Amélie Mauresmo era una de esas jugadoras que tenía un gusto especial con la raqueta. Una privilegiada tocada por la varita mágica de la clase y de la técnica que consiguió materializar con algunos logros importantes su brillante juego. A lo largo de su carrera consiguió sumar un total de 28 títulos WTA.
Tres de ellos los ganó en el cuadro de dobles mientras que el resto fueron en individuales, donde realmente demostraba toda su calidad y su habilidad. De esos 25 restante, 16 fueron torneos de importancia en el circuito WTA, en el cual peleó sin descanso hasta poder ganar su primer Grand Slam, un logró que consiguió repetir en una ocasión más.
El triunfo del talento
La primera gran aparición de su carrera fue en el año 1999 cuando alcanzó su primera final en un torneo grande. Fue en el Abierto de Australia, donde cayó derrotada ante otra leyenda del deporte de la raqueta como Martina Hingis. No fue hasta el 2005 cuando consiguió su primera victoria en un gran torneo, fue en la Copa de Maestras celebrada en Estados Unidos donde doblegó a su compatriota Mary Pierce.
Antes, en el año 2004, había conseguido tocar su techo en el ránking WTA estrenando su primer número 1 del mundo, puesto al que llegó el 13 de septiembre de dicho año. Después llegaron sus triunfos en el Abierto de Australia y Wimbledon en un 2006 para el recuerdo en el que certificó su condición como mejor tenista del momento.
Ocupó el primer puesto del ránking femenino en diferentes etapas y alcanzó otros logros como la final del Wimbledon en el año 2005 en categoría de dobles, la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y la Copa Federación con Francia en el año 2003. Además, Mauresmo, que obtuvo un gran reconocimiento de los medios de comunicación y de sus rivales por su inmenso talento, consiguió ser la primera jugadora francesa en ganar Wimbledon desde que lo hiciera en 1925 Suzanne Lenglen, leyenda del tenis galo.
Esas victorias le pillaron en la recta final de su progresión, ya que en 2009 decidió colgar la raqueta de manera definitiva después de llevar en el circuito internacional desde el año 1993. Sin embargo, ese no fue el punto final de su vinculación con el tenis de manera profesional.
Directora de Roland Garros
Amélie ya no triunfa en la pista, pero sí lo hace fuera de ella. Se ha convertido en toda una referencia del tenis y del deporte femenino en general con victorias que siguen ayudando a que la mujer tenga una mayor acogida en el tenis mundial y en el aspecto más empresarial del deporte de la raqueta.
Su último éxito ha sido convertida en la primera directora de uno de los torneos más prestigiosos del mundo y el más importante a nivel nacional en Francia, Roland Garros. Con este nombramiento, Mauresmo hace historia, ya que nunca antes una mujer había conseguido llegar hasta esta posición de poder y mando.
Amélie ha firmado un contrato de tres años tal y como apuntó el medio francés L'Équipe y llega para sustituir al también exjugador galo Guy Forget. Este movimiento de la Federación Francesa de Tenis responde a una decisión muy importante para buscar un cambio de rumbo tanto en el torneo como en el propio tenis francés, donde consideraban necesaria una mayor inclusión del sector femenino en instituciones que tradicionalmente han estado regidas por mujeres.
A través de la propia Federación Francesa, Amélie Mauresmo ha celebrado este importante paso hacia delante que lidera ella en primera persona: "Qué orgullo unirse a los equipos del Roland Garros. He aceptado este puesto de directora del torneo mostrando claramente grandes ambiciones. Las defenderé con la exigencia, la libertad y la pasión que siempre me han impulsado". Por su parte, el presidente de la FFT, Gilles Moretton, ha calificado este nombramiento como una nueva visión y como una nueva era de apertura.
Sigue rompiendo barreras
Amélie Mauresmo acaba de hacer historia al convertirse en la primera mujer que se pone al frente de un proyecto de esta envergadura en el tenis francés. Sin embargo, no es su única victoria en esta batalla por aumentar la presencia y la relevancia de las mujeres en este deporte. Desde su retirada, esta exjugadora de 42 años no ha parado de romper barreras.
En el mes de junio del año 2018 se convirtió en la capitana del equipo francés de Copa Davis. De esta forma, alcanzaba así el honor de ser la primera mujer que se ponía al frente de un equipo masculino en un torneo tan importante. Estuvo presente en las competiciones de los años 2019 y 2020, aunque finalmente terminó dejando su posición para embarcarse en otros proyectos.
Mauresmo está habituada a desembolverse como total soltura en un universo de hombres, ya que dejó su puesto como capitana del equipo masculino para convertirse en entrenadora del tenista Lucas Pouille. Una demostración total del importante camino que está llevando a cabo la extenista, que no ha dudado en lanzarse a todas estas aventuras para seguir rompiendo barreras.
Ahora lo hará en uno de los torneos más importantes del circuito a partir del día 1 de enero de 2022, momento en el que termina la vinculación del anterior director, Guy Forget, quien también estaba al frente del Master1000 de Paris-Bercy. Ahora pone fin a sus dos cargos en los que ha estado durante cinco y nueve años respectivamente y después de haber conseguido sacar los dos torneos adelante a pesar de la presencia de la Covid-19. Hay que recordar que Roland Garros fue uno de los pocos torneos que sí se jugó en 2020 en la reanudación de la actividad deportiva a pesar de que otros como Wimbledon decidieron suspender su edición hasta el próximo curso.
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