Aunque no pudo rematar su fabulosa semana con el título de Dubái, Fernando Verdasco (Madrid, España; 1983) se marchó a Indian Wells con la sensación de estar dando los pasos correctos para acercarse a su mejor versión. Antes de montarse en un avión y ponerse a pensar en el primer Masters 1000 de la temporada, el español se sentó con este periódico en la terraza del impresionante hotel Jumeirah Creekside para responder todas las preguntas que le cayeron encima con una sinceridad impecable durante la media hora que duró la conversación.
Con todo lo que ha pasado, ¿usted sueña con volver a ser el mejor Verdasco?
Mi objetivo siempre es intentar volver a dar mi máximo nivel, o el mejor nivel que he llegado a dar en mi carrera. Físicamente me encuentro bien, no estoy teniendo problemas en lo que llevo de temporada. Eso para mí es muy importante porque en los últimos años había tenido molestias en el cuello, en la muñeca, en la rodilla, en la espalda… Es cierto que debo tener muy vigiladas todas las zonas en las que he tenido problemas, pero a día de hoy estoy bien, sin dolores. Eso me deja entrenar mejor, más duro, y ser más competitivo en cada partido.
Es cierto que en febrero, en los torneos de Montpellier y Rotterdam, no he conseguido jugar bien, pero aquí en Dubái ha cambiado y el año es muy largo. Es complicado estar todas las semanas al 100%. En general, y eso es lo más importante, estoy contento por cómo estoy trabajando. Estoy convencido de que si sigo en esta línea puede ser una temporada muy buena.
Cualquier aficionado se acuerda del partido que perdió en las semifinales del Abierto de Australia de 2009 con Rafael Nadal, porque su nivel fue superlativo.
Las semifinales con Nadal fueron el partido más mediático y el que todo el mundo me recuerda, pero la gente no se acuerda, porque seguramente nadie lo vio, de cuando le gané a Stepanek por 6-4, 6-0 y 6-0, a Clement por 6-2, 6-1 y 6-1, a Murray en octavos de final o a Tsonga en cuartos de final, cuando él era número cinco del mundo.
Todo el torneo jugué a un nivel altísimo y está claro que es el mejor nivel que he llegado a dar nunca, quizás con algunas otras semanas puntuales de mi carrera. Montecarlo en la final, cuando gané el Conde de Godó… Alto, pero sobre todo constante. No sirve de mucho tener un día en el que logres bordar el tenis si luego tienes otros nueve malísimos. El tenis es una carrera de fondo, no una de 100 metros.
¿Está intentando domar a sus demonios y enfadarse menos en la pista?
Estoy trabajando un poco para intentar ser más constante. Mentalmente, siento que al tener más experiencia estoy siendo más constante de cabeza, pero al final no es solo una constancia de no perder los nervios o de montar un pollo. Hay que sacar tu juego. Muchas veces no te cabreas, pero no logras que aparezca ese juego. Hay ocasiones en las que es mejor cabrearte y sacar ese juego agresivo, en lugar de estar más neutro y que no te salga. Muchas veces parece que no quieres luchar, que no quieres ganar, y eso es totalmente absurdo. Ganar quiere todo el mundo.
A principios de año, tuvo cinco puntos de partido para derrotar en las semifinales de Doha a Novak Djokovic y acabó perdiendo el encuentro. Es solo un ejemplo entre otros que hay en su carrera. ¿Tiene mala cabeza?
A ver, el hecho de perder este año contra Djokovic en Doha tras haber tenido cinco puntos no creo que sea un tema de cabeza. Vi ese partido después y si no recuerdo mal jugué bien tres puntos de los cinco que tuve. Hay veces en las que no se da y ya está. No es una cuestión de cabeza, es simplemente que no se ha dado. De cabeza estaba bien, convencido de que podía ganar. Jugué bien la mayoría de los puntos, pero son jugadores tan buenos que se te va el partido en un un segundo.
Creo que el problema está más en las primeras rondas. Si yo hubiera llegado más veces a cuartos de final en un Grand Slam, posiblemente tendría más experiencia para pelear por unas semifinales. Lo que no es normal es lo de Wawrinka, que ha jugado tres finales grandes y ha ganado las tres, dos a Djokovic y una a Nadal. Lo normal es que para ganar tres grandes tengas que llegar a seis o siete finales. Si alcanzas solo las semifinales una vez… Es muy complicado que ganes un Grand Slam en esa ocasión, porque llegar y besar el santo no es algo común.
Australia 2009 es el mejor nivel que he llegado a dar nunca
¿Qué quiere decir?
Los partidos de tercera ronda son muy complicados, los de cuarta ronda también. Ahí es donde me he quedado muchas veces. Con Berdych, con Djokovic, con Nadal… La mayoría de las veces he perdido. ¿Mala cabeza? Bueno, a lo mejor es que ellos tienen mejor cabeza. Es muy fácil decir 'Qué mala cabeza tiene Verdasco'. O 'Qué mala cabeza tiene Almagro'. Los jugadores como nosotros tenemos muy buenos golpes, pero muchas veces perdemos contra rivales que son mejores, y hay que aceptarlo.
