La cosecha de Samhein
José Antonio Cotrina
29 mayo, 2009 02:00
La cosecha de Sanheim abre la trilogía El ciclo de la Luna Roja y con ella Alfaguara reafirma la apuesta por un joven autor que en La casa de la Colina Negra ya mostró su potencial imaginativo y su naturalidad para moverse en la corriente fantástica.
En la noche de Sanheim de la tradición celta -víspera de Todos los Santos- doce jóvenes, chicos y chicas, son atraídos a Rocavarancolia, un reino rebosante de magia de cuyo esplendor no quedan ya más que ruinas sobrecogedoras. Su única esperanza ante la extinción es que al menos uno de los jóvenes sobreviva a las trampas que minan la ciudad antes de que se alce la Luna Roja, algo que nadie ha conseguido hasta ahora. Las reacciones de los chicos frente a este extraño mundo son tan diversas como sus personalidades y se sigue con interés su evolución, a medida que intentan adaptarse, y las relaciones que van estableciéndose, en las que entra en juego la impredecible variable de los sentimientos. Por su parte, los miembros del Consejo Real -quintaesencia de lo fantástico-, no permanecen al margen, como deberían.
La puesta en escena no escatima detalle, es barroca y deslumbrante. Un mundo ideal para los que sienten debilidad por la aventura, la magia y las criaturas del lado oscuro de la imaginación.
En la noche de Sanheim de la tradición celta -víspera de Todos los Santos- doce jóvenes, chicos y chicas, son atraídos a Rocavarancolia, un reino rebosante de magia de cuyo esplendor no quedan ya más que ruinas sobrecogedoras. Su única esperanza ante la extinción es que al menos uno de los jóvenes sobreviva a las trampas que minan la ciudad antes de que se alce la Luna Roja, algo que nadie ha conseguido hasta ahora. Las reacciones de los chicos frente a este extraño mundo son tan diversas como sus personalidades y se sigue con interés su evolución, a medida que intentan adaptarse, y las relaciones que van estableciéndose, en las que entra en juego la impredecible variable de los sentimientos. Por su parte, los miembros del Consejo Real -quintaesencia de lo fantástico-, no permanecen al margen, como deberían.
La puesta en escena no escatima detalle, es barroca y deslumbrante. Un mundo ideal para los que sienten debilidad por la aventura, la magia y las criaturas del lado oscuro de la imaginación.
