José Luis Gómez. Foto: La Abadía

El actor ofrece un recital del Diario de un poeta recién casado en La Abadía de Madrid y en el Corral de Alcalá de Henares

Liz Perales
En 1916, Juan Ramón Jiménez escribió Diario de un poeta recién casado, a raíz del viaje que emprendió en barco hacia Nueva York para casarse con Zenobia Camprubí. Esta obra, alegre y luminosa y que marcó un antes y un después en la poesía juanramoniana, la "sirve" José Luis Gómez, a partir de hoy y durante cuatro únicos días, en el teatro La Abadía de Madrid y en El Corral de Alcalá de Henares los días 9 y 10. El actor compone un recital en el que, con escasos elementos escenográficos, el mar y el cielo son tan protagonistas como en el poemario original.

PREGUNTA.- ¿Es la primera vez que recita Diario de un poeta recién casado?
RESPUESTA.- Hice una primera lectura de este Poemario en la Residencia de Estudiantes y de ahí surgió una imagen, la de un gran ventanal. Porque yo creo que esta lectura solo puede hacerse delante de un ventanal por cuya superficie pasan los cielos, el mar, cielos que se confunden con el mar... y que Juan Ramón evoca constantemente en esta obra. Luego lo he hecho en Huelva, con motivo del Festival Iberoamericano de Cine, y ahora más evolucionado lo presento en Madrid.

P.- ¿Cómo ha sido la génesis del espectáculo?
R.- La Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales me pidió que colaborara en un audiolibro de Juan Ramón y les dije que sí, con la condición de que fuera el Diario de un poeta recién casado. Lo había leído con 16 años y me impactó, pero claro... cuando lo releí no imaginaba tantos años después que se me iban a caer los palos del sombrajo. Porque el libro es, según todos los exégetas, el poemario más importante de la poesía española del siglo XX, es un libro que abre la puerta a todos los poetas posteriores. Juan Ramón es el primero en ofrecer un visión de Nueva York, luego vendría Lorca.

P.- ¿Cómo se ha planteado la lectura o el espectáculo?
R.- Me propuse indagar hasta qué punto el recitado puede ser interpretado de otra manera, porque existe la figura del rapsoda, hoy prácticamente desaparecida. He querido investigar hasta qué punto las imágenes que trasmite el poeta pueden restallar.Y, por otro lado, el libro es la historia de una iniciación, de un viaje, está muy influido por la poesía anglosajona, pues Juan Ramón leyó mucho a Whitman, a Dickinson.

P.- Es un poemario muy pictórico ¿Fue Juan Ramón un poeta pintor?
R.- En ningún caso, Juan Ramón es la esencia del poeta. Es el poeta. Es un hombre para quien la poesía es mística. Se da la mano con San Juan de la Cruz.

P.- Y para usted ¿es su poeta?
R.- Juan Ramón no era un hombre de acción , pero sí un hombre que luchó junto al Gobierno de la República cuando se marchó de España y que la defendió hasta el final. Fue un ejemplo de coherencia absoluta. Aquí, sin embargo, después de la guerra fue bastante maltratado, se reían de su espiritualidad, de su ética. Sufrió un ocultamiento de facto.

P.- Le preguntaba si es el poeta que más le gusta.
R.- A mí me entusiasma. Tiene un poema, el último, precioso, titulado Sencillez:

¡Sencillez, hija fácil/
de la felicidad!/
Sales, lo mismo,/
Por las vidas, que el sol de un días más,/
Por el oriente. Todo/
Lo encuentras bueno, bello y útil,/
Como tú, como el sol/
¡Sencillez pura/
fuente del prado tierno de mi alma,/
olor del jardín grato de mi alma,/
canción del mar tranquilo de mi alma/
luz del día sereno de mi alma."

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