria eran bastante inferiores para mí, siendo consciente de que era mejor que yo prácticamente en todas las facetas del juego. Eso me hacía ir a trabajar cada día con la creencia de que tenía que mejorar y que eso que mejoraba no era suficiente. Yo siempre he tenido una gran motivación personal, pero tener a alguien enfrente siempre te marca una línea y un objetivo. Y ese objetivo durante muchos años ha sido él.
Roger Federer: Sin Rafa en mi carrera quizás habría ganando algún Roland Garros más (risas). Creo que si Rafa no hubiera estado, posiblemente hubiera habido otro jugador. Hipotéticamente no puedo responder a esa pregunta porque al final Rafa me hizo querer lograr más cosas. Si no hubiera estado en mi carrera, quizás no podría haber sido tan dominante porque no hubiera tenido la motivación de serlo. Quizás hubiera pensado que cinco años eran suficientes para mí. Pero como estaba Rafa, y disfrutaba tanto de nuestra rivalidad, eso hizo que quisiera más el tenis. Nuestros estilos se complementan a la perfección aunque está claro que probablemente habría ganado algún título más sin él.
Nadal: ¿Cómo habría sido mi carrera sin él? Probablemente muchos más años de número uno y quizás algunos títulos más (risas). Esa es la otra parte, pero al final de todo el trayecto y siendo realistas… haber unido a jugadores que en una misma década han ganado tanto es algo no sé si irrepetible, pero sí difícil de igualar. También hablo de Djokovic, por supuesto. Ser parte de eso hace que nuestro deporte sea grande. Y yo me siento afortunado.
Federer: No sé si nuestra rivalidad es la rivalidad perfecta. Si echas la vista atrás, hemos tenido siempre muchísimo respeto el uno por el otro. Recuerdo que cuando Rafa llegó al circuito era muy tímido y respetuoso hacia el deporte y hacia aquellos que estaban en el top-10, especialmente conmigo que era el número uno. Lo que yo decía, él estaba de acuerdo.
Luego desarrolló su propia personalidad, con sus propias opiniones. Eso fue muy interesante para mí, ver cómo Rafa fue creciendo y convirtiéndose en el campeón que es hoy. No siempre fue fácil, pero al final del día el respeto siempre estuvo ahí. Rafa es un gran ejemplo. Alguien a quien los niños admiran mucho, un gran trabajador que tiene ese carisma especial. Es una gran estrella del tenis que sobrepasa nuestro deporte, que va mucho más allá.
Nadal: El respeto jamás lo hemos perdido, los dos sin excepción. Siempre hemos mantenido que lo que pase fuera de la pista no afecta a lo que pase dentro. Creo que este es el éxito de nuestra rivalidad. No hemos dejado que los momentos de tensión o presión que hemos vivido dentro de la pista nos hayan nublado la mente para saber que el tenis no deja de ser un juego, algo que tiene un comienzo y un final.
Las relaciones y las personas van mucho más allá que cualquier tipo de momento en el que uno pueda estar más nervioso. Los dos hemos tenido claro nuestro papel y objetivo, teniendo un respeto máximo para el contrario. No es bonito que lo diga uno que es parte de ella, pero a nivel humana es una rivalidad ejemplar, nuestra rivalidad lo ha sido. Después de haber jugado por tantas cosas importantes en ningún caso es sencillo y lo hemos conseguido siempre. Tiene mérito y es gracias a nosotros dos y a todos nuestros entornos.
Federer: Además tenemos esa amistad especial que se ha creado a lo largo de los años, de ahí que esté aquí hoy mostrando mi respeto absoluto. Es una aventura increíble para Rafa y espero que tenga mucho éxito no sólo en los próximos cinco años si no también para los próximos 50 o 100 años. Estoy orgulloso de estar aquí en Manacor, he disfrutado mucho de nuestra rivalidad a pesar de que mi récord con Rafa no es muy bueno, siempre será mi gran rival, el gran rival que he tenido en mi carrera. Él me hizo mejor jugador. No había visto a nadie con tanto poder, topspin y fuerza, todo eso concentrado en un solo tenista.
Luego nuestras colaboraciones fuera de pista hicieron nuestro vínculo más fuerte y creo que eso hace aún más única nuestra rivalidad. Ayudándonos con nuestras respectivas fundaciones, también después con grandísimos partidos. Disfruto de vernos de nuevo, poder ir a comer o cenar y no es: ‘¡Oh no, tú otra vez!’. Hubo un tiempo en que sí lo era porque nos veíamos cada domingo en una pista central para jugarnos un título, pero esos tiempos están un poco en el pasado para bien o para mal, depende de cómo se mire. Aunque espero que haya más en el futuro.
Nadal: ¿Grandes partidos? Hemos jugado muchos, pero que empiece a recordarlos Roger, que es el invitado…
Federer: Creo que los partidos más duros fueron la final de Wimbledon de 2008 y la final del Abierto de Australia de 2009. Si echo la vista atrás, la de Australia quizás me dolió más porque creo que jugué mejor y quizá fue el mejor partido que hemos jugado nunca, pero también guardo grandes recuerdos de la final de Wimbledon de 2007 y también de la Miami en 2005, en la que Rafa estaba dos sets y break arriba y de alguna manera supe cómo remontar. Fue un gran momento en mi carrera.
Nadal: Creo que Roger ha dicho los mejores momentos. La final de Roma 2006 también fue muy bonita. ¿Tuviste dos puntos de partido?
Federer: No me acuerdo (risas).
Nadal: Hemos tenido momentos muy bonitos, pero no puedo escoger sólo uno. Estar en una posición de poder luchar por los mejores trofeos cuando Roger lo ganaba todo fue especial. Crecimos juntos durante casi 10 años, compartiendo los momentos más importantes de nuestra carrera. 2016 es diferente. Es un año en el que los dos hemos sido golpeados. Yo he pasado más de estas, pero creo que es de las primeras veces en la carrera de Federer que sufre algo así. Este va a ser el primer año de los últimos 12 en el que no nos vamos a enfrentar en un partido de alto nivel. Para nosotros es una mala noticia y espero que para los espectadores también.
¿Las posibilidades de que en el futuro haya otro partido importante entre nosotros dos? La verdad es que yo pienso que sí. No sé lo que puede pasar en el futuro, pero tanto él como yo estamos preparando fuerte buscando recuperarnos, para empezar la próxima temporada listos y poder competir. Si lo conseguimos, no creo que nos hayamos olvidado de jugar a tenis. No olvidemos que hace poco estábamos compitiendo por ello.