Image: Irne Gracia

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El Cultural

Irne Gracia

“Falta paciencia y serenidad y sobran ganas de epatar”

25 abril, 2001 02:00

Hace años, Irene Gracia (Madrid, 1959) descubrió unas líneas sobre un fenómeno de feria del siglo pasado que tenía en su nuca un rostro de mujer. Ése fue el origen de su última novela, Mordake (Debate), un relato sobre la ambigöedad, el bien y el mal, las relaciones y diferencias entre hombres y mujeres, el deseo y la muerte. Fascinante.

Pregunta: Mordake tiene dos caras ¿es un monstruo?
Respuesta: Mordake es un ser con una anomalía, pero, paradójicamente, su monstruosidad o su anormalidad es más hermosa que nuestra presunta normalidad. Y su imperfección es más completa que nuestra presunta perfección.
P: ¿Lo que marca la normalidad o anormalidad es la mirada del otro?
R: Antes de descubrirnos en los espejos, somos conscientes de nosotros mismos por la mirada del otro. Tal vez Mordake era el andrógino buscado por los alquimistas, pero la mirada mediocre y cobarde de los demás no le dejó ser.
P: ¿Y la de uno mismo?
R: Somos lo que creemos que somos. Si este Adán y Eva reencarnados en un mismo cuerpo se hubiera atrevido a asumir su destino, tal vez hubiera sido el primer eslabón de una cadena de seres más evolucionados.
P: ¿Se puede aprender a mirar?
R: Con valentía y lucidez, para atrevernos a mirar lo que no se ve. Mordake es Edward pero también es Edwarda. Mordake es el que vemos, y también el que no vemos.
P: ¿Por qué le resulta tan fascinante el lado oscuro?
R: Porque es el lado que permanece oculto. "Infame" también significa no-famosa. Iluminar, revelar, esclarecer lo secreto (es decir, lo infame) es la misión del arte.
P: ¿Se ha cruzado alguna vez con el "angel de los deseos incumplidos"? ¿Qué tal le fue?
R: Los griegos decían que "cuando los dioses quieren castigarnos cumplen nuestros deseos". En ese sentido, los dioses me han castigado poco... Y no sé si ha sido por mi buena o mi mala suerte.
P: Edwardina nace 3 veces, a la nada, a sí misma y al mundo ¿cuál es la más asombrosa y cuál la más feliz?
R: Cuando Edwardina nació a sí misma vivió la época más importante de su vida. Dejó la cueva de la inconsciencia, pudo acceder al árbol del conocimiento y tuvo libertad para morder el fruto prohibido.
P: ¿Se renace impunemente?
R: Para renacer antes se ha de morir. ¿Existe peor castigo que la muerte? Para morir se ha de haber vivido. ¿Se puede salir absolutamente impune de cualquier vida?
P: ¿A qué se refiere cuando menciona las decepciones del "milagro del lenguaje"?
R: Edwardina se refiere a esas conversaciones en las que no decir nada parece el único fin del habla. Se queja de la energía que se pierde en la repetición de esos lugares comunes, tan frecuentados por la falsa literatura.
P: ¿La ceguera más irremediable es la mental?
R: Es la más peligrosa porque atentamos contra los otros, y contra nosotros mismos, sin darnos cuenta.
P: ¿Cuál es su cura?
R: Conciencia y lucidez.
P: Eso que llamamos bondad ¿"es la ausencia de ambición, la negación del amor propio"?
R: Edwardina se refiere a la falsa bondad. La verdadera bondad es lo contrario, el instinto de superación como individuo y como especie. Ese anhelo por trascender.
P: ¿En qué se diferencian sus espejos de los de Borges?
R: En que reflejan formas diferentes. Admiro profundamente a Borges, deseo que nuestras diferencias estén más en la forma que en el fondo.
P: ¿Y su personaje del vizconde Demediado de Calvino?
R: El maravilloso vizconde Demediado es una criatura literaria. Mordake es un caso supuestamente verdadero del que apenas encontré unas pocas líneas en un libro de curiosidades médicas del siglo XIX. He querido crear un personaje mítico, pero basándome en algunas claves de su supuesta vida, para que su personalidad resulte especialmente perturbadora.
P: Edward define a su hermana como "mi demonio de la guarda" ¿él es su ángel?
R: Edward es el ángel custodio de su diabólica melliza. Ambos forman la cara y la cruz de la moneda humana. Y se cuestionan planteamientos atemporales y universales sobre el bien y el mal, el amor y el odio, la vida y la muerte, lo público y lo secreto, lo noble y lo innoble...
P: ¿Cuál de las dos mitades es la más inocente y cuál más perversa?
R: Se palpa una tensa y continua lucha entre las corrientes opuestas y las pulsiones extremas, pero las razones de ambos son igual de válidas. Me interesaba plasmar la complejidad de lo angélico y lo diabólico.
P: ¿Realmente Edwardina impide a su hermano "ser el hombre ético que aspiraba a ser"? ¿Por qué?
R: Porque el sentido ético de los dos hermanos es diferente. Mordake tiene doble vida porque no solo tiene dos caras y dos voces, también tiene dos conciencias y dos formas de asumir la vida.
P: Alcanzan una solución que lo transforma todo: ¿se puede pactar con la realidad?
R: Me pregunto si la locura no es una incapacidad para pactar con la realidad.
P: ¿Cuánto hay de usted en la historia, en la que vuelve a escribir de hermanos, venganzas, deseos y fantasmas?
R: Escribimos lo que somos, lo que deseamos ser, y lo que más tememos haber sido o temeríamos llegar a ser.
P: Usted estudió música. Su protagonista canta y compone, y su hermano hace suyas sus obras. ¿Qué pieza, qué compositor podría acompañar su lectura?
R: Imagino a un tenor y a una soprano, luchando por estar en escena. He querido que esta narración sea el concierto de dos voces que se niegan y se afirman, un dúo cadencioso de preguntas y respuestas que sólo pretender iluminar la cara oscura de la conciencia.
P: ¿A qué se refiere cuando dice que la literatura es asexuada?
R: La literatura, como Mordake, es andrógina, tiene todos los sexos y todos los nombres. Pertenece a todos los espacios y a todos los tiempos. La verdadera patria de un escritor lúcido debe ser la literatura.
P: ¿Qué está preparando ahora?
R: Una ficción que tengo intención de ilustrar, como hacía William Blake con sus textos, que es un artista al que admiro desde pequeña.