El regreso del deporte al ritmo de vida normal también es un punto que indica la recuperación de la normalidad para la sociedad. Sin embargo, como cada cosa que vuelve y que intenta evitar ser golpeada por la pandemia, debe hacer su regreso con cuidado, anteponiendo siempre el valor de la vida a intereses económicos o meramente deportivos y profesionales. Por eso, consumar esos retornos con protocolos adecuados es básico y fundamental.
O, al menos, así debería serlo, ya que no siempre sucede así. Un claro ejemplo está siendo el llamado, por generalizar, Open de Australia, que en realidad comienza el próximo 8 de febrero, pero que ya tiene a todos sus tenistas en diferentes ciudades del país confinados y a la espera de celebrar algunos torneos preparatorios como la ATP Cup.
En Australia se pretendía montar una fiesta de la seguridad sanitaria y del tenis, pero lo que se ha producido es una situación caótica que amenaza con llevarse por delante la integridad y la credibilidad del primer gran torneo de la temporada. Lo que parecía que sería una enorme 'burbuja' inexpugnable para todos los jugadores y sus equipos, para poder disputar con seguridad del inicio del curso, ha terminado siendo un aquelarre de contagios, polémicas, cuarentenas improvisadas y mal organizadas y ataques entre tenistas dolidos con la organización y jugadores que claman contra el sistema. La Covid ha subido a la red y amenaza con rematar a un tenis que la organización australiana no está sabiendo defender.
Caos en Australia
Hace ya casi diez días que se produjo la llegada de jugadores a las diferentes instalaciones habilitadas por Tennis Australia para que los tenistas realizaran la pertinente cuarentena tras aterrizar de sus diferentes vuelos. Unos llegaban desde la fase previa disputada en Catar y otros simplemente llegaban procedentes de sus últimos entrenos de pretemporada antes de que comenzase el juego en Australia. Sin embargo, todos concuerdan en las que las cosas se han hecho muy mal.
La organización de los diferentes vuelos ha provocado que en estos momentos esté reinando el caos y el desgobierno en Australia, ya que solo mandan los efectos de la pandemia. El control que se ha tenido con las personas que han volado en esos viajes ha sido prácticamente nulo, lo que ha provocado que se hayan colado casos positivos entre personas sanas, provocando que se descontrolen los contagiados una vez todos habían llegado a tierra firme.
La eficacia de una 'burbuja' pasa por tener a todas las personas sanas dentro de ella, sin que nadie pueda salir y nadie pueda entrar, para seguir manteniendo ese ecosistema de salubridad el mayor tiempo sea posible. Sin embargo, si en el grupo cerrado que se pretende hacer seguro ya hay contagios, lo que único que sucede es que se provoca un brote en lo que pretendía ser un fortín inexpugnable.
Solo así se explica que unos días después de que los tenistas hayan aterrizado en Australia y se hayan confinado en diferentes áreas, más de 70 jugadores y miembros de cuerpos técnicos tengan que estar haciendo cuarentena por haber estado en contacto, en esos famosos vuelos, con personas infectadas. De esta forma, lo que comenzaron siendo unos casos aislados, aumentan casi cada día.
Hasta el momento, los casos de personas relacionadas con el tenis y con los diferentes torneos que se van a disputar van camino de superar la decena, habiendo entre ellos protagonismo español como el de Paula Badosa y su entrenador Javier Martí, los cuales ambos dieron negativo antes de viajar y en su primera prueba PCR en territorio australiano. Sin embargo, estaban presentes en uno de sus vuelos con positivos y se han terminado contagiando.
Lo que más preocupa de esos casos es que ya hay al menos tres contagios confirmados cuyos positivos han sido por la cepa británica, considerada como de mayor riesgo porque sus síntomas son más severos e incluso provocan una mortalidad mayor y atacan a personas más jóvenes y más fuertes físicamente. Esta situación ha provocado que se extienda una corriente pesimista en todo el entorno que engloba al Open de Australia y que se lleguen a hacer afirmaciones como que, si esto se hubiera conocido antes de viajar, muchos habrían decidido no ir, no arriesgarse y no prestarse a ser títeres en manos de una organización tan pésima.
Tenistas encerrados
Al final, la situación que están viviendo muchos tenistas es la de estar teniendo que hacer una cuarentena de lo más restrictiva tras haber pasado tiempo con casos positivos dentro de los aviones, lo que está llevando a muchos a poner su paciencia al límite. Es el caso, por ejemplo, del jugador español Carlos Alcaraz que, con tal solo 17 años, va a disputar por primera vez la fase final del torneo australiano tras haberse clasificado en la fase previa de Catar.
El jugador español se encuentra, como tantos otros, sin poder salir de su habitación ni siquiera para poder entrenar, algo que se les había prometido desde la organización de Tennis Australia. Pero claro, no contaban con que tendrían que estar haciendo cuarentena con confinamiento total debido a esos famosos casos positivos.
Esta situación ha provocado que muchos tengan que estar entre 10 y 14 días sin poder entrenar en una pista o en un gimnasio, sin jugar al tenis, sin sentir el tacto de la raqueta ni el golpeo de la pelota justo antes de ponerse a competir por torneos tan importantes como un Grand Slam o como una ATP Cup. Por eso, se están viendo imágenes que rozan el ridículo con jugadores haciendo ejercicios en su habitación, levantando peso con sus propias bolsas de la ropa o peloteando contra un colchón para tener algo que les devuelva la pelota y golpear con fuerza sin romper la pared. Un auténtico caos.
