El Cultural

Sigmar Polke

Los estratos de la pintura

20 febrero, 2000 01:00

Fantasma, 1982. Técnica mixta sobre tela, 150 * 180

Sigmar Polke. Die Alten. Fundación Joan Miró. Parque de Montjuïc, s/n. Barcelona. Hasta el 1 de mayo

Sigmar Polke (1941) es juntamente con G. Richter, uno de los artistas más significativos de la escena alemana. Su obra versátil y ecléctica es de difícil calificación, pero sintoniza con lo que se ha denominado cultura postmoderna: ruptura con la idea de pureza, ironía, la cita historicista, la recuperación de la subjetividad y manualidad. Así, Polke hace convivir lo popular con lo culto, lo figurativo con lo abstracto; cualquier medio y estilo es legítimo, desde la pintura, la fotografía o el vídeo, desde los lenguajes experimentales o los tradicionales. En fin, Polke es, ante todo, un manipulador de imágenes.

Esta exposición es un homenaje a la pintura o, si se quiere, una reflexión sobre las imágenes. En una conversación, Gloria Moure, comisaria de la muestra, comentaba que para Polke la pintura era una suerte de palimpsesto medieval, esto es, un pergamino que conserva las huellas de escritura anterior borrada para escribir de nuevo en él. Así, la pintura no es solo lo visible al ojo, sino también lo que permanece oculto bajo su superficie y sin embargo está implícito en la misma: la pintura como una superposición de capas y capas, una encima de otra como una cebolla. Pero no se trata simplemente de una condición material de estratos de pigmentos, sino especialmente de capas de sentido, o de memoria, que, aunque invisibles, configuran el contenido de la imagen. Bajo la superficie de las imágenes existe una dimensión misteriosa que les infunde vida, es el mundo secreto de la pintura. Un mundo no visible, pero que sin duda alguna el espectador atento captará intuitivamente.

La presente exposición posee un punto de partida, el cuadro de Francisco de Goya, Las viejas también conocido como El tiempo (1812). Esta pieza representa a dos ancianas decrépitas mirándose a un espejo cuyo reverso irónicamente dice: "¿Qué tal?" y al fondo, amenazante, una figura que los especialistas han identificado con Saturno, el Tiempo, devorador de sus hijos. Pues bien, Polke, inquieto y fascinado por esta obra, intuyendo algo más, mandó realizar una radiografía que desveló otra pintura soterrada: un Cristo resucitado y una Virgen. La superposición de Saturno -la muerte- con la divinidad católica y/o la Resurrección podría dar lugar a muchas interpretaciones. Interesa destacar por el momento que los motivos de las dos capas de pintura se interrelacionan.
No es la primera vez que con la voluntad de desvelar el secreto de la fascinación de las imágenes se recurre a la radiografía; de existir una clave tendría que estar oculta en la misma imagen. Salvador Dalí elabora una tesis sobre otra pintura, El ángelus (1858-59) de Jean-François Millet, una obra cautivadora que, según Dalí, expresa un sentimiento trágico. Ya sé que el discurso del pintor catalán es mucho más complejo, pero según su hipótesis, lo que explicaría la angustia "inexplicable" del cuadro de Millet sería un objeto ausente, un ataúd originalmente previsto pero "escamoteado" bajo una capa de pintura. En este caso la radiografía no resuelve el misterio, más bien lo confirma. En el punto exacto señalado por Dalí -donde tendría que estar el ataúd- la radiografía muestra una masa oscura, una mancha que a pesar de no poder identificarse con el ataúd expresa la idea de algo subterráneo y oscuro, un secreto que a la vez es o puede ser la clave de la pintura.

Muy a grandes rasgos la idea de la pintura como capas de pintura implica en el caso de Polke un método de investigación o reflexión. Un ejemplo, aunque sea una faceta mucho más amplia, se expresa didácticamente en estrategias próximas al pop art, ampliaciones, tramas, fotocopias, etcétera con los que Polke manipula la imagen de Goya. Como en el caso de la radiografía, se pretende saber cómo es por dentro la imagen, captar aquellos aspectos que pasan desapercibidos a primera vista. Por lo demás, Goya pone en marcha un mecanismo de asociaciones y un repertorio temático -el tema de Saturno, el "coloso", el fantasma (como alusión a lo que habita tras la pintura), etcétera- que Polke trabaja obsesivamente y que complementan la pintura de Goya. Pero además la idea de la pintura como estratos también representa una práctica, una manera de hacer la pintura; cuando Polke realiza sus propias piezas también opera por capas de elementos muy diferentes que superpone una tras otra, de ahí que su obra se haya calificado de mezcla, de síntesis, de fragmento, de nomadismo. El círculo de la pintura se cierra. La diferencia es que Polke hace evidente el proceso, Goya y Millet lo ocultan.