Image: Covadonga O´Shea

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El Cultural

Covadonga O´Shea

“Se necesita una gimnasia del alma para estar en forma”

14 marzo, 2001 01:00

Dice Covadonga O’Shea que sus libros tienen éxito porque dan claves sencillas para ser felices y encontrar el rumbo. Por eso, su último libro se titula La brújula de la vida (Temas de Hoy) y en él ofrece rutas ciertas para jóvenes que no se conformen "con la mediocridad, el materialismo y la pérdida de los valores."

Pregunta: ¿Por qué resulta tan fácil perder hoy día el norte?
Respuesta: Pienso que la raíz está en un concepto equivocado de lo que es el hombre, de su condición espiritual y moral. Además todo se relativiza y como consecuencia se crea una confusión muy peligrosa que impide a mucha gente descubrir la única verdad capaz de orientar la vida hacia ese "norte" que trasciende lo inmediato y lleva al puerto seguro.
P: ¿Con qué mapas vitales se orientarán los jóvenes del siglo XXI?
R: ¿Me dejas repetir las rutas que planteo en el libro? Para empezar todos esos jóvenes sueñan con ser felices y lo lograrán a base de una educación sólida, de empeñarse por conseguir la madurez propia de su edad, de utilizar su inteligencia para mejorar el mundo, y de evitar perder el sentido de la trascendencia.
P: ¿Cuáles son las principales corrupciones del progreso?
R: La injusticia entre un mundo que se muere de bienestar y las situaciones extremas de miseria; una competencia feroz, sin límites que hace desgraciados a muchos seres humanos; el egoísmo, la violencia, la droga. Como música de fondo -mejor, como ruido que ensordece y destruye lo más genuino del hombre- el materialismo y la pérdida de valores.
P: Recuerda en su libro una frase de Disraeli, "la vida es muy corta para hacerla pequeña". ¿Podemos hacerla grande?
R: Por supuesto. El secreto está en querer hacer algo grande de las mil menudencias que tenemos entre manos cada día: en la vida familiar, en el trabajo, en las relaciones humanas. Se trata de emplearnos a tope, cada minuto de la vida por hacer lo que tenemos que hacer, y hacerlo a conciencia.
P: Otra cita: "cuando hay un porqué se supera cualquier cómo" ¿Siempre?
R: Pienso que es algo que no falla. Cuando se tiene claro lo que nos hemos propuesto en la vida, las circunstancias, por difíciles y duras que sean, se superan. Por eso es vital tener claros los objetivos.
P: Según José Antonio Marina, nuestra medida "es la desmesura". ¿A pesar de la mediocridad?
R: Sin duda. Un riesgo de la llamada sociedad del bienestar, que nos lleva a pactar con la mediocridad, es la muerte de los ideales y de las ilusiones. La consecuencia la vemos: el "qué más da", el pasotismo, y otras posturas más peligrosas.
P: ¿Cree que el ritmo actual permite engrandecer nuestra vida?
R: Esas coordenadas de la prisa, del estrés, de la locura colectiva con las que nos movemos, pueden entorpecer el objetivo de hacer de la vida una aventura que valga la pena. Si de verdad nos proponemos hacer algo serio, el empeño por conseguirlo asumirá cualquier riesgo y superará las dificultades.
P: ¿Por qué tanta gente necesita libros como el suyo?
R: Porque procuro dar unas claves sencillas, que arrancan del sentido común, de mi propia experiencia y de la de otra mucha gente estupenda que he tenido la suerte de conocer. Pienso que eso conecta con lo que todos buscamos: ser felices.
P: ¿Es la cultura la respuesta? ¿Qué cultura?
R: En gran medida sí. Una cultura que dé una respuesta intelectual, y moral a las grandes cuestiones de todas las épocas sobre quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos.
P: Al hablar de la juventud, se hace referencia al bakalao, las drogas, y se olvida a esos dos millones de jóvenes que escucharon al Papa en agosto: ¿acaso no interesan?
R: Hay personas o grupos empeñados en manipular la realidad. Pero es imposible cerrar los ojos a lo que ocurre en el mundo con Juan Pablo II. Es la gran autoridad de nuestro tiempo, quien más y mejor mueve a la juventud. No les da un cristianismo a la carta, sino un continuo golpe de timón para que tengan claro el norte de su vida.
P: En Japón hay actores que se alquilan como sucedáneos de familias: ¿en qué nos hemos equivocado?
R: Para mí hay dos palabras clave de esa situación. Egoísmo y materialismo.
P: ¿Qué es preciso para renunciar, por ejemplo, a un magnífico sueldo y un trabajo que nos hace sentir desdichados?
R: Tener el sentido común y el coraje para decidirse. Con el dinero al que se renuncia se compra una calidad de vida y una forma de disfrutarla sin "morirse en el empeño y siempre al borde del ataque de nervios". Esto tiene un valor muy superior a un puñado de dólares.
P: ¿Es muy difícil tratar seriamente las cosas pequeñas y serenamente las serias?
R: Tampoco tanto. Son hábitos que se adquieren con una disciplina y con fuerza de voluntad. Diría que se necesita una gimnasia del alma para estar en forma.
P: ¿Se puede educar la inteligencia y la libertad?
R: No sólo se puede sino que es muy necesario empeñarse en cultivar la inteligencia y hacer un buen uso de la libertad. Lo contrario termina en una inmadurez peligrosa y ridícula y en un libertinaje muy negativo.
P: ¿Cómo se pasa de la mística ojalatera (ojalá no hubiera....) a la del capolavoro (buscar la excelencia)?
R: Siendo realista. Y buscamos la excelencia haciendo lo que queremos y queriendo lo que hacemos. No me importa insistir en lo importante que es no pactar con la mediocridad.
P: ¿No le da miedo hablar de valores, de moral, de fe?
R: En absoluto. Cada día hay más nostalgia de esos valores, y el ser humano tiene necesidad de una respuesta a los grandes interrogantes de su vida. No puede vivir sin amor y el amor bien entendido le lleva a la trascendencia. No es una utopía. Mis libros se venden.