Rafael Nadal ya sabe qué lesión forzó su retirada ante Marin Cilic en la quinta manga de los cuartos de final del Abierto de Australia.
El miércoles por la mañana, el número uno del mundo se sometió a una resonancia magnética en un hospital de Melbourne que le puso nombre a sus dolores y fecha a su recuperación: el mallorquín sufre una lesión de grado 1 en el psoas-ilíaco de la pierna derecha, de la que debería estar curado en tres semanas. En consecuencia, y si todo va bien, Nadal mantendría su calendario y jugaría el torneo de Acapulco, que arranca el próximo 26 de febrero, y luego Indian Wells y Miami, los dos primeros Masters 1000 del curso.
Las palabras que el español usó en el cuarto parcial del encuentro contra Cilic para explicarle al fisioterapeuta lo que ocurría (“noto que mi pierna no está en el sitio adecuado”, le dijo la primera vez que fue atendido) fueron una pista inicial de la lesión que luego confirmaron los doctores cuando tuvieron las pruebas en las manos. Por eso, que Nadal notase un bloqueo que le impidiese moverse con normalidad no fue casualidad porque el psoas-íliaco es uno de los músculos más potentes del cuerpo, y el principal flexor del muslo.
En algo más de 12 horas, el mallorquín pasó del miedo a la tranquilidad. Las noticias que Nadal recibió el miércoles en Melbourne le cambiaron ligeramente el gesto, porque el martes cuando se retiró de los cuartos de final y fue a visitar a los doctores del torneo no sabía lo que tenía, y la posibilidad de enfrentarse a una lesión de gravedad le provocó escalofríos después de acabar 2017 padeciendo una carga de estrés en el tendón rotuliano de la rodilla derecha que condicionó su participación en Shanghái, París-Bercy y en la Copa de Maestros de Londres.
El campeón de 16 grandes, que regresará esta noche a Mallorca junto a la gran parte de su equipo, iniciará un proceso de reposo durante los próximos días, combinándolo con fisioterapia antiinflamatoria. A las dos semanas, Nadal empezará con la rehabilitación y readaptación a la pista, reanudando progresivamente sus entrenamientos para ponerse a punto de nuevo.
Si todo va según lo previsto, si no hay contratiempos, los médicos establecen el tiempo normal de recuperación en tres semanas, por lo el mallorquín podrá retomar el calendario de competición que tenía previsto y jugar en Acapulco, Indian Wells y Miami.
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