José Manuel López López
Las limitaciones son estímulos a la creación
15 enero, 2010 01:00José Manuel López López, por Gusi Bejer
El I Concurso Internacional de Composición del Auditorio Nacional ya tiene finalistas, aunque el nombre del ganador no se sabrá hasta el próximo 23 de enero. El que ya ha ganado es su impulsor y director artístico de la sala. José Manuel López López (Madrid, 1956) lleva ya tres años ‘componiendo' desde los despachos.
Respuesta: Para nada. ése es un tópico que hoy no tiene ningún sentido. No más que llamarse Franz Liszt, que vendría a ser Francisco Arroz.
P: ¿Qué poderes necesita Superlópez para salvar a la música de los cacos?
R: El poder de enseñar, el de erradicar los privilegios, el de discernir entre lo que es basura, negocio y explotación y lo que es arte, belleza y esfuerzo.
P: Dicen que el nuevo polifonismo sólo lo oyen los perros.
R: No tengo la menor idea de lo que oyen los perros. La única perra que tuve era sorda.
R: ¿Qué ha inspirado este I Concurso?
R: Mi voluntad y la de Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA. También el deseo de estimular la creación musical más allá de nuestras fronteras.
P: ¿Qué es lo más raro que les ha llegado?
R: No estoy en el jurado, pero sé que hay una partitura del tamaño de una ventana y otra de sólo dos carillas.
P: ¿Y por qué los jurados fallan en vez de acertar?
R: Mi experiencia a ambos lados del concurso me ha demostrado que, cuando de 300 partituras quedan 15, el fallo no es tan fallido.
P: De las edades del jurado y de los finales, ¿se puede entender una lucha analógico-digital?
R: Hoy no existe tal lucha. Ambos conceptos se han fundido.
P: ¿Con qué le han alegrado la Navidad?
R: Con la grabación de mi Concierto para piano y orquesta que realizaron en Berlín Alberto Rosado y Johannes Kalitzke.
P: Hoy es su cumpleaños. ¿Qué ha pedido?
R: Sentido común. No quiero más.
P: ¿Es lo que falta a veces en las aulas del Ircam francés?
R: Allí se estudian muchas cosas. Pero sobre todo se enseña a estar en 2010 y no en 1020.
P: Como diría Vila-Matas, ¿París no se acaba nunca?
R: No, nunca. París es la experiencia vital más fascinante que le puede suceder a cualquier artista.
P: ¿Qué opina de la generación ni-ni (ni estudia, ni trabaja)?
R: Que necesitan urgentemente amor y normas. En las mismas dosis, ojo.
P: ¿Cómo pudo aguantar tantos años el Auditorio sin director artístico?
R: Eso mismo me pregunto yo todas las mañanas cuando entro por la puerta.
P: ¿Cuál será su próxima propuesta?
R: Quisiera llegar a la ópera de cámara en formato concierto con puestas en escena virtuales ayudadas por la tecnología visual.
P: Madrid, la segunda ciudad más ruidosa de Europa. ¿Se le puede sacar provecho a esto?
R: Desde luego. Ahora están muy de moda los paisajes sonoros.
P: Para Stockhausen el 11-S fue un happening. A los contemporáneos ¿les pierde el concepto?
R: Tanto como a los barrocos o a los clásicos. Escúchese el Arte de la fuga de Bach o la Gran fuga de Beethoven y luego hablamos.
P: ¿Es cierto que hemos cambiado la memoria histórica por la RAM?
R: La memoria histórica ha dejado su huella, y ésta necesita memoria RAM para no olvidarse.
P: ¿Una buena gestión implica dar la nota?
R: Hay que dar todas las notas. Si no, la imagen resultante es nefasta.
P: ¿Que Dudamel empiece a las 11 de la noche es una manera de robar público a las discotecas?
R: Antes, la música era el arte de combinar los sonidos en el tiempo. Ahora, se define como el arte de combinar los horarios de los músicos.
P: Decía Hitchcock que el cine es 400 butacas por llenar. Usted tiene 3.500. ¿Opina lo mismo?
R: Admiro su filmografía, pero me temo que el Auditorio no puede tener vocación empresarial, como no la puede tener el Prado.
P: ¿Cómo se ha vivido en Madrid la catástrofe del Palau catalán?
R: Con mucha indignación y asombro. Nuestra administración de control nos devuelve contratos por errores de cálculo de 0,1 euros. El error del Palau supera ya los 20 millones. Que es el equivalente a 20 años de programación propia del Auditorio.
P: ¿Echa de menos la composición?
R: Siempre digo que gestionar también es componer.
P: Dividir el piano en teclas es como ponerle puertas al desierto. Eso también es suyo.
R: Quería decir que entre las teclas del do y el do sostenido cabe un universo. Pero también es cierto que las limitaciones, de alguna extraña manera, son estímulos a la creación.