Nadal recupera la estabilidad y debuta con victoria en Roland Garros
El español vence al australiano Popyrin (6-3, 6-2, 7-6) y abre con seriedad su camino hacia la decimocuarta Copa de los Mosqueteros.
1 junio, 2021 18:46Marc Maury, el speaker de Roland Garros, se quedó sin aire cuando el martes por la tarde le dio la bienvenida a Rafael Nadal a la Philippe Chatrier, recordando como siempre todos los títulos que el español ha ganado en el torneo (2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019 y 2010). El francés, que siguió el partido a pie de pista, comenzó a intuir lo que puede esperarle dentro de un año: Nadal inició el asalto a su decimocuarta Copa de los Mosqueteros venciendo a Alexei Popyrin (6-3, 6-2, 7-6) y reafirmándose como el gran candidato a un trofeo que le convertiría en el jugador con más títulos de Grand Slam de todos los tiempos (21). [Narración y estadísticas]
“He hecho un buen partido”, celebró luego Nadal. “Jugaba contra un rival complicado para una primera ronda. Tiene la capacidad de atacar muchísimo y ha salido dispuesto a golpear todas las bolas”, prosiguió el campeón de 20 grandes. “He tenido suerte de ganar el tercer set- Es cierto que aquí los partidos son largos y cuesta mantener el nivel de acierto con tanto riesgo”.
Antes de que el mallorquín levantase los brazos a la tarde de París para celebrar la victoria, Popyrin tuvo en su mano la posibilidad de llevar el cruce a la cuarta manga (dos puntos de set con 5-3 y saque). Se quedó, sin embargo, en la orilla de esa pequeña gesta: desaprovechó la primera pelota con una doble falta y la segunda mandando un remate al limbo. En consecuencia, Nadal le rompió el servicio y aprovechó el tie-break para cerrarle la puerta en la cara al australiano, campeón júnior del torneo en 2017, un tenista interesante al que le falta una pizca de paciencia para subir al siguiente nivel.
A la una del mediodía, el español se marchó de la pista número tres de Roland Garros tras haber completado un calentamiento brillante. Ni Carlos Moyà, su entrenador, Ni Rafael Maymò, su fisioterapeuta, se sorprendieron de lo que vieron: desde que aterrizó en París el pasado miércoles, Nadal ha emitido señales muy positivas en los entrenamientos, despachando con contundencia a cada contrario con el que compartió pista (Karen Khachanov, Pablo Carreño, Aslan Karatsev y Lorenzo Musetti) y confirmando que ha aprovechado el torneo de Roma (ganó el título) como un trampolín para encontrar la estabilidad que perdió abruptamente al caer en cuartos de Montecarlo contra el ruso Rublev, abriéndose a un período de dudas que le acompañaron casi un mes.
En su estreno en Roland Garros, Nadal compitió con ese nivel medio que recuperó en Roma el día que sobrevivió a al canadiense Shapovalov salvando dos puntos de partido, y que ha allanado considerablemente su puesta a punto para el segundo grande de la temporada. Frente a Popyrin, al que había tumbado en los octavos de final de Madrid, el español aplicó un planteamiento inteligente: lejos de exigirse ninguna locura, Nadal decidió blindar su saque y espero a tener una oportunidad al resto ante un contrario con un servicio fantástico y tiros explosivos, siempre de la mano del riesgo, siempre dispuesto a jugarse un ganador, siempre en el filo del alambre.
Ganar el primer parcial llevó al australiano a atravesar un bache de confianza en el segundo que le costó muy caro porque Nadal le pasó por encima (4-0 de entrada) como una apisonadora. Popyrin, pegador nato, talento irregular, buscó con ahínco el break en el tercer set. Lo consiguió (5-2) y se desató hasta que tembló en un momento que requería sangre fría. Desaprovechar esos dos puntos de set (una doble falta y un remate claro que mandó fuera con 5-3 y saque) fue su manera de decir adiós a una tarde que impulsó a Nadal a la segunda ronda del torneo de sus amores.
Al campeón de 20 grandes le espera Richard Gasquet (6-1, 6-4, 6-2 a Hugo Gaston) el próximo jueves.