Un jugador buenísimo de la NBA pierde contra LeBron James la mayoría de las veces. Pues porque LeBron es mejor, no porque el otro tenga mala cabeza. ¿Que a lo mejor con la cabeza de Nadal habría sido número uno del mundo? Pues a lo mejor sí. ¿Pero quién tiene la cabeza de Nadal? Nadie. Hablar y especular es muy sencillo, pero luego no es tan fácil meterte en la pista y poner la bola cada vez al lado de la línea. Juegas contra los mejores del mundo, no es algo que dependa de ti como los dardos o lanzar tiros libres. Es mucho más complejo de lo que parece.
Sus rivales tienen claro que sus tiros son impresionantes, posiblemente de los mejores del circuito. ¿Qué falla entonces?
No es solo un tema de golpes, son muchas cosas. Hay jugadores que tienen unos golpes increíbles y que han tenido peor carrera que la mía. Es evidente que hace 10 años era mucho peor de cabeza que ahora, pero hace 10 años también tenía otras cosas. Cuando eres más inconsciente ganas muchos partidos liándote a palos y no sabes ni cómo has ganado. Ahora cuando gano sé diferenciar las cosas que he hecho bien y las que no. Cuando tenía 20 años me liaba a palos y a veces no metía una y otras las metía todas. Es lo que le puede pasar a algunos jugadores jóvenes actuales, que tienen 18 o 20 años. Con esa edad sales y te da igual todo.
A lo mejor con la cabeza de Nadal habría sido número uno del mundo
¿La juventud provoca inconsciencia?
Sí, claro. Eres mucho más inconsciente y con mucho más ego que ahora. Cuando tienes 18 años eres un niño. Puedes ser el 30 del mundo y empiezas a ganar dinero, aunque no eres millonario. La gente piensa que los tenistas ganamos millones y millones y salvo que seas Federer, Nadal, Djokovic y Murray no es así. Los demás ganamos bien, pero no somos Rockefeller. Pero bueno, ganas dinero, empiezas a viajar a los mejores torneos del mundo y a competir contra los mejores jugadores del circuito. La gente te empieza a pedir fotos y autógrafos y es fácil que se te suba el ego, pensar que eres la leche.
Con la edad te das cuenta de que eso es una tontería. Cuando me retire voy a ser una persona más. Mucha gente que te da palmadas en la espalda te las deja de dar en el momento que empiezas a perder partidos. Con la experiencia, ves más la realidad, de tenis y de la vida. Eres mucho más humano. Con 33 años, soy un jugador y una persona totalmente diferente a cuando tenía 18 años. ¿Tengo los mismos golpes? Sí, claro, pero como persona soy distinto.
¿Y con esos golpes hasta dónde podría haber llegado?
No todo es el potencial. Si fuera solo el potencial, Roberto Carretero igual habría sido top-5 muchos años, Julián Alonso también, Nicolás Almagro… Hay muchos jugadores que los ves y alucinas con sus golpes, pero cada uno tiene sus limitaciones por otros lados. Es difícil explicarlo. Hay días que no te salen las cosas y ahí aparecen jugadores que saben superarse mejor que otros en esos días malos sin tener tan buenos golpes.
¿Está claro que podría haber llegado a más? Sí. ¿Que voy a seguir intentándolo? Claramente. Si quisiera estar el 30, el 40 o el 50 del mundo no estaría motivado. A mí me motiva volver a luchar por ser top-10, ir subiendo en el ránking e intentar llegar al máximo nivel que he dado en mi carrera. Es muy difícil, y eso es evidente, pero no voy a dejar de intentarlo. Quiero ser mejor de lo que fui en el 2009 y 2010, por muy complicado que sea.
La gente piensa que los tenistas ganamos millones y millones y salvo que seas Federer, Nadal, Djokovic y Murray no es así
Entonces, y volviendo a lo de antes, todo se resume a la cabeza.
¿Que todo se resume a la cabeza? Pues a lo mejor sí. ¿Cuánta importancia mental tiene el tenis? Sinceramente, el tenis es un 70% de cabeza y el resto técnica y táctica. Hay gente que puede decir que Nadal no es tan ortodoxo al verle jugar, pero tiene un control de pelota descomunal y una cabeza colosal. Da igual que no sea tan vistoso o bonito como Federer porque las mete todas, las pelea todas y en los momentos importantes no falla nunca, sobre todo cuando era número uno o dos del mundo.
“Verdasco es un talento desaprovechado”. Es una frase que se escucha a menudo desde fuera. ¿Se considera un talento desaprovechado?
Es muy fácil hablar desde fuera. Ser el número siete del mundo durante dos años… Desaprovechado sería si no hubiese pasado del 80 o del 100. Sin entrar en nombres, desaprovechado ha habido otros muchos más que yo. He tenido una carrera buena. Tres Copas Davis, dos años dentro de los 10 mejores y he ganado a todos los grandes tenistas menos a Federer. No sé si eso es estar desaprovechado.
