Tsitsipas jugará su primera final de Grand Slam en Roland Garros
A los 22 años, el griego tumba a Alexander Zverev en el quinto set (6-3, 6-3, 4-6, 4-6, 6-3) y jugará el domingo por su primer grande.
11 junio, 2021 18:38Para convertirse en el finalista más joven de un Grand Slam en 11 años, Stefanos Tsitsipas tuvo que superar dos partidos a lo largo de una una tarde indescifrable, llena de idas y venidas. El viernes, el griego coronó en línea recta los dos primeros sets de su semifinal de Roland Garros, pero una reacción de Alexander Zverev le obligó a empezar de nuevo cuando el alemán le llevó al quinto set. Tambaleándose sobre el alambre, el triunfo de Tsitsipas (6-3, 6-3, 4-6, 3-6, 6-3 en 3h37m) le confirma como uno de los candidatos más firmes a la Copa de los Mosqueteros. [Narración y estadísticas]
“Solo pienso en mis raíces”, dijo Tsitsipas, aún sobre la pista. “Vengo de un lugar muy pequeño fuera de Atenas. Mi sueño era jugar aquí y nunca hubiera pensado que lo lograría... Había mucha gente animándome en mi país y estoy muy feliz de que Grecia ahora sea parte de la comunidad del tenis”, añadió. “Roland Garros ha sido un torneo histórico y lo he estado viendo desde que era pequeño. Yo crecí con él. Me emociona estar en la final, pero es el primer paso. Aún no he terminado”.
El griego, que había dejado su huella durante toda la gira europea de tierra batida (títulos en Montecarlo y Lyon, final en Barcelona), atacó el cruce ante Zverev con un convencimiento granítico en la victoria, los ojos fijos en el triunfo, concentración inquebrantable. Después de perder sus tres semifinales anteriores en un grande (Abierto de Australia 2019 y 2021, Roland Garros 2020), Tsitsipas se montó en el tren a la final, aunque el alemán le facilitó la mitad del salto.
Tras pasar un mal rato el primer día, obligado a remontar dos sets ante Oscar Otte durante su estreno en el torneo, Zverev consiguió recorrer el camino hasta Tsitsipas sin sobresaltos. Acostumbrado a ir a trompicones en los escenarios grandes, siempre con grilletes mentales, ese paso adelante debería haberle ayudado a plantear el cruce contra el griego con actitud ganadora desde el arranque.
Eso no ocurrió.
Durante los dos primeros parciales, Zverev intentó ganar el partido desde el fondo de la pista. Lo hizo, además, sin plantear nada especial, limitándose a mantenerse en los peloteos, aunque sus tiros no tuviesen mordiente. En consecuencia, el alemán pagó esa falta de determinación, nula capacidad de improvisación, y sus opciones se redujeron demasiado pronto. Tras ceder el primer set después de conceder un break tempranero en su turno de saque inaugural, el número seis enseñó los dientes colocándose 3-0 en el segundo. Tsitsipas respondió como los más grandes: propinándole un 7-0 de parcial (de 0-3 a 6-3, 1-0) para poner pie y medio en la final.
Rondando la hora de partido, el griego solo había conectado dos golpes ganadores (¡solo dos!) y sumaba 15 errores no forzados. Esos números, por supuesto, reflejaron lo que sucedió en el encuentro: Tsitsipas tomó la delantera, pero estuvo lejos de hacerse con el dominio del cruce por méritos propios. Bastó que el alemán encontrase el colmillo retorcido, que diese un paso adelante, para poner en muchos apuros a su rival.
De la nada, Tsitsipas vio cómo la ventaja se esfumaba delante de su cara y se encontró peleando con Zverev a tumba abierta en el quinto set. Ahí, en el límite, levantó los brazos el griego, esta vez sí a lomos de su mejor versión.
“Soy alguien que pelea, no estaba dispuesto a rendirme todavía”, contó luego el griego. “Todavía estaba vivo y era capaz de volver al partido. Estoy orgulloso de mí mismo y espero con ansias el último desafío para poder dar un nuevo paso”, siguió. “Es el momento de demostrar que soy capaz de jugar a este nivel contra los mejores”.