Image: Antonio Mingote

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El Cultural

Antonio Mingote

“El humor es lo contrario al resentimiento, lo cursi, lo ruin”

6 julio, 2006 02:00

Antonio Mingote, por Gusi Bejer

Si, como dijo el poeta, la imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser y el humor, de lo que son, Antonio Mingote (Sitges, 1919) lleva medio siglo consolándonos del hambre, la guerra, la soledad, la política, retratando cada día la realidad con esa mirada tan suya, ingenua y desolada. La que ha derramado en Señoras y señoritas y Ricos y pobres (Ediciones B), los 2 primeros tomos de la antología de sus obras completas. Umbral le describió como el Picasso de los periódicos. Pasen y lean, y vean por qué.

Pregunta: ¿Con cuál de sus personajes se identifica más?
R: No me identifico con ninguno en especial. Pero si tengo que manifestar alguna simpatía, diré que prefiero a los vagabundos, absolutamente irreales o literarios, o vete a saber, pero que son el símbolo de la libertad, una palabra que me pone (lenguaje al día).
P: Una de sus obras más célebres es Hombre solo. ¿Por qué, a pesar de todos los medios de comunicación, intenet, etc, nunca nos hemos sentimos tan solos?
R: La soledad es un tema recurrente (otra vez el lenguaje ese), el gran tema literario y el problema, el PROBLEMA, o sea. Puede que estemos cada vez más solos porque cada vez nos conocemos menos, disfrutamos o padecemos rara vez de nuestra propia grande o pequeña parcela de sentimientos, proyectos... Vivimos hacia fuera, esperando lo que pasa por la calle y por la calle pasa menos que por nosotros mismos.
P: ¿Por qué se le ocurrió encargarle a "Fulanita de tal" el prólogo del primer libro?
R: Cuando hice el boceto de la portada puse Fulanita de Tal porque no sabía quién podría hacer el prólogo. Luego resultó que Fulanita de Tal existía y es monísima, por cierto, cosa que siempre se agradece.
P: ¿Cómo nace su pasión por los ordenadores?
R: El ordenador es un monstruo benéfico que nos ha cambiado la vida, hay que suponer que para mejor, como suele suceder, salvo las excepciones habituales, pero ahora no hablamos de política.
P: ¿Cómo ha conservado, a lo largo de más de cincuenta años, esa mirada inocente, casi de niño, que le caracteriza?
R: Celebro que encuentres mi mirada inocente. Ahora la miraré con más desenvoltura y atención.
P: Mejor volvamos a los libros... ¿Cuáles son los cambios que el lector apreciará en cada volumen?
R: Supongo que descubrirá que ha cambiado mi manera de dibujar, espero que a mejor, aunque tampoco estoy seguro. Excepto en eso, no creo haber cambiado gran cosa, yo mismo ya empiezo a aburrirme de no cambiar lo suficiente.
P: ¿El humor es una cosa muy seria?
R: El humor, ya lo dijo alguien más listo que yo, no es lo contrario de lo serio sino de lo aburrido, de lo rutinario, de lo malintencionado, del resentimiento, de lo ruin, de lo cursi, vamos, de lo que no nos gusta, para qué la voy a cansar.
P: La vida ¿se puede (o se debe) tomar a broma?
R: Bueno, el humor no consiste en tomar las cosas a broma sino todo lo contrario; el humor escudriña, investiga, razona y decide lo que vale la pena y lo que es una tontería, una cursilería o una maldad. Descubrir cómo son las cosas es lo que las hace tan cómicas.
P: Usted iba para músico... ¿cómo acabó en "La Codorniz"?
R: Acabé (o empecé) en "La Codorniz" porque un compañero de pensión amigo de álvaro de Laiglesia me llevó a la redacción, enseñé unos dibujos y fui admitido. Si álvaro no me hubiera aprobado y animado puede que ahora fuera otra cosa que no acierto a adivinar ni me interesa.
P: ¿Por qué hoy no existe el equivalente a esa revista?
R: Mejor que una revista de humor, que puede ser una pesadez, es que haya humor en todas partes, como sucede ahora. Ya hay caricaturas en casi todos los periódicos. Y es muy raro el escritor de periódicos que no lo haga con humor más o menos habitualmente.
P: ¿Cuál es su método de trabajo?
R: No tengo. Leo u oigo las noticias y elijo (o ella me elige) la que puede dar lugar a una caricatura que puede ser una simple broma, una crítica, un reproche, un simple comentario, un pretexto para un dibujo más o menos humorístico.
P: Hablando de realidades, ¿qué le resulta más penoso de la España de hoy?
R: Lo más penoso, hoy y siempre, es el fanatismo. Fanatismo político, religioso, deportivo, social. Y la cursilería, el afán de aparentar lo que no se es.
P: ¿Por qué ilustrar el Quijote era una cuestión pendiente?
R: Porque es el sueño de cualquier dibujante y desde siempre mi deseo más obstinado. No lo hice antes porque no me sentía capaz. Al fin lo emprendí, pensando que se me acababa el tiempo, y tenía que explicar lo divertido que puede ser leer el más grande libro que se ha escrito en nuestro idioma, animar sobre todo a los jóvenes a que lo leyeran.
P: Comenzó su discurso en la Real Academia con palabras de Groucho Marx, "Yo no puedo entrar en un lugar en donde se admite a individuos como yo"... ¿está la Academia falta o sobrada de humor?
R: En la Academia hay el humor justo y necesario, más del que se supone, por cierto, y sobre todo, de mejor clase del que se espera.
P: ¿Qué le diría una de sus señoritas a Zapatero hoy?
R: Mis señoritas le dirían a Zapatero lo que ya le dicen constantemente, sin la menor esperanza, por cierto, de ser escuchadas. Pero tampoco importa mucho, es de suponer que el presidente ya oye lo que necesita y le gusta oír, por lo que lo felicito cordialmente.