El Cultural

La cruzada de Rosales

7 octubre, 2009 02:00
1. Ayer El País publicaba un artículo de Jaime Rosales sobre el desarrollo de Guardans-Sinde a la Ley del Cine. Rosales, buen amigo y mejor pesona, argumentaba que el problema era que los del cine español se habían significado demasiado políticamente y que el papel de oposición política correspondía, esencialmente, a los propios políticos y a los medios de comunicación. Además, defendía al binomio ministerial en su afán por premiar las películas de riesgo artístico y las producciones algo más lujosas (más de dos millones de euros) en perjuicio de las pequeñas. Hoy, Manuel Martín Cuenca, que es un cineasta menos inspirado que Rosales, le enmienda la plana.

Pues bien. En el primer apartado no tienen razón ni el uno no el otro. El problema del cine español no es haberse "significado demasiado" en política ni meterse donde no le llaman porque creo que los artistas tienen el derecho e incluso la obligación de participar de la vida pública. No, el problema ha sido que el cine español se ha comportado de forma sectaria y dogmática en sus puntos de vista políticos. Está muy bien que los del cine sean de izquierdas, pero lo que no pueden ser, y muchas veces actúan como tales, es fanáticos y extremistas: es la falta de moderación su cruz, no el actuar y participar.

Respecto al nuevo criterio que guiará las subvenciones estoy de acuerdo con Rosales. Por una cosa muy sencilla, favorecer que se hagan películas algo más caras pero menos es una necesidad imperiosa del cine español. Además, por favor, estamos hablando de ¡dos millones de euros! Con ese en Estados Unidos pagan el cátering.

2. Polanski sigue entre rejas, y otro que acaba de conocerlas. Roger Avary ha ingresado un año en prisión a raíz del accidente automovolístico en el que, borracho, perdió el control de su coche provocando la muerte de un amigo que iba con él. Su propia mujer resultó severamente herida. Avary, ganador de un Oscar por el guión de Pulp Fiction junto a Tarantino es también el autor de Las leyes de la atracción, la fantástica adaptación de una novela de Bret Easton Ellis. Yo conocí a Avary en un hotel de Madrid y estuvimos más de una hora de charleta. Era un hombre inteligente, con cara de pillo y muy californiano en sus aires entre hippie y fumetas. Avary me pareció un buen tipo y esto me ha dado pena.