2006_ediciones_numeradas_01

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El Cultural

Sarmento, una matriuska de pensamientos

30 marzo, 2006 02:00

Nacido en Lisboa en 1948, Julião Sarmento es el artista portugués más conocido internacionalmente. Convencido de que no es un pintor, por más que la pintura juegue un papel vertebral en su trabajo, ha abordado casi todas las demás disciplinas artísticas, escultura, fotografía, cine, vídeo, instalaciones, etc. El 20 de abril expone individualmente en la Galería Joan Prats de Barcelona y en 2007 está anunciado en el Museo Serralves de Oporto.

Julião Sarmento. Ediciones numeradas. 1972/2006

Comisario: Delfim Sardo. Meiac. Museo, 2. Badajoz. Hasta el 28 de mayo

En los treinta y cuatro años que separan la primera serigrafía de Julião Sarmento del portfolio Bataille by Foucault editado por el MEIAC de Badajoz, con motivo de esta exposición, el artista portugués no ha realizado más allá de un centenar de ediciones numeradas y firmadas y buena parte de ellas de un solo original. Sin embargo, en las aproximadamente ciento veinte o ciento veinticinco piezas que componen la muestra puede decirse con absoluta propiedad que aquí está todo Sarmento y que presentado así, resulta más accesible el conjunto de su trabajo y más comprensibles las distintas y diferentes derivas que ha adoptado en estas tres décadas.

De ahí la importancia y la justificación primordial de la decisión del museo de editar el catálogo razonado de estas obras, el primero de los dedicados al artista, fruto de la labor investigadora de María de Jesús Avilla y de la participación activa en las reconstrucciones biográficas de cada pieza de Sarmento. La exposición, comisariada por Delfim Sardo, sigue un obligado hilo cronológico, aunque las agrupa a veces temáticamente y las más, lo que acrecienta su alcance, conceptualmente.

Se inicia con el que podríamos considerar Sarmento previo a Sarmento, cuando era fundamentalmente pintor, ligado a una iconología pop, y que se aventuró en la obra gráfica merced a un compromiso político ante la dictadura salazarista y de contribución cívica y política tras la revolución de los claveles de 1974, y concluye con las fotografías de la serie American Landscapes, de 2004. El conjunto conforma lo que Sardo ha definido como una matriuska, una muñeca rusa de pensamientos, con la que podemos destapar, conectar y sistematizar los preceptos conceptuales que dan sentido a su trabajo, y de ellos uno radical, definido por Doris von Drathen, autora de uno de los textos del catálogo, como su entendimiento de la multiplicidad de la copia como un juego intelectual que desborda la realidad.

El repertorio iconográfico e iconológico del artista, no siempre coincidentes -los animales, las casas, la mujer, las agresiones, la floresta, los libros, los gemelos, etc.- despliegan, incluso en saltos cronológicos larguísimos, los elementos de su discurso y dilatan sus analogías y deudas intelectuales. La consecución coherente de un universo propio se ha hecho mediante la imbricación de otros de los que se nos ofrecen, por así decir, nombres y apellidos: Beuys, Duchamp, Sade, Truffaut, Orson Welles, Joyce, Wiggenstein, o la nómina de autores de Books (2003), portadas de libros, borradas las imágenes, sus títulos en facsímil, que retratan y exhiben el alma de Sarmento, Learning from las Vegas, de Robert Venturi, Livro do Desassossego, de Bernardo Soares, écrits I, de Jacques Lacan o Fragments d'un discours amoureux, de Robert Barthes, por citar sólo cuatro de dieciséis.

Los vínculos internos entre piezas articulan declinaciones inesperadas. Así, por ejemplo, una litografía de 1988 muestra a una mujer cuya melena traza un a modo de camino que enlaza tres casas, habitáculos de la conciencia, hogar o jaula; esas mismas tres casas, unidas por sus respectivos caminos protagonizaran otras litos en años sucesivos. Cinco años después, en 1993, Sarmento reconstruye dos humildes casitas gemelas separadas por un camino asfaltado del Alentejo portugués, a mitad de su tamaño original, y las sitúa en el interior de una nave, junto a una fotografía de las réplicas (podría mencionar, además, el nutrido grupo de dibujos con ese mismo motivo realizados ese mismo año). Diez años más tarde fotografía aquellas dos casas que le sirvieron de inspiración y conforma un grupo testimonial al que añade una leyenda explicativa, en la carpeta Beja. Por último, en 2004, en los American Ladscapes, la memoria de las casas y la lectura de Venturi propicia la aparición en sus tomas de mínimos detalles arquitectónicos de las casas norteamericanas del extrarradio urbano.

Igualmente significativos resultan los lazos que cabe establecer entre la secuencia de las ediciones y su obra original, ya sea esta pintura, cine, fotografía o vídeo. En el caso de la primera, sirvan de ejemplo las muy conocidas Pinturas blancas de los años noventa, las estampas no son mero remedo de los cuadros ni tampoco boceto o ensayo para la consecución de éstos, sino un modo de pensamiento y práctica paralelos en los que, en no pocas ocasiones, a la imagen se añade o suman textos o fragmentos de texto que la sitúan en un objetivo distinto a la mirada. Portfolios como Emma se emparejan con la serie A Impôrtancia da Surpresa no Ataque, y la inquietante aparición de la figura de la mujer con tres piernas o The House With the Upstairs in It, cuya hilazón entre los diseños de Wittgenstein y las cartas de Joyce a Nora encuentra su reflejo posterior en la relación que Sarmento establece en la lectura que Foucault hace de Bataille, a la vez que remiten a fotografías encontradas al azar o tomadas por el propio artista.