Image: Eulàlia Valldosera

Image: Eulàlia Valldosera

El Cultural

Eulàlia Valldosera

7 febrero, 2001 01:00

Maleta, 1994. Fotografía, 146 x 160

Fundación Antoni Tàpies. Aragón, 255. Barcelona. Hasta el 25 de marzo

Eulàlia Valldosera, una de las artistas más significativas en el ámbito de las instalaciones, ha elaborado un lenguaje propio basado en las proyecciones de luz y de sombra, un trabajo que tiene algo de teatral y de sombras chinescas. La luz, tal como la utiliza Valldosera, es un material "milagroso" que transforma las cosas, y cuanto más simples sean los procedimientos, más espectacular es el resultado. La artista se vale de instrumentos elementales y nunca los oculta. La no ocultación contribuye a este efecto milagroso de la iluminación, a que, por ejemplo, un simple envase plástico se transforme, por la proyección de su sombra, en una representación simbólica.
¿Pero qué significa este lenguaje de proyecciones y sombras? El mundo de Valldosera es un mundo visto a través de espejos. El espejo posee una significación muy rica; es, entre otras coas, el espacio en que uno proyecta sus necesidades y anhelos. Pero el espejo tal como lo utiliza Eulàlia Valldosera, introduce una suerte de disonancia o distorsión. Al proyectar las imágenes, las fragmenta, las rompe, las descompone. Pérdida de un ideal de unidad y equilibrio que es paralela a otro aspecto muy importante en su obra: la disolución; en algunas fotografías de la misma artista como modelo, se diría que su cuerpo desaparece, como si se deshiciera y se confundiera con el fondo y los objetos. En este punto concreto en que la imagen se fragmenta y el cuerpo se disuelve se expresa la relación contradictoria con el propio deseo.
¿Y las sombras? La sombra complementa la idea del deseo como el reverso de la misma moneda. Entre otras muchas interpretaciones posibles, la sombra se identifica con lo enigmático, lo desconocido, lo negativo, el doble.... Lo que Valldosera plantea es un encuentro entre el deseo y algo muy oscuro. Significativamente, una de las primeras visiones de la exposición es un conjunto titulado Envases: el culto a la madre. Se trata de la proyección de unas sombras a escala monumental que representan -como indica el título- la presencia omnipotente de la madre. Un detalle importante: Valldosera transforma la sombra de un simple envase de plástico, en la figura de la madre como si descubriese una vida subterránea o algo siniestro en lo cotidiano. En realidad revela una presencia que planea y habita el deseo que es a la vez su negación y su condición. Y éste, el deseo como laberinto de espejos y sombras, es el discurso de Eulàlia Valldosera.