Image: Chucho Valdés

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El Cultural

Chucho Valdés

"Mi primer juguete fue un piano"

8 julio, 2010 02:00

Chucho Valdés

Hoy toca en el Festival de Jazz de San Javier

Chucho Valdés ya tocaba el piano con un gran sentido de la afinación a los tres años. Es una anécdota que cuenta su padre, el maestro Bebo. Ahora tiene casi 70. Ha llovido mucho desde entonces, pero él sigue igual: amarrado al instrumento, percutiendo y acariciando, según el momento, su teclado. Más de 80 discos y 7 grammys le contemplan. El término leyenda, aplicado a un tipo así, empieza a parecer justificado. Estos días se encuentra en España, tras girar por diversos países europeos: Suecia, Francia, Austria... Tiene intención de presentar su nuevo disco, Chucho steps, que sale el mes que viene, y alternar sus temas con los de su repertorio antológico.

Pregunta.- ¿Qué piensa tocar en los conciertos de su gira por España?
Respuesta.- La música del nuevo disco, que saldrá el mes que viene. Se titula Chucho steps y es un regreso a las raíces africanas, pero por caminos distintos a los que ya recorrí con Irakere, con nuevas combinaciones de la polirritmia. Mantengo el quinteto de mi banda, pero he incorporado dos metales nuevos (una trompeta y un saxo) y a en especialista en tambores de lengua Yoruba. En este disco en incluido homenajes explícitos a Coltrane, Marsalis y a Joe Zawinful. También tocaremos piezas de mi repertorio antológico, como Misa negra de Irakere.

P.- ¿Hay algún disco que le haya acompañado toda su vida, que no se canse nunca de escuchar?
R.- Diría dos. El Kind of blue de Miles Davis y el Waltz for Debby de Bill Evans, grabado en vivo en 1961. Estos son mis preferidos.

P.- ¿Y de entre sus ochenta y pico discos se queda con alguno en particular, donde crea que está el Chucho más perfecto?
R.- El de Irakere que grabamos en Montreaux en 1979 y con el gané mi primer Grammy. Otro increíble que grabé también en vivo en el 2000 en el Village Vangurd de Nueva York. Y Bele Bele en La Habana, del 98. Esos son, creo, mis mejores discos.

P.- Ha hecho de la fusión su bandera. Pero de la fusión a la confusión hay una distancia corta. ¿Cuál es el truco para no incurrir en la segunda?
R.- Lo primero y fundamental es tener un dominio real de los elementos que se van a mezclar. Si no existe ese dominio, todo se convierte en una confusión terrible. Hay que experimentar mucho, probar diversas alternativas y elaborar bien la mezcla. Si se hace así, es posible lograr una buena fusión.

P.- ¿Hay algún paralelismo posible entre tocar el piano y acariciar a una mujer?
R.- Sí, sí, hay mucha relación, incluso hay un filin muy similar, que hasta resulta irreal. Tocando el piano puedes llegar a sentir tanta compenetración con el instrumento como con tu pareja.

P.- ¿Cómo lleva Bebo su retiro de los escenarios? ¿Está tranquilo o las yemas de sus dedos le piden marcha?
R.- Acabo de pasar una semana con él en Benalmádena, donde ahora vive. Hemos estado hablando mucho. Yo hago todo lo que puedo para que se suba de nuevo a escena. Pero él ha decidido voluntariamente descansar por un tiempo. Hemos estado también practicando juntos. Él sabe que no puede vivir lejos de los escenarios, así que estoy seguro que terminaré convenciéndole y lo veremos pronto tocando.

P.- ¿Cómo recuerda la gira que hicieron juntos, presentando el álbum Juntos para siempre?
R.- Para mí ha sido una de las más emocionante de toda mi carrera. Los dos hemos tenido que vivir separados durante muchos años y hacer una gira así, tan familiar, con su esposa María, con la mía Lorena y mi hijo Julián, es algo que nunca podré olvidar. Por fin pudimos recuperar tanto tiempo perdido.

P.- ¿Guarda en su memoria el recuerdo de la primera vez que se sentó a un piano?
R.- Es Bebo el que lo recuerda mejor. Yo sólo tenía tres años. Él se olvidó una partitura en casa y tuvo que regresar a por ella. Mientras se acercaba empezó a oír el piano. Según cuenta, sonaba bien afinado. Así que se sorprendió muchísimo cuando me vio a mí tocando. Mi primer recuerdo son las clases del profesor que me puso Bebo, con cuatro o cuatro años y medio, y cómo luego repasaba las lecciones con él. No tenía edad todavía para ir a un liceo, por eso venía el profesor a mi casa. La verdad es que mi primer juguete fue un piano.

P.- ¿Cómo valora la labor de difusión y rescate que Fernando Trueba ha hecho de la jazz latino cubano?
R.- De Fernando Trueba sólo diría dos cosas. La primera es que Calle 54 es una obra maestra de la cinematografía mundial. Y la segunda es que es un genio, sencillamente.

P.- ¿Y cómo ve el panorama del jazz latino en Cuba en la actualidad?
R.- Hay muchos jóvenes con talento en todos los instrumentos, incluido el piano, cada uno creando sus fórmulas y sus caminos. Sobre todo en la percusión, que es donde está el alma de la música cubana. Hay congueros que son realmente fuera de serie. El mundo jamás se detiene y seguro que saldrán nuevos nombres que sustituyan dignamente a la generación mía y la de mi padre.

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