Image: Isabel Coixet

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El Cultural

Isabel Coixet

"Hay cosas más imperativas en el país que dar subvenciones al cine"

11 febrero, 2010 01:00

Isabel Coixet

La directora española inaugura hoy en La Casa Encendida su exposición homenaje de a John Berger

Isabel Coixet tardó 12 paradas de metro (londinense) en caer fascinada por John Berger. Había comprado, por cincuenta peniques, Modos de ver, en una librería de segunda mano. Era un ejemplar con anotaciones en islandés, algo que le daba un toque críptico muy atractivo. Las pocas páginas que pudo leer en el trayecto a casa "cambiaron su manera de mirar el mundo". La fascinación derivó en profunda amistad y en colaboración creativa. De esta última el ejemplo más notable es la instalación que hoy presentan juntos en la Casa Encendida, inspirada en la novela del autor británico From A to X. En una atmósfera carcelaria, se escuchan de fondo las voces femeninas de actrices como Penélope Cruz, Monica Bellucci y Tilda Swinton. Leen cartas a su marido, preso por sus ideas.

Pregunta.- ¿Cuál es la idea que hay detrás de la instalación From I to J, la que le sirvió para levantarla a partir del libro de John Berger?
Respuesta.- Él me iba mandando el material a medida que escribía From A to X. Pero hubo un momento en que sufrió una crisis de inspiración. Me dijo que si yo le decía que iba a hacer algo después con el libro, se animaría. Le contesté con un enorme en tinta roja. Y él continuó escribiendo, hasta acabar el libro. Yo siempre me imaginaba como si las cartas las leyeran distintas voces femeninas, en una atmósfera de vallas metálicas, oscuras. Quise evocar la idea de una cárcel, pero sin la fisicidad de las rejas.

P.- ¿Qué le dijo cuando vio la instalación por primera vez?
R.- Él no sabía que había hablado con tantas actrices. Me dijo algo muy bonito: que se había vuelto a enamorar de sus palabras y las oía como si no las hubiera escrito él.

P.- Dice que la lectura de Modos de ver le cambió su mirada en tan sólo 12 paradas de metro...
R.-Sí, de repente pintores que me gustaban de hacía mucho tiempo, como Mantegna, Bacon, Lucian Freud..., tenían unos hilos que los comunicaban y que yo no había visto. Es un ensayo fundamental. Su sustrato teórico es muy vital, muy humano, nada que ver con las entelequias academicistas.

P.- ¿Y ese cambio de mirada cómo influyó en su cine?
R.- Yo le dediqué La vida secreta de las palabras, porque él me animó mucho a rodarla. Yo tenía dudas. Me interesaba mucho la guerra de los Balcanes pero, aunque había estado allí varias veces, no me sentía con el derecho de contar la historia de una superviviente de esta guerra. Él me dijo que mi empatía con el personaje estaba por encima de toda consideración, y me animó a seguir. Lo que más me gusta de él es que su mirada poética no entra en conflicto con la resistencia política. Y que con 85 años todavía piensa en cambiar el mundo.

P.- En el corto (Dear John) que le dedica dice que las imágenes son tan engañosas como las palabras. Un lema un poco pesimista para un cineasta, que se gana la vida combinando ambas...
R.- Es que últimamente estoy muy escéptica. Creo que les damos a las palabras y a las imágenes un valor exacerbado. Hay que fijarse más en algo que está a caballo entre ambas: los sonidos, los estados de ánimo... fragmentos de vida que dicen mucho más que ellas.

P.- Sé que le da pereza hablar de este asunto pero... ¿le gusta cómo ha quedado el sistema de subvenciones en la nueva Ley del Cine?
R.- Tengo que decir que es un tema que se me escapa. Llamé a Álex de la Iglesia y él me dijo que sí, que era muy importante, y de él me fío. Aunque creo que las subvenciones deben darse a las óperas prima. Creo que hay cosas más imperativas en el país. Hay muchas maneras de contar historias con una cámara, sin recurrir necesariamente al aparato de la industria. Y los cineastas deben probar todas las vías. Pero no seré yo quien critique una medida que favorece a la industria del cine.

P.- Una sola nominación (al mejor sonido) a los Goya para Mapa de los sonidos de Tokio. ¿Se siente un poco contrariada?
R.- Tengo buen perder. Pero creo que Mapa de los sonidos de Tokio tiene valores técnicos que van más allá del sonido que podrían haber sido reconocidos. La producción tiene mucho mérito: rodar en Japón y en japonés no es cualquier cosa. La fotografía es extraordinaria. Y Sergi López está de puta madre. Además es una de las pocas películas españolas que ha superado los dos millones de euros de recaudación y se ha vendido en todo el mundo. Pero lo de las lamentaciones es un coñazo.

P.- ¿De entre las nominadas a la mejor película tiene alguna preferencia?
R.- Creo que Celda 211 va a arrasar, y merecidamente. Me gustaría que se hubiera reconocido más a Pagafantas, que es una comedia muy refrescante y divertida. Pero ya sabemos lo que pasa con las comedias... Aunque luego aplaudimos las comedias bienintencionadas norteamericanas.

P.- ¿Tiene esperanza de que Kathryn Bigelow sea la primera mujer en ganar el Oscar a la mejor película con En tierra hostil?
R.- Estoy segura de que se lo va a llevar. Es una película con una intensidad brutal. Me alegraría mucho porque yo la conozco y sé que tuvo que luchar varios años para hacer la película que quería, porque las productoras querían colocarle actores jovencitos y muy conocidos. Además, Días extraños es una de mis películas fetiche.

P.- Lleva entre manos una película histórica. Algo nos podrá contar, ¿no?
R.- Está centrada en una heroína que no quiere serlo, pero las circunstancias históricas le empujan a ello.

P.- ¿Pero es una heroína que aparece en los libros de Historia o nacida en su imaginación?
R.- No, no es inventada, está en los libros de Historia, pero no puedo contar más, porque sólo llevo 70 páginas escritas del guión.