Víctor García León
A los jurados se les soborna con jamón
17 mayo, 2007 02:00Víctor García León, por Gusi Bejer
El Centro de Nuevos Creadores acogerá esta noche el debut teatral de Víctor García León. El director se estrena con La última noche de la peste. La obra, la segunda en solitario de Juan Diego Botto como autor, parte de la novela de Camus para hacer una reflexión sobre la utilidad del arte. García León, hijo del director de cine José Luis García Sánchez y de la cantante Rosa León, nos cuenta los detalles del montaje.
Respuesta: Juan es culto, agradable, buen actor, educado, limpio… Todavía no tengo la menor idea de por qué me aguanta.
P: Cómo es el Botto autor? ¿Le ha dado carta blanca o está encima todo el rato para que no se salga de lo que escribió?
R: Cuando me ofreció la obra estaba muy preocupado por lo que íbamos a hacer. La verdad es que quería dirigirla él, pero no podía y por eso me pasó los trastos a mí. Ahora está como un padre que ha dado un niño para adoptar. Nos da libertad para hacer la obra, pero dentro de un orden.
P: Con La última noche de la peste debuta como director de teatro, ¿no tenía cosas más interesantes que hacer o es que le ha picado el ‘veneno del teatro’?
R: Sospecho que las dos cosas.
P: ¿Y qué es más difícil, dirigir cine o teatro?
R: A mí me está resultando más agradable el teatro, pero no sé si es más fácil… Hay menos gente pidiendo explicaciones y tienes más tiempo para equivocarte. También es verdad que los dos actores, Manuel Solo y Raúl Arévalo son muy buenos y además son encantadores. Si fueran dos miserables estaría pasándolo infinitamente peor.
P: Hasta ahora, ¿le ha dado más pena que gloria el montaje?
R: Yo me lo estoy pasando como un enano. Cuando llegue el estreno
ya le contaré
P: Y al público, ¿qué cree que le parecerá?
R: No tengo la menor idea. En serio.
P: Usted ha dicho que le pasa como a Rafael Azcona, que quiere hacer "comedia pero que le salen dramas", que dos autores hablen sobre la peste y el teatro, ¿no es para echarse a llorar?
R: Azcona dice que su especialidad son las tragedias grotescas, y eso es un poco lo que pasa aquí. Si encierras a dos autores a hablar de literatura, al cabo de poco tiempo se parecen demasiado a dos deficientes discutiendo sobre fútbol. Es posible que el ser humano no dé mucho más de sí.
P: En la obra, Botto se plantea la función del teatro, ¿podría definírmela?
R: Juan se plantea la inutilidad del teatro, de la literatura… hasta qué punto sobramos los que nos dedicamos a esto. Es una pregunta que muchos columnistas estarían encantados de responder, por cierto.
P: También se pregunta para qué sirve el arte político...
R: Supongo que en realidad para poco. Pero algo es algo.
P: En Vete de mí habla de actores, su padre es director de cine y teatro, su madre cantante y en Los últimos días de la peste lo hace de autores teatrales, ¿hay vida más allá de los escenarios?
R: Espero que sí. Mi hermana es abogada, trabaja como una bestia, es seria y formal, se levanta pronto todos los días… Es la oveja negra de la familia.
P: No está mal pensado. Toda la familia de cómicos, menos uno, abogado, para defenderles en caso de que tengan problemas...
R: Está muy bien tener una hermana abogada. Es una gran ayuda, porque somos una familia que se mete en muchos líos. A mis padres les hubiera gustado que fuera psiquiatra.
P: ¿Por qué?
R: Para así ahorrarse el dinero de las consultas.
P: Y ya metido en faena, ¿para cuándo su primera obra como autor teatral?
R: De momento le tengo demasiado respeto al teatro.
P: Los actores de sus dos películas han conseguido premios, y relevantes, ¿qué les hace usted como director para conseguir ese resultado?
R: Creo que a los buenos actores hay que darles personajes bien escritos, y dejarles trabajar. Eso… y sobornar jurados.
P: ¿Cómo lo hace?
R: Con jamón. No aceptan dinero porque luego no lo pueden justificar. Por eso hay que hacerlo con especies. Lo mejor es el embutido, los lomos, el chorizo,...
P: ¿Espera repetir la jugada con el teatro?
R: Es una obra muy pequeña, artesanal. No se puede comparar su repercusión con la del cine.
P: ¿Ha recibido algún consejo paterno para el montaje?
R: Que dirija desde la peor butaca de la sala.
P: Eso es amor de padre...
R: No, es amor al público. Es ponerse en el lugar del espectador al que le toca ver la obra en el peor lugar del teatro. Me quiere como un padre.
P: ¿Le ha dicho que está loco por debutar en el teatro?
R: Creo que empecé a decepcionar a mis padres muy pronto; a estas alturas ya no esperan que vaya a ser sensato.
P: ¿Tendrá problemas familiares si no vota a Miguel Sebastián el día 27?
R: Ya he recibido amenazas.
P: ¿Contundentes y creíbles?
R: Las amenazas de una madre lo son siempre.