Al menos, eso es lo que están haciendo aquellos que tienen la mínima libertad de poder entrenar sin tener síntomas y sin haber dado aún positivo. Otros, aquellos que han tenido la mala fortuna de contagiarse por la mala organización, han tenido que ser alojados en un hospital medicalizado que se encuentra en condiciones deplorables producto de la mala organización.
Ese hotel que se ha habilitado para los contagiados en la ciudad de Melbourne cuenta con habitaciones muy pequeñas, sin posibilidad de ventilación y con muchas deficiencias como escasez de comida y poca limpieza, ya que no se permite que nadie entre para poder adecentar las habitaciones ni que los jugadores, o personas del entorno tenístico, puedan adquirir productos de limpieza. Ahora sí quieren extremar los contactos a cambio de tener a personas casi hacinadas en ratoneras que cada vez reúnen menos condiciones habitabilidad.
Disfrutando de privilegios
La situación es realmente dramática para algunos profesionales. Ya no solo por tener que hacer una cuarentena total y no poder entrenar, o por haber dado positivo y tener que estar malviviendo en hoteles de baja calidad, si no porque además, existe un diferente trato entre unos tenistas y otros que llama la atención. No es igual tener que pasar este periodo en ciudades como Melbourne a tener que hacerlo en, Adelaida, lo que ha provocado que muchos alcen la voz.
La realidad es que en Adelaida se ha creado una pequeña 'burbuja' especial para los mejores tenistas del ránking femenino y masculino, además de la inclusión de Serena Williams en ese paquete de siete tenistas que incluye nombres como los de Novak Djokovic, Rafa Nadal, Dominic Thiem, Naomi Osaka o Simona Halep. Ellos, sean partidarios o no de lo que les ha tocado, están viviendo una realidad paralela a la de sus rivales desde el mismo momento en el que despegaron en Barcelona rumbo a Adelaida y con parada en Doha.
Ya en su estancia en su hotel de Adelaida, disponen de un gimnasio que pueden utilizar las 24 horas del día y en sus respectivas habitaciones tienen amplios balcones a los que pueden salir y donde ya se ha visto a algunos como Nadal o Djokovic disfrutar del sol, conceder entrevistas e incluso saludar a los fans que han querido hacer acto de presencia como si de mariachis o tunos se trataran. Sin duda, un ambiente más distendido y relajado y, al final, más seguro.
Además, ellos han podido acompañarse de un equipo tan numeroso como hayan querido y todos ellos tienen permitido salir de sus habitaciones durante cinco horas al día, momento que muchos aprovechan para entrenar con calma y tranquilidad y así llegar lo más preparados posibles a los torneos que disputarán en las próximas fechas. Hasta el propio máximo dirigente de Tennis Australia, Craig Tiley, que en un primer momento negó la evidencia, terminó reconociendo que, efectivamente, los grandes estaban disfrutando de un trato de cierto favor: "Yo entiendo el negocio de que si eres uno de los mejores y campeón de 'Grand Slam' siempre tendrás un mejor trato".
El motivo, o la excusa, que cada uno lo llame como quiera, de que estos jugadores hayan viajado hasta Adelaida y hayan tenido unas condiciones totalmente diferentes es porque tendrán realizar una exhibición en la ciudad el próximo 29 de enero. Allí jugarán antes de desplazarse hasta Melbourne donde comenzarán una gira de torneos entre los que se encuentra la ATP Cup.
Críticas y polémicas
Esta situación de una organización pésima, cuarentenas y confinamientos casi carcelarios sin una información previa a los tenistas y a los miembros del staff, y diferencia de trato con algunos tenistas está provocando que se genera un caldo de cultivo muy incómodo alrededor de la disputa del primer Grand Slam de la temporada, el cual ya viene cargado de polémica y de críticas.
Algunos como Guido Pella han apuntado directamente contra estos tenistas que se encuentran en Adelaida realizando una cuarentena más benévola que la que tienen que realizar los que se encuentran en Melbourne. Además, ha sido allí, en Melbourne, donde muchos han apuntado contra la organización del torneo asegurando que lo ideal hubiera sido no viajar teniendo en cuenta cómo se ha desarrollado todo.
Por otro lado, se encuentra Novak Djokovic, que primero intentó hacer peticiones a la organización del torneo para que le fueran concedidos una serie de privilegios adicionales y después mostró su malestar mediante una carta a las críticas recibidas, afirmando que quizás solo debería sentarse a disfrutar de sus privilegios en lugar de intentar ayudar a sus compañeros de Melbourne. Sea como sea, 'Nole' no ha dejado de estar en el ojo del huracán.
Una de las polémicas que más ha rodeado a Djokovic fue una crítica realizada por Kyrgios, tenista australiano que como tal no tiene que hacer la cuarentena al ya estar allí, cuando el serbio fue pillado en los medios de transporte de la organización sin mascarilla. Sin duda, una imagen que fue bastante contraria a ese perfil de buen samaritano que quería mostrar Djokovic. Algo parecido le ha sucedido a la número 1 del ránking WTA, Ashleigh Barty, pillada en un supermercado comprando sin la mascarilla obligatoria.
A todo esto se une también que algunos de esos torneos preparatorios ya han tenido que retrasar sus fechas para evitar que los jugadores que tienen que realizar las cuarentenas más largas puedan llegar con un mínimo de rodaje al primer grande del año. Estas son solo algunas de las polémicas que ha dejado el Abierto de Australia, y todo lo que este año le rodea, antes incluso de que las pelotas empiecen a golpearse y de que los puntos empiecen a subir a los marcadores. Mucho ruido y de momento poco tenis para una organización que está demostrando ser muy deficiente.
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