Image: Vicente Molina Foix

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El Cultural

Vicente Molina Foix

“Puedo empapelar a ‘La Fiera Literaria’ cuando quiera”

22 marzo, 2007 01:00

Vicente Molina Foix, por Gusi Bejer

Vicente Molina Foix (Elche, 1949) confiesa que el premio Salambó "tiene la dulzura del reconocimiento por parte de tus colegas", aunque "el Barral me dio un gran estímulo, por lo joven que yo era, y el Herralde, la esperanza de que podría convertirme, tal vez, en un buen escritor". Pero no se engañen, no sólo no es un autor "premiodependiente", sino afirma que muchos lo son "por la miseria y aspereza del medio cultural".

Pregunta: Ha obtenido los premios Herralde, Azorín, García Ramos, Barral y ahora el Salambó. ¿A cuál no volvería a presentarse?
Respuesta: Es imprudente decir "de este premio no comeré".
P: ¿Y cuál le gustaría ganar?
R: El más imposible: el Pulitzer, por ejemplo. El gran Cunqueiro hizo creer a muchos en Galicia que lo había ganado por una novela.
P: ¿Existe entre nuestros escritores una excesiva premiodependencia?
R: Tal vez, pero podría ser debido a la miseria y aspereza del medio cultural en el que nos movemos. En Francia y en Inglaterra hay pocos premios selectos, pero allí la sociedad lectora es más amplia, más culta, menos paleta.
P: El abrecartas recorre el siglo XX a través de cartas cruzadas. ¿Con quién le hubiera gustado mantener esa correspondencia?
R: Con el personaje (totalmente inventado) de la maestra y locutora de radio Setefilla. Mientras escribía la novela me enamoré de ella más que de los demás personajes, reales y ficticios.
P: ¿Qué le escribiría Molina Foix a Lorca, hoy?
R:Una invitación a una velada en mi casa. Seguro que sería tan inolvidable como las que contaban sus contemporáneos.
P: ¿Y a Vicente Aleixandre?
R: Ya le escribí, durante los casi 20 años de nuestra amistad, muchas cartas, perdidas, pues ya él advertía a los amigos que desde la Guerra Civil, en que perdió libros y papeles, no las conservaba. Pero yo sí conservo, como un tesoro, las casi cien que él me mandó.
P: ¿Y a Carmen Laforet?
R: Le mandaría una postal de novios antiguos, como las que en un tiempo coleccioné. Nunca la vi en mi vida, pero la lectura de Nada, sacada de la biblioteca de mi colegio de los Jesuitas de Alicante, me impresionó.
P: De todos los homenajes secretos del libro, ¿cuál era el más necesario y por qué?
R: El del cineasta "maldito" Antonio Maenza. Vila-Matas, que es un personaje (real) de esos capítulos, me decía que la aparición de Maenza en los años 60 fue similar a la de Bolaño en Barcelona décadas después; Vila-Matas opina que la diferencia estaba en el genio, presente en Bolaño y no en Maenza. Yo no veo tan clara la diferencia.
P: ¿Ha logrado eludir las trampas de la memoria?
R: No. En las trampas de la memoria hay que caer, como en las del amor.
P: ¿Cómo juega en la novela con la realidad y la ficción?
R: Con el máximo rigor que permite la imaginación. Es una invención novelística hecha con elementos de la historia, la realidad española y los fantasmas literarios de nuestro siglo XX.
P: ¿Y con lo público y lo privado?
R: Sabiendo que sus límites los marca el buen gusto y la fidelidad a lo verdadero. Estoy tranquilo a ese respecto, pues no me cabe duda de haberlos respetado.
P: ¿No teme haber sido indiscreto al referir los amores de Aleixandre con Acero?
R: No sólo yo, sino otros amigos próximos a Vicente conocían esa feliz y trágica historia fundamental en su vida, contada por él con emoción inolvidable. Aleixandre sabía que un día, muertos él, y su querida hermana, los depositarios de su verdad íntima tenían, no diré el deber, pero sí la libertad de contarla.
P: ¿No fue Aleixandre, por su generosidad con los jóvenes poetas y los exiliados, una excepción en nuestro cainita panorama literario?
R: Absolutamente, pero aun eso es poco. Su figura tenía otras dimensiones: curiosidad, humor, picardía, clarividencia, que, unidas a su generosidad y su valiente compromiso ético, lo hacían un ser excepcional. En mi vida fue una persona clave, y otros escritores más grandes que yo dirían lo mismo.
P: ¿Recuerda alguna vez el verso de Aleixandre, "Vivir, vivir. El sol cruje invisible"?
R: Cada día. En sus cartas, no sólo las mías, Aleixandre lo repetía como un lema vital. Ningún otro expresa mejor la filosofía de la sensualidad y la fugacidad.
P: Acaba de publicar Tintoretto y los pintores. ¿No teme que los especialistas le acusen de advenedizo?
R: No es un libro para especialistas, sino para amantes de la literatura y la pintura, aunque también los expertos lo están apreciando; respondo plenamente de mis fuentes, mis datos y de la traducción de tantos apasionantes escritores apasionados por Tintoretto.
P: ¿Qué tiene que ver "La Fiera Literaria" con la revista "Gracia y Justicia", que se burlaba de Lorca?
R: Llamar revista a ese inmundo libelo que es la Fiera Literaria me parece un exceso de benevolencia. El juez ante el que se vio mi denuncia por amenazas de muerte y coacciones (ya que el editor del susodicho folleto siguió su campaña de agresión fascista tras la bofetada que me dio en el programa de Dragó) le impuso el cese de sus injurias contra mí en esas páginas. Como continúan, me dicen, en cualquier momento podemos reabrir la causa y "empapelarle", aunque me repugnaría ver de nuevo la cara de ese siniestro personajillo ahora amparado editorialmente por los amigos de ETA.