Luis Antonio de Villena

A pesar del "vasto (y basto) mundo de penuria cultural y civil que nos ha tocado vivir", Luis Antonio de Villena (Madrid, 1951) acaba de embarcarse en una nueva aventura: presentar una Biblioteca de clásicos para uso de modernos. Diccionario personal sobre griegos y latinos (Gredos) en la que no faltan sus autores más queridos ni alguna que otra invención.

Pregunta: ¿Qué enseñan o pueden enseñar hoy los clásicos a los modernos?
Respuesta: Pueden enseñar cómo se amalgaman a la perfección (y en el caso grecolatino especialmente) tradición y modernidad. Los clásicos de la Antigöedad suenan más modernos que los del siglo XVIII... Entre otras cosas.

P: ¿Están/estamos preparados para escuchar?
R: En teoría estamos preparados, en la práctica menos porque vivimos años de una incultura brutal... Dentro de poco los que nos dedicamos a la cultura tendremos que pedir limosna. Seremos como el general bizantino Belisario. "Dad limosma a Belisario..." Al fin no era dársela a cualquiera.

P: ¿Y los más jóvenes?
R: Los lectores más jóvenes (generalizo, hay excepciones) son tan poco lectores como sus papás. Vivimos un país ignaro -perdón por el cultismo- ¿qué podemos hacer?

P: ¿El problema son los planes de estudio, la competencia de lo audiovisual, la ignorancia general...?
R: Supongo que todo influye, pero la competencia audiovisual es lo de menos. Países más tecnificados (Alemania) tienen muchos más lectores. Temo que los planes de estudio -chatos, baratos- tengan mucha más culpa...

P: ¿Cómo evitarlo?
R: Con mejores y más plurales planes de estudios, sobre todo en la Universidad. Y el que no sirva para estudiar que no estudie. Ser ebanista es también un quehacer nobilísimo.

P: ¿Estamos ante el
fin de una cultura que ya nadie entiende?
R: Todo puede ser. Desde luego la alta cultura es ya incomprensible para la mayoría. "El que ministrar podía la copa a Júpiter, mejor que el garzón de Ida..." (Góngora) Y alguien chilla: ¿Qué dice...?

P: ¿Quién el responsable?
R: Debo insistir. La educación, los malos y bajos planes de estudio. Y algo muy español: despreciar lo que se ignora.

P: Volviendo al libro, ¿cuál es su entrada favorita de esta Biblioteca?
R: Petronio. Leí El Satiri-cón de adolescente y me encantó. Yo creo que el Petronio del que habla Tácito (llamándolo "el arbitro de las elegancias·) es el autor de la novela. Aunque hay quien lo duda...¡Puritanos!

P: ¿Quién o qué se le ha quedado fuera?
R: Se habrán quedado fuera los que me gustan menos. No cabían todos. El libro es ya más largo de lo que me sugirió la editorial. Sólo hay un grande fuera: Aristóteles. Era un genio, pero un poco pesado. Y además lo cito muy a menudo.

P: ¿Qué da el erudito
a esta obra que el académico rechazaría?
R: El erudito se atreve a algunas afirmaciones que el estricto filólogo aún duda. Por ejemplo la antedicha: decir que el Petronio de Tácito y el Petronio de El Satiricón son el mismo. O haberme inventado un autor menor (sólo uno) que hasta ahora nadie ha pillado...

P: ¿Es internet la moderna Biblioteca de Alejandría?
R: Podrá llegar a serlo. Todavía no. Además, las enciclopedias de Internet abundan en errores... No es tan fiable Internet como algunos piensan.

P: ¿Qué Alejandro Magno hubiese querido frecuentar, al hombre o al guerrero?
R: Al hombre sin duda. Al joven diríamos, murió con 30 años después de haberrlo hecho todo. Es un topos verídico: Alejandro debió ser fascinante. Por eso le dediqué un poema en "La prosa del mundo".

P: ¿Qué aventura hubiese compartido con Ulises?
R: La de Circe o la de oír cantar a las sirenas. Son también fascinaciones de un enamorado de la belleza. Algo muy griego.

P: ¿Y qué le hubiese pedido a Anacreonte?
R: Su amor a la vida. O este verso: "Vengo del río, todo lo traigo brillante".

P: ¿Cómo retrataría Aristófanes la escena política española?
R: Entre burlas y palabrotas. Eso era la "comedia antigua", tan moderna, por cierto.

P: ¿Qué es lo peor del "basto mundo de penuria cultural y civil que nos ha tocado vivir"?
R: El vasto mundo de penuria cultural y civil que nos ha tocado vivir. ¿No es bastante, obispos belicosos incluidos?

P: ¿Y lo mejor?
R: Hay muchas cosas buenas, más privadas que públicas. Pero, sí, tenemos no pocos buenos y legión de mediocres, algunos con sitial y mil premios.

P: ¿Quién sería el Epicuro de nuestra cultura actual?
R: Quizá Emilio Lledó. Ha escrito sobre Epicuro y es un hombre sabio y bueno. Omnicomprensivo, piadoso. Es un griego de hoy.

P: ¿El Petronio?
R: Yo, con perdón. Por eso escribí La nave de los muchachos griegos, subtitulada Vita Petronii. Espero no tener que traducir... Lo malo es que no tengo un Nerón que me mime. Aunque luego me mande el suicidio...

P: ¿Homero?
R: Ya que no hay poesía épica, Homero habría de ser un gran y poderoso novelista. ¿García Márquez? no sé...

P: ¿Esquilo?
R: No hay Esquilos, por desgracia. El teatro agoniza. Esquilo es una fuerza lingöística lleno de ruido y furia... ¿Le suena, no?

P: ¿Hipatia?
R: Hipatia pudo haber sido la María Zambrano joven. Se salvó de la muerte en el exilio. Hoy, ¿Camille Paglia. la transgresora norteamericana?

P: ¿Y Sócrates?
R: Bastante de Sócrates tenía García Calvo cuando charlaba en los viejos cafés. Era un hablador espléndido, en aquella época...

P: ¿Con la vida cultural española podría escribirse una comedia o una tragedia griega?
R: Mejor una comedia aristofanesca ya lo he dicho. Lo que no excluye que haya gente notable, que la hay.

P: ¿La vida merece la pena, pese a las sombras?
R: Merece la pena, pese a las sombras y a la injusticia, hasta que llega la decrepitud. Aunque soy más benévolo que Céline cuando decía: "La vejez es lo que sobra de la vida".

P: ¿Y la razón por la que jamás regresaría a la antigöedad grecolatina?
R: Lo peor de la Antigöedad era la esclavitud. Que hubiera esclavos, gente que carecía de cualquier derecho. Pero ¿no los hay aún, con disimulos de correción política? ¿Qué decir de tantos míseros africanos de ahora mismo?