Problemas para Rafa Nadal a 10 días de Roland Garros. El tenista español cayó en el Masters 1000 de Roma ante Denis Shapovalov. Pero el rendimiento no ha sido el percance, lo es la situación de su pie. El balear acabó con molestias en esa zona de su cuerpo en la que sufrió una lesión a comienzos de año. Aún así, el campeón de 21 Grand Slam asegura que no es una nueva lesión, si no es que "vivo con ella". Aún así, el doctor Ángel Cotorro y el rey de la tierra batida tendrán que evaluar su situación.
"No estoy lesionado, soy un tenista que convive con una lesión. No es nada nuevo, pero lamentablemente, mi día a día es difícil. Me estoy esforzando mucho, pero hay momentos en los que es complicado aceptar esta situación, es frustrante ver que durante días no puedo entrenar con continuidad. Hoy empecé a sentir un gran dolor a mediados del segundo set y era absolutamente imposible jugar para mí. No quiero quitarle mérito a Denis, se ha merecido ganar y ha hecho méritos para ello", remarcó Nadal.
Ante lo sucedido en el partido, no hubo ningún movimiento que provocó que haya recaído: "Es un dolor permanente, a veces más y a veces menos, pero lo de hoy fue una locura. Por mucha experiencia que tenga, es difícil gestionar lo que siento ahora. Cuando no soy capaz de moverme bien todo es muy difícil. Lo peor es que siento que vuelvo a tener buen nivel de juego, he sentido cosas muy positivas en el entrenamiento y la competición. No sé qué hacer ahora mismo, no sé si descansar o entrenar".
Hay una cuestión que deja clara: "Ir a Roland Garros sigue siendo mi objetivo". Eso sí, todo pasa por "no tener dolor para poder entrenar". "Ahora mismo me es imposible jugar, pero quizá en unos días las cosas estén mejor. En París voy a tener a mi médico junto a mí y eso puede ayudarme", explica Rafael. Nadal es optimista y confía en poder llegar a la cita que comienza en 10 días. El balear sueña con estar en la tierra de la Philippe Chatrier.
Duele mucho ver a un campeón tan grande como Rafa Nadal sufrir tanto en una pista de tenis. Sobre todo si no es por la oposición de un rival, sino por ese maldito problema en el pie izquierdo (síndrome de Müller-Weiss) que le persigue desde el inicio de su carrera. Una lesión crónica intratable para un deportista, porque la operación que la arreglaría le impediría jugar. Este jueves, en la Centrale del Foro Itálico, con una cojera ostensible, Nadal tuvo que entregarle el partido a Shapovalov.
Pocas veces se le ha visto tan expresivo al español por una dolencia durante un partido. No le fue posible en esta ocasión poner su legendaria cara de póker para ocultarle sus problemas al rival. Mediada la tercera manga, Rafa tuvo que apoyarse en un toallero, roto. Pero continuó jugando por esa vergüenza torera que tiene, la que le dice que no abandone. Sólo lo ha hecho nueve veces en 20 años y otras seis no se presentó para jugar. Apenas 15 encuentros de los 2.313 que ha jugado desde que debutó.
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