¿Que podría haber sido más regular? Claramente. Todo el mundo puede dar un poco más. Hasta Nadal, que es la mejor cabeza de la historia, posiblemente en algún punto de su vida ha podido dar un poco más. ¿De qué estamos hablando? ¿De poder dar un poco más? Todo el mundo lo puede hacer.
Quiero ser mejor de lo que fui en el 2009 y 2010, por muy complicado que sea
Pablo Carreño está luchando con fuerza por cambiarlo, pero el futuro del tenis español sigue pintando igual de mal en comparación con las últimas tres décadas.
En comparación, sí. Ojalá que Carreño haga grandes cosas y que los más jóvenes de nuestra generación mantengan a España en el lugar donde se merece. Como español, me encantaría que España siguiese con el nivel de todas las generaciones pasadas, pero vamos a ser sinceros. Que haya otro Nadal, otro Ferrer… Siempre lo he dicho y creo que no soy el único. La gente realmente no lo ha valorado lo suficiente y no es por querer tirarme flores. No lo necesito para nada.
Creo que es muy complicado que vuelva a haber una generación así. Ojalá las haya hasta que me muera y más, pero es difícil. Cuando ganábamos Copas Davis y al año siguiente perdíamos en cuartos de final era una catástrofe. Hay que valorar un poco más cuando las cosas se hacen tan bien como se han hecho, pero no solo en el tenis.
Hace unos años se ganó el Mundial de baloncesto, el de fútbol, la Davis… Era algo increíble. ¿Realmente nos hemos dado cuenta de todo lo que el deporte español ha conseguido? ¿O somos unos ingenuos y no nos damos cuenta de lo que hay? Hay que apoyar un poco más a los deportistas españoles que han hecho algo histórico. Con el tiempo, se valorará más de lo que se ha valorado hasta ahora.
Feliciano López llegó a 60 grandes jugados de forma consecutiva y cuando le preguntaron por su retirada no dudó un segundo: a esta edad hay que ir año a año, sin pensar más allá.
Tiene razón en ese sentido. Lo que nos mantiene es la motivación. Sin eso es imposible mantenerse entre los mejores del mundo. En cuanto bajas la motivación, te vas. Incluso con la motivación te puedes ir. Hay jugadores con mucha calidad y están hundidos en la clasificación. Por ejemplo, Dodig ahora está el 190 y su juego no es el de un 190 del mundo. Creo que voy a jugar hasta que el cuerpo y la motivación me den. Y el ránking, claro. Igual estoy muy motivado y físicamente impecable, pero estoy el 200 del mundo. La mentalidad de Feliciano es la correcta. Ir año a año y cuando llegue el momento de la retirada lo sabrás. Por mí, jugaría hasta los 60 años, como en el golf.
Sería un talento desaprovechado si no hubiese pasado del 80 o del 100 del mundo
¿Y luego?
Me encanta el mundo del tenis y es lo que he hecho toda mi vida. Me gustaría seguir ligado como entrenador de algún jugador. Me encantaría ayudar a niños de entre 14 y 18 años, una etapa clave para dar el salto al profesionalismo. Por otro lado, quizás montar una academia. Feliciano y yo pensamos hacerlo en su día, pero también es complicado mientras somos jugadores. El tenis requiere estar con la cabeza muy puesta en lo que estás haciendo. Es mucha presión cada semana y si tuviese una academia me gustaría dedicarle tiempo y estar ahí. Lo que tengo claro es que mi vida va a estar ligada al deporte siempre. Hay que ver las opciones que aparecen en el futuro.
A los 33 años, ¿por qué ha abandonado Madrid para irse a vivir a Doha?
Por las posibilidades de cara al futuro. Teniendo en cuenta mi edad, tengo buenas oportunidades en Doha. Tienen una escuela que se llama Smash Tennis Academy, también con sede en París. Están invirtiendo mucho en deporte. Tengo muy buena relación con varias personas poderosas de Doha que me han puesto facilidades en el sentido de que cuando me retire del tenis ahí tengo lo que necesito.
La vida es muy tranquila y el clima muy bueno. Por un lado, echo de menos la comida de casa, aunque hay un restaurante muy rico donde puedes comer paella, pulpo y otras muchas cosas. Pero igualmente echo de menos la comida española, a la familia, a mis amigos…
Y otra cosa. En teoría, los paparazzi están prohibidos, así que te dejan tranquilo en ese sentido. Cuando estás en Madrid, muchas veces es un poco agobiante cuando vas con tu novia o tus amigos. En Doha está prohibido. Si ves a alguien que te está haciendo una foto puedes llamar a seguridad y son capaces hasta de echarle del país. Las regulaciones allí son muy serías. Puedes dejar el coche encendido en mitad de la calle, irte una hora y todo sigue igual.
Habla de los paparazzi. Inevitablemente, su vida personal ha estado ligado a ellos por las parejas que ha tenido. ¿Le afecta cuando coge la raqueta?
Somos personas, no somos máquinas ni extraterrestres. Muchas veces la gente piensa que somos máquinas, que no tenemos corazón ni sentimientos. Y es mentira. Cualquier cosa que te haga perder la estabilidad en cualquier ámbito de la vida se refleja en la pista. No hay más, es así de fácil.