Luciano G. Egido
A Unamuno le debo el sesgo moral de mis libros
29 mayo, 2002 02:00Luciano G. Egido, por Gusi Bejer
Luciano G. Egido (1928) ha incluido la palabraSalamanca en el título de tres de sus libros. En La piel del tiempo (Tusquets) también: esa piel es la de la ciudad del Tormes. Egido nos lleva a la Salamanca de la Edad Media, en la que se soñaba, amaba, olvidaba y perdía como en la de ahora. Difícilmente.
Respuesta:Los conceptos de bueno y malo son relativos. Lo que quería decir Gide es que la literatura debe ser crítica e inconformista, con malas intenciones respecto a los poderes y las ideas establecidas. Mis malas intenciones son la desmitificación del idealismo histórico y de la bobalicona imagen del ser humano.
P:Eligió a Gracián y Unamuno para sendos ensayos. ¿Qué hay de ellos en su escritura?
R:Del primero quizá me haya quedado una desconfianza pesimista sobre la condición humana y del segundo, el sesgo moral de mis libros.
P:¿Por qué la Edad Media nos fascina tanto?
R: Por el misterio, la frondo- sidad de sus asuntos imaginativos... Los textos de Berceo, que borra la frontera entre lo cotidiano y lo prodigioso, son una fuente inagotable de gozo.
P:¿En qué se parece lo que fue la Edad Media a la imagen mitificada que tenemos hoy de ella?
R:Lo que fuera, a pesar de las creaciones literarias y las investigaciones históricas, no lo conocemos. Su mitificación actual es una manera de ver aquellos siglos y adornarlos con nuestra necesidad de mitómanos.
P:Otra vez un manuscrito encontrado. ¿Qué tienen los papeles perdidos que son tan literarios?
R:Es un recurso literario, tan válido como otro cualquiera, ennoblecido y sacralizado por el ejemplo del Quijote. Un manuscrito es incitante y a la vez es una coartada.
P:También de nuevo el viaje como metáfora vital. ¿Hay vida sin cambio?
RP: "Mi niñez fue la nieve", dice el protagonista. ¿Y su niñez, qué fue?
R:Mi niñez fue la ciudad de Salamanca y el campo de Hinojosa de Duero. Allí, a veces, había nieve y aquí siempre hacía sol.
P:¿Puede un hombre tener historia sin la de sus antepasados?
R:No. Nacemos de nuestros antepasados y vivimos con ellos o contra ellos.
P:De algún modo, ¿no es la vida de todos reescribir un manuscrito que ya está acabado?
R:En gran parte, sí. Pero no hay que olvidarse del proyecto de libertad, que nos hace seres humanos.
P: "Salamanca dormía, soñaba", escribe. ¿Con qué cree usted que sueña Salamanca?
R:La frase que usted cita está escrita en pasado, que es el tiempo de nuestra memoria, que, como dijo Borges, es la única realidad. Para saber lo que sueña hoy Salamanca, habrá que esperar cien o doscientos años, cuando la memoria se haya asentado.
P:Todo se lía cuando se cumplen los deseos que pide el protagonista. ¿Tenía razón quien avisó de que "cuidado con lo que deseais, podría llegar a cumplirse"?
R:Es una glosa de Goethe, que me ha acompañado siempre: "Ten cuidado con lo que quieres ser, cuando eres joven, porque eso lo llegarás a ser, cuando seas mayor".
P:¿Qué tres deseos pediría Luciano G. Egido?
R:Tengo muchos más que tres. Los más queridos: que mi amor actual dure toda la vida, que mis hijos y mis nietos sean felices y que tenga tiempo de escribir algunos libros más. Hace años que he perdido la esperanza y que nuestra península sea habitable me parece un imposible, tanto como que los recuerdos de mi dura niñez de la guerra civil y de la posguerra cambien de signo.