Image: Zoé Valdés

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El Cultural

Zoé Valdés: "Volveré a La Habana con los zapatos de mi madre y la cadena de mi padre"

21 octubre, 2004 02:00

Zoé Valdés, por Gusi Bejer

Pregunta: Fue finalista del Planeta, ganó el Fernando Lara, ahora el Torrevieja... ¿La vida es premio? Respuesta: Para mí la vida es amor y trabajo. Desde que pintaba paredes y uñas, estudiaba, y escribía de madrugada en Cuba, hasta ahora, en el exilio. P: Sí, pero últimamente todas sus novelas aparecen con faja (de premio): ¿su narrativa está a dieta, o se nutre de premios? R: Entre Te di la vida entera (finalista del Planeta en 1996) y Lobas de mar (ganadora del Fernando Lara en el 2003) escribí varias novelas. Mi narrativa se nutre de lecturas, vida, y constancia en el trabajo. Nadie se cuestiona por los premios de los deportistas, ahora, cuando se trata del arte y de la literatura, siempre hay sus peros, pero ya no miro detrás... porque necesito seguir escribiendo con amor. P: ¿Qué es La eternidad del instante? R: Una novela sobre el si-lencio, el valor real de las palabras, y sobre la emigración de braceros chinos a Cuba entre 1865 y los años 40, en los siglos XIX y XX. P: Su abuelo, chino, viajó como esclavo a La Habana. ¿Cómo fue esa Ruta de la Seda al revés? R: Mi abuelo chino viajó como bracero, no sé cómo fue su ruta real. Yo la he escrito para saberlo, y la ruta que describo es una ruta llena de aventuras, pasión y reflexión. P: ¿Y qué es lo peor de su propia aventura de exiliada? R: Lo peor fue exiliarme. El exilio es un castigo muy penoso. P: Escribe de China sin conocerla: ¿cree que su hija conocerá, tras leer la novela, mejor a su abuelo? R: Conozco China a través de las lecturas de los clásicos, de su pintura, de su cultura. De lo que me transmitieron mis antepasados. Lezama Lima nunca se movió del sillón de su casa, en el barrio de Colón de La Habana, y sin embargo escribió sobre Florencia, sobre París, como si las conociera, él mismo se llamaba El Peregrino Inmóvil. Detesto la literatura de turismo, me repugnan las historias que parecieran extraídas de guías de turismo. El viaje es un viaje interior, y con la imaginación se puede viajar al infinito. P: Su abuelo no hablaba nada y su padre no podía dejar de hacerlo: ¿usted ha callado demasiado, o demasiado poco? R: Mi pobre padre falleció este año, de un tumor cerebral, y a él, que hablaba tanto, pues la enfermedad lo calló, eso le hizo sufrir mucho, pero murió tranquilo. Suelo ser callada, pero cuando me preguntan explico mis puntos de vista. P: ¿Y qué es lo peor que le ha pasado por no callar? R: Se me han cerrado algunas puertas, pero lo esperaba. P: ¿Cuándo le pesa más el silencio? R: El silencio nunca me pesa, lo encuentro sumamente agradable. Es de sabios escuchar y pensar. P: ¿Qué (de quién) silencio le pesa más? R: Depende a qué llamamos silencio. Me pesa el silencio alrededor de lo que sucede en mi país. O que no haya un repudio masivo en el mundo contra la guerrilla colombiana, contra el terrorismo implantado por Castro y por el Ché. Creo que si vamos a protestar contra la guerra, debemos hacerlo contra todo tipo de guerras. P: La novela también trata de hacer palabras sobre silencios... R: La novela es silencios y el furor creador de las palabras. Cuando hablamos para crear y no para destruir. P: ¿Los juegos de silencios de su novela y la idea del viaje guardan paralelismo con la Cuba de hoy? R: Guardan un paralelismo con el mundo de hoy. P: Acaba de polemizar con Belén Gopegui sobre Cuba. ¿Sirven para algo estas disputas? R: No he disputado. Ella ha dicho sus opiniones sobre mi país, y yo he respondido sin agresividad, reflexivamente, desde la admiración. En España se confunde la disputa con la polémica porque mientras los canales de televisión le dan todo el tiempo del mundo a la chusma para que grite y manotee, a los pensadores les van a dar sólo 59 segundos. De ahí la confusión, no me parece justo. Me parece la vulgarización del pensamiento a unos niveles de sofisticación espantosos. P: ¿Por qué los intelectuales españoles/europeos siguen defendiendo el régimen castrista a pesar de las evidencias? R: Habrá que preguntarles a ellos, o ver en qué casas los ponen a vivir cuando van a Cuba. P: ¿Qué le recetaría a las y los Gopegui para comprender el drama cubano? R: No receto nada, no sirve de nada. El que no ve es porque no quiere ver. P: ¿Qué pasará cuando al fin vuelva a La Habana? R: Me pondré los zapatos de mi madre y la cadena de mi padre. Para que de alguna manera, simbólicamente puedan volver conmigo. P: ¿Puede adelantarnos algo de su siguiente libro, La obsesión de celebridad? R: Es una novela sobre la gritería y la vulgaridad del mundo de hoy. Una novela del ruido, y en medio de eso una mujer que quiere ser famosa, y un hombre culto que la orienta. P: ¿Remedios Varo será la protagonista del siguiente? R: Aún no lo he decidido. Estoy trabajando en ello, igual lo dejo. Pero me parece una gran pintora, una mujer de una entereza y de una belleza exterior e interior. Una mujer con un mundo surrealista apasionante. Y desconocida, o poco conocida en España. España debería hacer una gran retrospectiva a Remedios Varo, mejor pintora que Frida Kahlo.