Image: Luis Sepúlveda

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El Cultural

Luis Sepúlveda

“Demasiados autores jóvenes abrazan la religión del mercado”

9 octubre, 2008 02:00

Luis Sepúlveda, por Gusi Bejer

Sostiene Sepúlveda que le vinieron a nacer en Ovalle (Chile), en 1949, por casualidad, y quizá por eso su vida ha sido un puro vagar por varios continentes hasta descubrir en Gijón su lugar en el mundo . Desde 1993 también le persigue, gozosamente, la sombra de su novela El viejo que leía novelas de amor, traducida a 32 idiomas. Acaba de publicar un libro de relatos, La lámpara de Aladino (Tusquets) y sí, ahí aparece el viejo...

Pregunta: A estas alturas, ¿qué queda del autor de El viejo que leía novelas de amor?
Respuesta: Queda muchísimo. Tanto el viejo como yo tenemos cuerda para mucho rato.

P: ¿Y del joven guarda personal de Allende?
R: El orgullo de haber estado cerca de aquel gran hombre.

P: ¿Transformó su vida el éxito de El viejo...?
R: No, no, sigo siendo el mismo... Una raya más no cambia al tigre.

P: En uno de los cuentos de La lámpara de Aladino reúne a varios personajes del Viejo... ¿por nostalgia, un guiño a los lectores?
R: De un lado es un guiño a los lectores, y de otro, es el deseo de reencontrarme con unos personajes a los que realmente quiero mucho.

P: ¿Convoca a muchos fantasmas en este libro?
R: Sí, todos tenemos nuestros fantasmas, yo vivo con ellos, pero mantenemos una relación cordial, no me aterran sino que me acompañan.

P: ¿Qué importancia tiene el azar (o su inoportunidad), con estos relatos?
R: Bueno, es un libro que reconoce la existencia del azar y la existencia de la casualidad, pero no vale la pena intentar explicarse cuáles son las leyes del azar y de la casualidad, simplemente existen, y está muy bien que lo hagan de manera misteriosa.

P: ¿Cree en la suerte?
R: La verdad es que no creo demasiado en la suerte como panacea, yo creo en el esfuerzo y en el trabajo.

P: ¿Sabe ya qué hacer con la "jodida costumbre de vivir"?
R: Sí, explotarla a fondo, vivir intensamente.

P: ¿Es el español un buen idioma para sufrir?
R: El español es un idioma para todo, pero esencialmente es un idioma lúdico, es un idioma para ser feliz.

P: Después de vivir en Nicaragua, Mozambique, Angola, Brasil, Hamburgo, ¿qué le llevó a establecerse en Gijón?
R: El enorme cariño de los asturianos y el haber encontrado mi lugar en la tierra. Yo sabía que estaba en algún lugar, y siempre pensé que era Chile, pero me estaba esperando a orillas del Cantábrico.

P: ¿Y qué hicieron sus amigos de Asturias para devolverle "la tierra bajo los pies"?
R: Se encargaron de decirme hasta la insistencia "tú eres de aquí, tú no te mueves de aquí" y eso nunca dejaré de agradecérselo.

P: Si tuviese en su poder una lámpara mágica, ¿qué pediría para usted al genio?
R: Yo le pediría que cambiara muchas conductas, por ejemplo que la gente no dijera tanta necedad ininterrumpidamente, que nadie se asombre de que 180.000 emigrantes cobran paro, porque cotizaron para ello.

P: ¿Y para Latinoamérica?
R: Que soplaran mejores vientos y volvieran a ser las sociedades civiles, los ciudadanos, los que determinaran su futuro y no las malditas reglas del mercado.

P: Para escribir El viejo..., vivió con los indios shuar de Brasil. ¿Hay esperanza para la Amazonia?
R: Sí, pero sólo si se establecen controles exhaustivos respecto a la protección de los pueblos indígenas y la protección ambiental, porque es un territorio que está en manos de ese nuevo dios que es el mercado, víctima de una corrupción enorme. La Amazonia peruana está desapareciendo porque nadie se ocupa en detener el tráfico con las maderas protegidas, y ahora está la incursion de la economía china para convertir parte de la selva en una gran plantación de soja...

P: Volviendo al libro, ¿tiene algo que ver Aladino Garib con su propio abuelo?
R: Muchísimo, porque hay una mezcla ahí entre la vida real de mi abuelo y un veterano que me encontré en esos parajes patagónicos. Ambos tiene además algo en común, saben ser pobres pero dignos.

P: Parece haberse decantado por los relatos... ¿mejor en las distancias cortas?
R: Me gusta escribir de todo, pero me encanta el género del relato, el más difícil, todo un desafío, y la verdad es que soy un gran amante de la concisión.

P: Su padre fue un chef famoso: ¿tiene claro los ingredientes del éxito literario?
R: Sí, claro: trabajo, paciencia y trabajo.

P: ¿Por qué hay tantos autores jóvenes en España y Latinoamérica obsesionados por la fama y el dinero?
R: Porque hay una nueva religión, que es la del mercado, que lo banaliza todo y lo estupidiza todo y demasiados jóvenes que han picado el anzuelo, y creen que el destino de la literatura es la fama, cuando es simplemente el placer de la escritura y de la lectura.

P: ¿Cómo imagina su vida si su abuelo no le hubiese leído en su infancia y a lo largo de varios años el Quijote?
R: Me imagino que hubiera sido una vida muy triste, porque esas lecturas de mi abuelo son las que realmente me abrieron las puertas de la imaginación. Soy incapaz de imaginarme una vida sin ese bellísimo recuerdo, que es algo que me acompañará toda la vida: yo sentado en una sillita de paja y mi abuelo en una un poco más alta, el hermoso libro con las ilustraciones de Doré, y el viejo con esa voz áspera de andaluz y fumador leyendome página tras página los capítulos del Quijote.