Image: José Cura

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El Cultural

José Cura

"¿Volver al Real? Tenía grandes planes con Antonio del Moral..."

11 enero, 2010 01:00

El tenor José Cura durante un ensayo el pasado mes de diciembre en Viena. Foto: Herbert Pfarrhofer

Estrena hoy en el MET la inusual ópera 'Stiffelio', de Verdi

Marta Caballero
Instalado en "una Nueva York helada", el tenor argentino José Cura (Rosario, 1962) regresa al MET para estrenar Stiffelio, una ópera poco representada hoy que, en sus palabras, "es la única que indaga en medida humana sobre un problema tan pasado como actual, y seguramente eterno, como es el de la crisis de fe y de valores en la sociedad occidental". Aprovechando el estreno, y aún con Madrid como horizonte lejano, le preguntamos, como intérprete, compositor y productor, por la situación que vive la ópera hoy día.

PREGUNTA.- Stiffelio regresa al MET después de 12 años ¿Tiene algo de acontecimiento esta vuelta?
RESPUESTA.- Depende de lo que se considere un acontecimiento. El público (se palpa en la boletería) parece vivir el hecho como el feliz retorno de una ópera que se ve poco en cartelera. A nivel prensa, no siendo una premiere, no se le da mayor resonancia.

P.- Ha declarado su admiración por esta pieza y por su personaje. ¿Qué es lo que más le atrae de ambos?
R.- Stiffelio es una ópera inusual en muchos aspectos. Empezando por la trama, una denuncia de la hipocresía del "haz lo que digo y no lo que hago". Y no hablo de ese lugar común por el cual la sociedad se suele cebar sólo con los representantes de los credos. La mayoría de las óperas tienen un mensaje que se puede aplicar a todos los tiempos, pero Stiffelio es la única que indaga en medida humana y no divina -como tantas obras iconográficas del repertorio- sobre un problema tan pasado como actual, y seguramente eterno, como es el de la crisis de fe y de valores en nuestra sociedad occidental. Musicalmente hablando, el personaje del sacerdote es revolucionario, no sólo porque es uno de los primeros, y escasos, tenores antihéroe del gran repertorio, sino que, además, en su estructura vocal se intuye al Verdi de Otello.

P.- Usted ha cultivado la dirección y la composición, facetas poco habituales en un cantante. ¿Se van superando los prejuicios que las acercan más a músicos o aún no? ¿Con cuál de estos trabajos se siente mas reconfortado hoy en día?
R.- Es verdad que son facetas poco habituales. En mi caso, quizás sea todavía menos habitual ya que mi carrera es de compositor y director. Empecé a cantar profesionalmente en el circuito internacional a los 28 ó 30 años. Ambas disciplinas son complementarias. Idealmente, el director termina dirigiendo con el fraseo y el respiro de un cantante y el cantante cantando con la disciplina musical de un director...

P.- Y también es empresario... ¿Cómo le va a Cuibar Producciones en plena crisis?
R.- Gracias por lo de empresario, palabra muy "manoseada" hoy día... Cuibar Productions es una empresa que nació por la necesidad de estructurar la administración de mi carrera. Ya tiene 10 años de vida y un balance, a pesar de la crisis, siempre positivo aunque los márgenes sean, como sucede a todos hoy, menos amplios que en el pasado. Mis empleados y yo formamos una familia que madura junta desde el inicio y que ha gozado de la buena mar, como soportado la marejada, con la misma buena cara. Es más de lo que puede desear cualquier empresario, visto lo visto. Estamos embarcados en una serie de proyectos hermosos entre los que destacan la publicación de un libro, la edición y posterior lanzamiento al mercado de una grabación de música argentina y otra de música para niños y tres producciones futuras (Samson, Rondine y Cavalleria-Pagliacci), con escenas y regia de un servidor.

P.- ¿Y en la ópera, se siente el terremoto económico?
R.- La ópera ha sufrido cortes enormes en Italia, con temporadas canceladas y un futuro más que incierto. Por primera vez en la historia, el MET ha bajado títulos de cartel por motivos presupuestarios. En España también se lucha por mantener el telón abierto, en muchos casos con la colaboración de los artistas que negociamos con elasticidad cuando se trata de teatros a los cuales nos une un afecto artístico de años.

"La ópera aún espera su revolución"
P.- ¿Qué pide hoy el aficionado de la ópera que no pidiera cuando usted empezó?
R.- Lamentablemente, muchos aficionados aún piden lo mismo, no sólo que en los noventa, sino también que en los ochenta, setenta y más atrás aún. Estoy generalizando, claro, pero distintamente que en el teatro, la ópera todavía tiene que hacer su revolución... Es verdad que el prurito del público está motivado, a veces, por una reacción alérgica a una falsa concepción de modernidad donde los productores confunden la necesaria actualización de las temáticas con la innecesaria ridiculización de las mismas, en muchos casos gastando el dinero público para el desahogo de sus propios fantasmas creativos y hasta sexuales...

P.- El boom de voces latinoamericanas no cesa. Después de usted hay unos cuantos nombres más entre los mejores del mundo ¿A qué lo atribuye?
R.- Es una pregunta compleja y no creo haya una sola explicación, pero quizás la mas evidente es la de la necesidad de salir adelante o morir en el intento. Algo que en Europa era latente durante los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, años en los que hubo, como nunca, una conjunción de cantantes de primera clase de origen europeo. Esa necesidad es la que nos mueve a los suramericanos a dar el paso, a tirarnos a luchar como sea. Por ella nacen, o se rompen la crisma, algunos de los mejores cantantes de la actualidad.

P.- ¿Qué ocurre con el Teatro Real de Madrid? ¿Cuándo le veremos de nuevo aquí?
R.- Teníamos grandes proyectos con Antonio del Moral...

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