El Cultural

Fernando Arrabal

"La improvisación es como el músculo del pene, no hay manera de gobernarlo"

5 abril, 2000 02:00

Irreverente, alucinado, locoide y genial, Fernando Arrabal acaba de publicar su última novela, Levitación (Seix Barral), al tiempo que presenta en una exposición en Madrid su obra pictórica, junto a las de su hermano Julio y de su padre. Otra manera de aproximarse a un dramaturgo para quien el amor es siempre "hijo de la frustración"

Pregunta: El personaje principal de Levitación denuncia que nunca hubo tanta inmoralidad, ni tantos desalmados, ni tanta impiedad. ¿Usted lo cree también?
Respuesta: Levitación es una novela, es decir, una aventura. Y no un panfleto. Narra la existencia de un puritano acosado "por la satánica pornografía".
P: ¿Cuál es su moral?
R: La del protagonista virgen es invasora. La de la propia novela es el conocimiento de la existencia. Es una interrogación.
P: ¿Es un relato alucinado?
R: El héroe de Levitación es un fanático de la castidad total rodeado, según él, de infamia. Más que alucinado se siente impotente en un laberinto sin fin de "abyecciones" y pecados.
P: ¿El siglo XXI será espiritual o no será?
R: En mi caso personal (tan diferente al del protagonista) sólo existo en mi espíritu. El espacio y el tiempo son indeterminados. ¿Cómo puedo juzgar el tiempo de amar? ¿O el que se pasa en la cárcel? Aunque en prisión sentí a veces amor.
P: ¿Puede definir al personaje de Levitación?
R: Para mí es enigmático. Es un castísimo varón en el infierno de la felación, la sodomía. Se cree que está viviviendo el último día de Gomorra. Mientras, la joven tentadora que provoca este espanto se imagina vivir en el mundo más paradisíaco y moderno.
P: ¿Levitación es una improvisación?
R: Me gustó (y me hizo sufrir) escribir esta novela. Como pronunciar conferencias: nunca sé qué va a ocurrir. "¿Qué va a hacer este fanático de la pureza -me pregunto yo- al verse participar contra su voluntad "en la más diabólica de las orgías?" Novelar es una actividad antisolemne. La improvisación es como el músculo del pene, no hay manera de gobernarlo.
P: ¿Aprueba las arengas de su personaje contra la bisexualidad?
R: El novelista es como el lector: Cada novela tiene tantas interpretaciones como lectores... incluidas las diversas etapas del autor. Jodorowski un día se preguntó: "¿Por qué no soy homosexual?" Pidió a un amigo actor que lo sodomizara. Y lo pasó muy mal. Esto sería impensable para el devotísimo héroe de Levitación. Y el novelista (yo) se pregunta: ¿Qué sucederia a este religioso virgen si se viera obligado a gozar ("de la forma más rastrera")? ¿Y si le gustara?
P: Muchos se preguntan por qué no ha vuelto a España.
R: Tras las crisis racisto-patrióticas que hay en el mundo entero, pienso que mi elección de vivir fuera sólo puede molestar a patrioteros y chovinistas. España es un país renovador. Es lógico que un "español" inicie esta evolución. No soy un tiesto. En vez de raíces tengo piernas. Y es bueno que la gente no tenga por qué inscribirse en un equipo, en un clan. Lo único que me asemeja al puritano "asediado por pornógrafos" de Levitación es mi interrogación sobre la inteligencia artificial... que él mismo practicaba como informático de elite.
P: Tiene una colección de pinturas con usted como tema. ¿Una aspiración de inmortalidad... divina digna del héroe de Levitación?
R: Encargué estos cuadros en un momento en que me veía como un monstruo. Y me pintaba para ver lo horroroso que creía ser.
P: Se puede ver su nacimiento.
R: Es un cuadro sobre el que medito mucho, Este nacimiento ¿luego inspiró a La vaca que ríe?
P: ¿Y las vacas locas?
R: En el cuadro, de mi boca sale un ser desnudo que soy yo, y de su boca sale otro... hasta el infinito. Significa que en el principio es el Verbo. Esto, de una forma fervorosa y absorbente, lo tiene muy presente el héroe de Levitación.
P: ¿El personaje es Dios?
R: También usted lo es. Y yo mismo. Todos somos Dios, si es que Dios existe.
P: ¿Usted no cree como su personaje?
P: Yo hago lo posible para que Dios... exista. Hago gestos simbólicamente amorosos. En los aviones o en los coches procuro que el cinturón de seguridad me enlace. Tengo la impresión de que es Dios el que me abraza con maravillosas manos femeninas. Imagino un Dios de amor.
P: ¿Quisiera creer como el castísimo de Levitación?
R: Vivo en la nostalgia de lo que me falta.
P: ¿Vivió la prisión como el héroe de Levitación la orgía?
P: Vi a mi padre. Fue un momento muy doloroso, pero muy rico desde el punto de vista espiritual. No creo que se den cuenta los verdugos de ese añadido que hay en la privación de la libertad.
P: Habla siempre de cuestiones universales y el héroe de Levitación se refiere siempre a la trascendencia.
R: Mundialización y nacionalización... cohabitan. Se tiene la impresión de ver en las teles de París, Moscú o Lima a la misma presentadora de La rueda de la fortuna que en Barcelona. Sin embargo, las preguntas son las del lugar (en todas partes, pueblerinas). Por ello vivir fuera no está mal. Además el turismo ¿no ha asesinado al errante y al vagabundo?
P: ¿Qué quiere decir el personaje de Levitación cuando habla de amor?
R: Me parece que no sabe que el amor es hijo de la frustración, de no ser el otro. Amar hace levitaR: amar una partida de ajedrez, a una partícula de polvo, a una cucaracha, una nube que pasa...
P: ¿Se ama a sí mismo?
P: Pienso que se puede desconfiar del que no es vanidoso. Lo único que me une a mi personaje es que a mí también me gustaría ser santo.